DOMINGO 23 DE ENERO DE 2000


Entre la credibilidad y los grandes engaños

El
caos
de las
encuestas


Alberto AGUIRRE M. y Alberto NAJAR

Cuando los encuestadores hacen encuestas sobre sus encuestas se encuentran con datos reveladores. Por ejemplo, que 68% de los ciudadanos no ha tenido contacto con sondeos electorales, y entre el resto, conocer alguna no modifica la intención de voto. En México los estudios de opinión ya son más que una moda: para algunos son una suerte de oráculo de la era del marketing; para otros, simples instrumentos al servicio del mejor postor. En un examen a cargo de los mismos pollsters se revela que hay agencias a las que ningún medio "debería publicarles nada", dados sus repetidos y terribles errores. En tanto, de aquí a julio esos estudios estarán entre nosotros todos los día

Nariz Es el colmo de la política actual. En octubre pasado, luego de la incertidumbre desatada por las encuestas difundidas antes de la primaria priísta, en el primer círculo del gobierno federal se ordenó aplicar sondeos para detectar la credibilidad de esos estudios entre los votantes.

En la política mexicana, como nunca, las encuestas están de moda. Han pasado de ser meros instrumentos de investigación cuantitativa para convertirse en utensilios fundamentales en la manufactura de campañas y estrategias de gobierno.

En los últimos meses se han usado prácticamente para todo:

El día de las contiendas, las televisoras se disputan el raiting con los exit polls. Las encuestas han definido en el PRD, desde 1996, a más de la mitad de los candidatos a las gubernaturas. Fueron el factor de cohesión en la planilla que llevó juntos a Amalia García y Jesus Ortega en la rendición del proceso de renovación de directiva en ese partido. El PAN las propuso para definir al candidato de la frustrada coalición opositora. Le dieron vida al raticidio de Arturo Montiel en el estado de México, y sostuvieron las versiones de que Roberto Madrazo ganaría el proceso interno del PRI, aunque más tarde devolvieron la tranquilidad a un muy preocupado Francisco Labastida...

En el mar de encuestas y encuestadores se han instalado ya los estudios parciales, las inconsistencias metodológicas y los intereses particulares.

Quizá por eso, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) ha convocado a talleres ''de seguimiento y análisis'' de lo que sucede en el mercado de las encuestas políticas.

En mayo próximo, la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales (Somee) reunirá a los encuestólogos que hayan empleado esos instrumentos respecto de la elección presidencial, a fin de evaluar los métodos que aplicaron.

Y a finales del año entregará un premio a la agencia cuyo pronóstico se haya acercado más al resultado oficial del 2 de julio.

 

Los modos de matar pulgas

 

Octubre de 1999. Como ha ocurrido desde hace año y medio, en las instalaciones del CIDE los mejores encuestólogos de México se reúnen para evaluar lo que se está haciendo en materia de encuestas políticas.

Esta vez el ambiente es de pesimismo, por el caos que impera en el mercado: las grandes agencias apenas han aparecido en los últimos meses, brotaron muchos sondeos apócrifos y las inexactitudes rayan en excesos.

Ejemplos no faltan:

* El Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Guadalajara ha presentado encuestas previas de las últimas 20 elecciones estatales. Aunque ha acertado a los ganadores, en todos los casos ha sobrepasado los rangos de error tolerables.

* Reforma acertó en su pronóstico en el estado de México, Guerrero y Coahuila. Falló en Nayarit, Baja California Sur y la primaria del PRI.

* Aumentó la tendencia de los medios impresos a publicar encuestas que en realidad son boletines de prensa de partidos y candidatos. Además, fue común la inserción de desplegados pagados.

* El exit poll de Tv Azteca para la elección de gobernador en Guerrero dio un resultado completamente contrario al oficial.

En esa reunión, las mayores críticas fueron para las encuestas de Reforma, Tv Azteca y Alduncin, todas frecuentemente señaladas en el medio académico y en la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI) por utilizar una técnica mixta en la construcción de su muestra (entrevistas telefónica y domiciliaria).

De acuerdo con normas internacionales, como las de la European Society for Opinion And Maketing Research (Esomar), para que un sondeo de esa naturaleza sea válido, debe haber 85% de cobertura telefónica en el país donde practique. Y en México, apenas 60% de los hogares cuenta con el servicio.

