* Fueron prohibidas las manifestaciones públicas
Esfuerzos de Suiza para evitar el Seattle II en el foro de Davos
* Objeto de escrutinio, los representantes de los medios
Kyra Núñez, corresponsal, Ginebra, 25 de enero * "Nuevos comienzos: hacer la diferencia", tema central de la edición 30va. Del Foro Económico Mundial que reúne en Davos, Suiza, a partir del jueves 27, a no menos del mil 200 empresarios que han pagado 12 mil 500 dólares la asistencia, y a 33 jefes de Estado, con Bill Clinton, de Estados Unidos, estrella de la fiebre del sábado por la noche.
El cambio a un comienzo diferente es inquietante para la sociedad civil, pues a fin de proteger la seguridad del conglomerado al que ha beneficiado la globalización y el neoliberalismo, la neutral Suiza ha pasado a la mano para evitar que Davos se convierta en Seattle II: ninguna manifestación pública ha sido autorizada y el desplazamiento de las fuerzas del orden ponen las estadísticas al igual con los habitantes.
Si bien el Tribunal Superior de la Confederación Helvética dictaminó como ilegal el prohibir las manifestaciones demandadas por ONG de carácter antigloba- lización, y voceros de la opinión pública suiza, como el obispo Cornelius Koch, hablan de las prohibiciones como "una vergüenza más para el país", la protección es obligada también para Ehud Barak, de Israel; Tony Blair, de Reino Unido, y el rey Abdullah, de Jordania, así como a no menos de 300 ministros de Relaciones Exteriores, de Finanzas, de Comercio y a los mil 200 ejecutivos de las más poderosas corporaciones mundiales como Bill Gates, de Microsoft.
Davos es, a juicio de Rubens Ricupero, director general de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, "el foro de los poderosos de la tierra, pues nadie va a venir a decirnos que se trata de un foro para negociar, a través del comercio, la equidad social".
A pesar de sus controversias y de sus adeptos y críticos, año tras año desde hace tres décadas se desarrolla la reunión económica de Davos, como una, ciertamente, de orden puramente privada; suerte de encontrarse en el exclusivo y gélido sitio de esquí alpino para hacer las relaciones públicas o la diplomacia secreta en los corredores y pasillos de la fortaleza al que no tienen acceso sino los miembros y sus invitados, de la organización de Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial, con cotizaciones entre 78 mil a un cuarto de millón de dólares, por corporación, las que tienen, cada año, las de cantar a la hora de programar la Cumbre de Davos e incluso pagan los 6 mil 250 dólares necesarios para el derecho a traer invitados.
Los medios de comunicación son así también objeto de escrutinios, pues ningún periodista entra a la fortaleza de las reuniones de Davos si no tiene la acreditación correspondiente; las corporaciones empresariales son, de esta suerte, las que eligen entre sus medios a los afortunados del año.
Los profesionales, los newcomers (de recién ingreso) y los ingenuos son los que tienen el hígado suficiente para seguir de cerca algunos de los 300 seminarios que este año ofrece la semana de trabajos del Foro Económico de Davos, a fin de que "reuniendo a los líderes más influyentes de los negocios, la política y de la intelectualidad mundial, la Cumbre de Davos marca el tono, la atmósfera y las prioridades del principio del nuevo siglo".
En 1971 la primera versión rubricó "Foro Europeo de Administración", apenas un congreso de unos 400 economistas reunidos en Davos; 17 años más tarde asumiría preminencia como "Foro Económico Mundial", más hoy día es forzadamente le rendez-vous fundamental de la crema y nata de las fuerzas económica y política del planeta. Foro no solamente para las relaciones públicas del comercio mundial sino promotor de climas políticos que permitan la buena marcha de los negocios: en 1987 fue escenario del llamado del ministro alemán Hans Dietrich Genscher, para la cooperación con el número uno de la entonces Unión Soviética, Mijail Gorbachov; en 1988 logró el histórico acercamiento entre Turquía y Grecia, cuando Turgut Ozal y Andreas Papandreou se estrecharon la mano ante los ojos del mundo; en 1992, Nelson Mandela y el presidente sudafricano Frederick de Klerk hacen causa común por su país sin apartheid; y, por citar casos históricos, la entrada triunfal, mano a mano de los jefes de la autoridad palestina Yasser Arafat y el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres, en 1994.
Asimismo, Foro de explicaciones: fue aquí, en 1994, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari dio las primeras disculpas por un hecho lamentable: el estallido rebelde de los indígenas de Chiapas contra las políticas del neoliberalismo, promovidas directamente por el conglomerado financiero del Foro Económico Mundial, el cual para esas fechas lo había ubicado entre los personajes sobresalientes de su elite, el grupo de "Líderes globales del futuro".