* Pide fiscal extender órdenes de aprehensión contra todos los sublevados
Niega Noboa que su gobierno sea rehén de los militares ecuatorianos
* Indígenas y soldados, poderosos y desvalidos, deben ser medidos con la misma vara, dice la Iglesia
Afp, Ap, Reuters y Dpa, Quito, 25 de enero * El presidente de Ecuador, Gustavo Noboa, quien asumió el sábado tras el derrocamiento de Jamil Mahuad, negó hoy que su gobierno sea "rehén" de la cúpula castrense y reiteró que el grupo de coroneles que apoyó el levantamiento indígena será sancionado.
También el presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, Mario Ruiz, aseguró que la Iglesia católica estará atenta para que tanto indígenas y militares, poderosos y desvalidos, sean medidos con la "misma vara", y aunque no quiso responder qué tipo de castigo deberían recibir los rebeldes civiles y militares reiteró que lo importante es "recuperar la credibilidad de las instituciones" ecuatorianas.
"Los coroneles han hecho un acto de deslealtad para el país", manifestó por su parte Noboa, al insistir en que los oficiales insurrectos tienen que ser sancionados porque "hay que poner disciplina, hay que tener orden en el país, sino entonces cada uno hace lo que le venga en gana".
"Para eso están las leyes militares, para eso están los tribunales militares y ellos son los que deben juzgar", añadió Noboa, quien había sido electo vicepresidente en la fórmula presidencial de Mahuad.
Varios oficiales encabezaron una insurrección militar para respaldar a los miles de indígenas que llegaron hasta Quito y ocuparon el viernes la sede del Parlamento.
Los militares rebeldes y los indígenas integraron entonces una Junta de Salvación Nacional con el coronel Lucio Gutiérrez, el líder indígena Antonio Vargas y el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia Carlos Solórzano.
Pero una negociación entre esta junta y el comando conjunto de las fuerzas armadas dio paso, al filo de la madrugada del sábado, a un triunvirato formado por el general Carlos Mendoza, Vargas y Solórzano, pero Mendoza renunció horas después para abrir así el camino a Noboa hacia la primera magistratura.
Gutiérrez se encuentra detenido en un calabozo militar desde el pasado sábado y el alcalde de Quito, Roque Sevilla, negó un recurso de habeas corpus que un organismo de derechos humanos había pedido para el oficial.
Mientras, otros 200 militares rebeldes esperan una decisión de los altos mandos, y el coronel Guillermo Pacheco, el primero que intervino en la insurrección contra Ma-huad, desistió de su pedido de asilo en el consulado venezolano en Guayaquil, para entregarse a la autoridades castrenses.
Mientras, la ministra fiscal Mariana Yépez pidió extender órdenes de aprehensión contra todos los que participaron en el derrocamiento de Mahuad, sean civiles o militares, pero la Corte Suprema de Justicia no se ha pronunciado hasta el momento.
Ante esta posibilidad, Antonio Vargas dijo que no teme enfrentar a la fiscal, que pretende su prisión preventiva por "atentar contra la seguridad interior del Estado".
"Señor presidente de la corte, no gaste en los papeles, dígame cuándo debo presentarme a la cárcel y en dónde, porque yo no voy a correr, no soy banquero, no soy empresario ni de los que robamos plata del pueblo, y no corremos a Estados Unidos", puntualizó el líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador.
Noboa, por otro lado, afirmó al responder sobre si se podría pensar que su gobierno es rehén del mando militar, que si "algún día viera que estas rejas que están en el Palacio (de gobierno) me hacen rehén, pues sencillamente le digo a Ecuador: 'Oigan, llamen a alguien mejor que yo'".
Pero Noboa defendió la actitud del general Mendoza, "quien tomó una decisión que salvó al país".
El nuevo mandatario sostuvo que le "encantaría" hacer confeccionar un video para regalarlo a los políticos sobre "la noche del viernes, que pudo hacer que este país definitivamente desaparezca, hablando en términos figurativos".
A éstos el presidente los criticó porque dicen que "no vamos a dejar salir a Gustavo Noboa adelante con su programa", pero agregó hablando en tercera persona que si "Noboa se va a su casa con su mujer y sus nietos, a la playa, Ƒel país adónde va?"
Entre tanto, el derrocado Mahuad, cuya lentitud para resolver la grave crisis económica fue lo que germinó el alto descontento social, acusó desde las afueras de la capital a los militares de haber ayudado a que miles de indígenas llegaran a Quito para protestar y así presionar su salida.
Según Mahuad, la cúpula del ejército mantuvo un doble discurso en los últimos días de su gobierno, cuando decía por un lado que la protesta indígena estaba controlada, mientras que por otro lado apoyaba logísticamente a los manifestantes.
Sostuvo que tras la asonada los militares sublevados traicionaron a los indígenas y les dieron una "patada" para dar paso a la ascensión de Noboa.
El ex mandatario, quien insistió en que no renunció a su cargo sino que fue derrocado, descartó que en algún momento hubiera pensado en asumir plenos poderes como lo hiciera el presidente Alberto Fujimori en Perú en 1992, aunque "en algunas ocasiones (los militares) me insinuaron que si yo tomaba esa decisión tenía un respaldo, pero nunca lo hice", pues "si hay un demócrata en el país ese soy yo".
Por lo pronto, el flamante gobierno de Noboa, un político sin partido pero identificado con la centroderecha, busca legitimidad en distintos frentes, por lo que anunció que ya empezó contactos internacio- nales para que todas las naciones amigas reconozcan su mandato, lo que ya han hecho Estados Unidos y otros países de Latinoamérica y Europa.
Heinz Moeller, quien fuera en dos oportunidades presidente del Congreso, fue designado este martes como canciller, mientras que Hugo Armando Unda, un alto oficial de la marina en servicio pasivo, asumió como ministro de Defensa.
Por su lado, el diario estadunidense The New York Times denunció hoy el "peligroso" aumento del poder de los militares en Ecuador, y recordó que con el derrocamiento de Jamil Mahuad "es la segunda vez en menos de tres años que un líder ecuatoriano electo ha sido derrocado", y "en ambas ocasiones, el ejército desempeño un papel decisivo".
Añadió que la estabilidad no retornará al país andino hasta que sus líderes "enfrenten los problemas económicos" y "se combata la corrupción", pero también que "se reduzcan drásticamente los subsidios al sector público".