Pero lo cierto es que con normas o sin ellas, las encuestas con metodología mixta seguirán en el mercado, sobre todo ante la perspectiva de ganar clientes con el proceso electoral de este año.

''Hay un mercado negro de encuestas'', denuncia Enrique Alduncin, titular del despacho que lleva su apellido. "Mientras haya dinero habrá gente que se preste a hacer encuestas en favor de cualquier candidato".

Y se defiende de las críticas. "No hay métodos ortodoxos, cada quien tiene su modo de matar pulgas. En mis encuestas divido a la población en dos, y aplico una muestra más grande para la parte que tenga más variaciones y una más pequeña para la otra con menos varianza''. En todo caso, añade, las críticas son por "ignorancia detalle plana y mala fe''. ''En el fondo lo que cuenta es la precisión del resultado".

Otro caso que acaparó los reflectores fue el de Vicente Licona, de Indemerc Louis Harris, por sus encuestas atípicas de la elección interna del PRI (dos sondeos que daban como ganador a Roberto Madrazo).

Encuestas inducidas

 

1999 fue un año con mal inició para los encuestadores. El 7 de febrero de 1999, durante las elecciones para gobernador en Guerrero, Tv Azteca difundió a las 18:00 horas el resultado de su exit poll en el que daba al perredista Félix Salgado 11 puntos de ventaja.

El PRI amenazó con demandar a la televisora y las autoridades electorales le hicieron un extrañamiento público. Tv Azteca guardó silencio y canceló el contrato con su encuestador.

En todas las 14 elecciones del año pasado hubieron encuestas. Y el saldo para quienes las hicieron es negativo. En el estado de México, los sondeos aparecieron incluso 15 meses antes de la elección de gobernador.

En ese lapso se publicaron al menos 40 encuestas en los periódicos, la mitad de ellas a cargo de cuatro empresas: Reforma con nueve, de las cuales dos fueron telefónicas; Alduncin hizo cinco para El Universal; el CEO de la Universidad de Guadalajara levantó dos y la Fundación Rosenbleuth se encargó de otras cuatro.

Estas empresas fueron las únicas en entregar su metodología al Instituto Electoral, como establece la ley. Otras, como Sigma, Campo y Comunicometría, no lo hicieron, pero no fueron sancionadas, ni tampoco Reporte Siga y Arcop que publicaron fuera de los plazos legales.

Tv Azteca también difundió encuestas sobre las elecciones mexiquenses. De sus sondeos, el que más se acercó al resultado final fue uno en el que el PRI aventajaba por 16 puntos al PAN, y en su última encuesta ubicó al PRD con sólo 8% de las preferencias.

La ventaja real del PRI sobre el PAN fue menor a siete puntos, y el PRD obtuvo 22% de los votos. Es decir, Tv Azteca se equivocó por 14 puntos.

Además, en los exit polls levantados en la elección mexiquense, la televisora volvió a equivocarse: a las 18:00 horas, con las casillas todavía abiertas, dio 11 puntos de ventaja al PRI. Rectificó el dato hasta las diez de la noche.

A pesar de que estaban al servicio de los partidos, la empresa Arcop y la Fundación Rosenbleuth hicieron públicos algunos de sus estudios.

La elección mexiquense fue ''un laboratorio importantísimo'' en materia de encuestas, señala Enrique Calderón Alzati, director de la Rosenbleuth.

ƑPor la cantidad de empresas que aparecieron?

No -ataja-, sino porque se les usó como ariete para golpear candidaturas.

Explica:

Como en otros estados, el PRI divulgó encuestas favorables a su candidato, que fueron aprovechadas por el PAN para aparentar que la competencia era entre esos dos partidos.

Con esta inducción del blanquiazul, el PRD quedó fuera de la jugada, y en ese hecho las encuestas de Reforma jugaron un papel importante.

-ƑQué hicieron?

-Por ejemplo, hacer encuestas por vía telefónica, y con ese método el PRD tenía que salir necesariamente mal, porque sus simpatizantes están ubicados en zonas donde no hay una gran infraestructura telefónica. El PRD apareció mal en las encuestas y la gente lo creyó.

