La Jornada Semanal, 23 de enero de 2000


Claudia Gómez Haro


Poesía yoruba


Como tantos elementos de las culturas africanas que se han infiltrado en la nuestra y que, por racismo, apenas reconocemos, la poesía también ha ejercido su callado ascendiente. Poética primigenia, en Nigeria Occidental pertenece a unidades tribales y se diluye en la vida cotidiana para resurgir de ella y cantar los perennes estados emocionales del hombre, que cada generación debe volver a descubrir.

Africa, he conservado tu memoria, Africa estás en mí como la astilla en la herida...

Jacques Roumain

El Caribe está en un periodo de revalorización de su acervo cultural. Cualquier información sobre los pueblos que lo conforman, en especial aquellos a los que la actitud prejuiciosa de muchos ha querido negarles facultades creativas, nos ayudará a conocer y comprender mejor sus características. Este hurgar en el pasado y en sus prolongaciones presentes nos servirá para hallar soluciones a muchos conflictos de índole cultural y reafirmarnos en nuestra personalidad como pueblo.

Es innegable el aporte fundamental de los pueblos africanos a la creación de la cultura en América Latina. Ya están lejanos los tiempos en que los criollos, desligados de sus raíces, pretendían hallar sus antecedentes en los aborígenes americanos. Aquellos despistados del siglo que pasó -y sus retoños del presente- se evaden en actitud cobarde, negando la realidad negra de nuestra cultura.

Sin embargo, aparte de algunos estudiosos, pocos conocen los aportes hechos por los diferentes pueblos africanos en América o de los logros de esas culturas en sus tierras de origen. La esclavitud dejó una estela de prejuicios, haciendo que siempre se mirase hacia el Africa como la tierra sin historia ni valores. Y si bien se acepta ya como premisa la africanía de nuestra música, no somos del todo conscientes de la huella que los esclavos han dejado en nuestras costumbres, creencias, comidas, filosofía... y lo que es peor, ignoramos la existencia de importantes manifestaciones artísticas, como los bronces de Ifé y Benin, las tallas Senufo o los marfiles Guaregas. También desconocemos el notabilísimo manantial poético africano.

Esta ignorancia en América -sobre todo en México y el Caribe- resulta absurda, semejante a desconocer la existencia de una Giralda o de una ciudad llamada Madrid. Es una deficiencia cultural que se agrava dado el hecho de que desde hace medio siglo vienen publicándose en Europa y América libros sobre las artes, religión o etnología africana, e incluso a pesar de que todo un movimiento en las artes plásticas occidentales (el expresionismo) fue grandemente influido por las de esos pueblos.

Junto a la literatura oral y tradicionalista, hay todo un movimiento moderno publicado en los idiomas autóctonos o en inglés o francés. Novelas, obras de teatro o poemas que tratan los conflictos del hombre en la civilización actual o en sus choques con las formas de vida antiguas. La poesía es más común que la prosa en la vida africana por haber permanecido siempre limitada a las unidades tribales. Abundan las traducciones de mitos y fábulas a los idiomas europeos; pero respecto a la poesía, y debido al carácter tonal de las lenguas africanas, se temía que perdiera toda su musicalidad y sentido. Tras varios intentos se ha comprobado que la belleza poética y la fuerza de sus imágenes resisten cualquier traducción aunque se pierda la musicalidad originaria. Además, nos aportan datos valiosos sobre el pensamiento de esas culturas.

La poesía yoruba, es la que mayor influencia ha tenido en América, sobre todo en el Caribe y particularmente en Cuba, a través de la Santería. Muchos de sus elementos se integraron definitivamente en el pueblo de Cuba y forman parte esencial del mismo. Las invocaciones a los mismos dioses resuenan en la isla, el tráfago de los babalaos y sus Oddu, las travesuras de Eshu, el respeto temoroso a Eggun. ¡Es reconocerse en las raíces! Los yorubas son alrededor de cinco millones de personas que viven en la Nigeria Occidental, cuya cultura es una de las más desarrolladas de Africa, desde tiempos antiguos. La organización política y social, y las artes y técnicas de este pueblo denotan el grado de civilización alcanzado. Entre los yorubas la poesía cumple una función social de primera importancia e interviene en todas las manifestaciones de su vida. En las ceremonias religiosas y estatales, en las bodas, en los ritos funerarios, siempre están presentes los bardos profesionales que cantan el tipo de poema apropiado.

Mientras en la cultura occidental la poesía ha dejado de desempeñar una función social para convertirse en goce de minorías, entre los yorubas, desde los cantos de alabanza a los dioses hasta los comentarios sarcásticos sobre los sucesos de actualidad, se hacen por este medio, que no está reservado sólo para las ocasiones solemnes o festivas, sino que forma parte de la vida cotidiana. Los vendedores tienen poemas especiales para anunciar sus productos; los cazadores, para cantar mientras marchan por el bosque; los niños, para realizar sus juegos.

No puede hablarse de una métrica en la poesía yoruba. Tampoco existe diferencia entre la acentuación o no de las sílabas sobre las que puede basarse esa métrica. No hay línea de versos regulados, aunque los poemas se dividen en grupos congruentes de variada extensión. Según E. L. Lasebikan, en esta poesía se impone un patrón por la estructura tonal del idioma. El tono es determinante. Existen tres tonos básicos y cierto número de intercalaciones. Una misma palabra puede pronunciarse hasta de cinco formas distintas y poseer cinco significados completamente diferentes. Por lo tanto, las oraciones yorubas habladas muestran una estructura llena de armonía, aunque los valores tonales no toman el lugar de la métrica europea. En sus poemas encontramos metáfora, onomatopeya, aliteración, repetición (nunca rima), y todos los estados emocionales del hombre: humor, éxtasis religioso, ironía, patetismo y amor. Además, esta poesía puede ser recitada o tocada en tambores. Los yorubas poseen tambores capaces de reproducir todos los tonos de su idioma, no a la manera de un método Morse sino repitiendo las ligaduras y niveles tonales exactos del habla, tan importantes que las consonantes y vocales pueden eliminarse, siendo comprensible el sentido de la frase.

Cada tipo de poesía yoruba posee su técnica de recitación propia y es cantada por un grupo de personas. Los oddu de Ifá son recitados exclusivamente por los babalaos o sacerdotes del oráculo. Los iyalá por los cazadores. Los iwis por los enmascarados Egungun. Los oriki por poetas profesionales o sacerdotes del Orisha (dios) particular a quien se adore. La técnica de recitación es más determinante para distinguir un tipo de poemas que el contenido o la estructura específica. Tanto, que la persona que ha sido instruida en un estilo se considera incapacitada de repetir el tono de los otros. Estas sutilezas, unidas a la recreación constante que hacen los yorubas de las palabras de su idioma y el contenido poético o evocador que encuentran en las mismas, dificultan grandemente las traducciones. Se pierde la musicalidad, la poesía por evocación, el humor refinado, y más cuando se trata de una doble versión (yoruba-inglés-español). No obstante, la belleza de imágenes y la vitalidad de la poesía yoruba pueden apreciarse en la lectura del siguiente poema:


ORIKI OSHUN