Nada extraño en tierras mexiquenses, donde ahora se sabe que fue una encuesta la que originó el mítico comercial de las ratas de Carlos Alazraki. O que fue un sondeo que reveló el altísimo grado de credibilidad de la Iglesia católica en la región lo que motivó al presidente Zedillo a inaugurar la catedral de Ecatepec.

Y en Nayarit las encuestas se utilizaron para generar escenarios falsos de intención de voto en favor del PRI, e incluso Reforma y El Universal fallaron sus pronósticos: no sólo equivocaron al ganador de la elección, sino que le otorgaron ventaja de 11 y 12 puntos, respectivamente.

La encuesta más acertada -atinó al triunfador, Antonio Echevarría- fue la que levantó la empresa Consultores en Marketing Político.

 

Cuando los números mienten

 

Fue como de fábula:

El sábado 6 de noviembre el Centro de Investigación de la Opinión Pública pronosticó -en un desplegado de plana entera publicado en Reforma y El Norte- el resultado de la elección primaria del PRI: Roberto Madrazo ganaría en 221 distritos.

ƑCómo lo sabía el CIOP? Claro, gracias a una encuesta que demostraba que el tabasqueño había convencido a 46% de los entrevistados.

La inserción presentaba una vitrina metodológica donde se afirmaba haber entrevistado a 120 mil personas en los 32 estados, con un margen de error de 3.1%.

Ahora se sabe que ésta es la más grande falsificación de una encuesta en la historia de México. Los especialistas consultados calculan que si en efecto se hizo, quien la sufragó gastó en balde 20 millones de pesos.

No fue lo único falso en la elección priísta.

Entre agosto y octubre se publicaron resultados de 33 encuestas sobre el proceso del tricolor, elaboradas por nueve agencias distintas: GEA, Indermerc, Reforma, Technomanagement, CEO, CIOP, Alduncin, Pearson y CPSPyP.

Salvo Alduncin, que trabajó en exclusiva para El Universal y Reforma, ningún otro diario encargó encuestas ex profeso. Hubo otros medios -Crónica, Excélsior y Unomásuno, entre ellos- que presentaron las encuestas como suyas y les dieron amplio despliegue, aunque de manera extremista: en dos ocasiones su nota principal fueron sondeos financiados por amigos de Labastida, pero que se publicaron sin autorización del comité de campaña.

La mayoría de las agencias recopiló su información mediante de entrevistas domiciliarias y escogieron muestras no mayores a mil 500 encuestados. Sólo dos agencias levantaron encuestas mixtas (en vivienda y telefónicas): las de El Universal y Reforma. El colmo estuvo en las encuestas de Technomanagement, que utilizó seis técnicas y mezcló todos los datos en sus reportes.

En las encuestas, Francisco Labastida siempre estuvo arriba en las tendencias; aunque había diferencias en la ventaja que las agencias le otorgaban. Así, mientras CEO y Reforma reportaron un margen de seis puntos, Alduncin reportó 32.

Fue en ese lapso cuando apareció la primera encuesta de Harris, que ubicó a Roberto Madrazo como probable ganador con una ventaja de 14 puntos.

En septiembre los reportes fueron aún más confusos. Reforma presentó una encuesta telefónica en la que Madrazo aventajaba a Labastida con 19 puntos, pero sólo entre simpatizantes priístas. La misma encuesta, a población abierta, ubicaba al sinaloense arriba por nueve puntos y por 21 puntos entre los probables votantes.

Ese mes, Harris difundió otra encuesta, según la cual Madrazo tenía 53% de las preferencias, por 45% de Labastida.

En las dos semanas previas a la interna, aparecieron nueve encuestas y salvo la de Harris -que aún daba a Madrazo arriba, pero que ya no fue pública- en todas apareció Labastida como puntero. Empero, ninguna le daba más de18 puntos de ventaja.

La discordancia entre las encuestas generó un ''grave problema de desorientación entre la opinión pública'', señala Ana Cristina Covarrubias, vicepresidenta de la AMAI.

Y éste empeoró, dice, por la publicación de encuestas espurias -como la de CIOP-, que fueron burdos instrumentos de propaganda política.

El 7 de noviembre, la diferencia fue de 29 puntos. Todos los encuestadores fallaron, con excepción de Pearson, quien en septiembre levantó una encuesta por encargo del comité de campaña de Labastida e identificó que la relación de las preferencias era 50-39.

 

Bases sucias

 

La encuesta que Pearson maquiló a pedido de Greenberg Research fue la mejor en la interna del PRI, coinciden todos.

Ese sondeo -difundido el 15 de septiembre del año pasado- dimensionaba una ventaja de Francisco Labastida sobre Roberto Madrazo de 19 puntos (51-32).

ƑFue la mejor por eso?

No. Lo fue porque ubicó ese nivel de preferencias entre los ciudadanos que tienen mayor posibilidad de votar el día de la elección interna del PRI.

Pearson y Technomanagement, también contratada por el equipo de Labastida, fueron las únicas que aplicaron esa metodología. La primera levantó 2 mil 273 entrevistas, con un método impecable: todas fueron en vivienda y en lugar de fijarse en los ciudadanos con credencial de elector, como lo hicieron los demás encuestadores, priorizó a quienes declararon una intención expresa de votar en la elección del tricolor.

Esta decisión fue clave y también el aporte principal de Greenberg, que estableció los filtros para identificar al universo real de probables votantes. Básicamente se trató de dos preguntas: 1. ƑQué tan seguro es que vote en la elección interna del PRI? 2. Indique, con una escala de uno a diez, qué tan probable es que vote en la elección interna.

Los resultados de la encuesta se publicaron tomando en cuenta la información proporcionada por quienes estimaron entre ocho y diez sus probabilidades.

''(La encuesta de Greenberg) serenó a Labastida y le hizo ver que su ventaja era sólida'', explica Rafael Giménez, quien se separó de la agencia Arcop para dedicarse por completo a elaborar los sondeos de Milenio Diario.

Nicolás Loza Otero, investigador de la UAM Xochimilco, sostiene que no es lo mismo preferir y participar: ''El procedimiento de filtrar y entrevistar fue seguido por Pearson, mientras que Harris optó por el método de entr detalle-2 copia evistar a ciudadanos empadronados y después presentar los resultados de subpoblaciones filtradas''.

Y eso ''no lo tomaron en cuenta los encuestadores''. Si CEO o Alduncin hubieran aplicado estos filtros habrían atinado en el pronóstico igual que Pearson, pero sus bases estadísticas "estaban sucias", juzga Giménez.

Más allá de su exactitud, la encuesta de Pearson-Greenberg es prueba irrefutable de que consultores internacionales tomaron, nueve semanas antes de la interna, el mando de la nave labastidista, cuando ésta hacía agua por los madrazos publicitarios.

Cuando inició su precampaña, Labastida tenía como encuestador a Covarrubias y Asociados, empresa con la que ya había trabajado en su paso por la Secretaría de Gobernación. Al paso de las semanas, la sustituyo por Greenberg.

En el cuartel del priísta cuentan que la agencia mexicana reportó mal una encuesta, y el despacho estadunidense ya no quiso trabajar con ella. En su lugar fueron contratadas varias empresas -entre ellas MERCAei- que aunque pequeñas tienen experiencia en elecciones estatales.

Actualmente por lo menos 20 agencias realizan encuestas para el PRI o para Labastida, lo cual es un reflejo de lo que se espera este año: los partidos contratarán a los grandes despachos y éstos, ante la carga de trabajo, tendrán que subrogar con pequeñas empresas, como hicieron Greenberg y Mitofsky, coordinador del exit poll de la CIRT.

Y también del tremendo negocio que ahora inicia (Pearson y Greenberg, por ejemplo, hacen encuestas diarias para Labastida y el PRI).

 

Las razones de Licona

 

Poco antes del debate que los precandidatos priístas sostuvieron el 8 de septiembre, las encuestas más publicitadas eran las de Indermec Louis Harris que pronosticaban un triunfo de Roberto Madrazo.

Ahora, a toro pasado, todos los encuestólogos que publicaron encuestas del proceso interno priísta sostienen que sus resultados eran consistentes con los de Pearson y censuran a Indermec por su falta de profesionalismo.

Oficialmente, Harris informó que su encuesta de agosto fue patrocinada por "amigos de precandidatos de algunos partidos políticos" y fue presentada públicamente por Tv Azteca y la revista La Crisis.

Esta encuesta se levantó con 4 mil 294 entrevistas representativas, con un margen de error de 2.5%

Vicente Licona, director de Indermerc, aseguró haber aplicado filtros para analizar la información y que los reportes se basaron en las afirmaciones ''categóricas'' de quienes votarían.

-ƑDónde estuvo el error?

-Nada de errores. Cuando Madrazo iba arriba, lo reportamos tal cual. Y en octubre levantamos una encuesta en la que Labastida salía ganador... aunque esa no la publicamos porque nuestros patrocinadores no quisieron pagarnos -revira Licona.

Mal o bien en su metodología, Indemerc logró que medios como The New York Times citaran sus datos y validaran la versión de que Roberto Madrazo punteaba en la interna priísta.

Con esos resultados, dicen investigadores, Licona pretendía hacer creer que las suyas eran las únicas encuestas independientes del país, y que las demás estaban manipuladas por el sistema. La estrategia resultó efectiva para sus fines, pues el director de Indemerc apareció en los medios y al mismo tiempo favoreció a su candidato.

Con todo, Licona no salió bien librado. Entre los encuestólogos trascendió que Harris recibió medio millón de dólares por hacer encuestas para Madrazo.

El diseño técnico de estos sondeos estuvo a cargo del despacho neoyorquino Penn & Shöen, estratega del tabasqueño. Licona fue maquilador, igual que Pearson con Greenberg.

La diferencia fue que el director de Indemerc se quedó con el diseño muestral y la base de datos. A Penn & Shöen sólo le envió tablas cruzadas.

Consecuencia: los estadunidenses abandonaron a Madrazo, aunque éste no quedó solo. En los círculos labastidistas se rumora que la encuesta del CIOP tuvo la asesoría de María de las Heras.

 

***

 

En febrero, Ana Cristina Covarrubias, vicepresidenta de la AMAI, presentará un estudio sobre las encuestas aplicadas en la elección del PRI, el cual concluye que sus resultados, aunque discordantes, no pueden compararse pues los enfoques metodológicos fueron distintos.

Pese a que la autora reconoce que las encuestas omitieron información técnica, en su análisis afirma que ninguna de éstas se equivocó. La razón, dice, es que todas dijeron que Labastida sería el ganador.

Y pone en duda que las técnicas de Greenberg y Penn & Shöen hubieran sido las más adecuadas para medir el acto.

"No hay evidencia clara de la ventaja de un determinado enfoque metodológico. Lo que hubo fue una clara visión de pertinencia entre el filtraje y el registro de variables clave, las dos técnicas más recurridas en el trabajo de campo".

Y en ese terreno -asegura Covarrubias- aun Pearson optó por el segundo.

 

Antídotos para la honguitis

 

Los sondeos apócrifos y los métodos inexactos preocuparon a los socios de la AMAI, al grado de que en su Comisión de Honor y Justicia promovieron un voto de censura contra Indermerc-Harris.

En distintos foros, investigadores y encuestólogos han desaprobado a Vicente Licona por favorecer a Madrazo.

Y algunos de ellos no dudan que el resultado de las encuestas de Indemerc se determinó por razones de tipo económico antes que por cualquier método estadístico. "Eso no importaba -coinciden- cuando tienes agenda política actúas en consecuencia".

Licona se defiende. "Nadie esperaba un resultado como éste, porque no hay experiencia de elecciones primarias en México. El problema es que no se sabía quién iba a votar".

Por lo pronto, Licona sigue en el ojo del huracán, esta vez por la difusión de una encuesta telefónica en la que Vicente Fox aparece adelante en las preferencias de los capitalinos.

Y al mismo tiempo, la polémica sobre la influencia o no de las encuestas en los electores continúa. En algunos casos, explica Alejandro Poire, investigador del ITAM, provocan que una parte de los indecisos se sumen a la campaña del candidato ganador "como ocurrió con Labastida" a finales de octubre, o bien, que voten en contra.

Un estudio de Covarrubias reveló que 68% de los entrevistados no habían tenido contacto con encuestas electorales, y entre los restantes, los sondeos no provocaron reacción alguna.

Cierto o no, las encuestas están de moda. Francisco Abundis se dice asombrado por la demanda que cobró esta herramienta.

''Sirve para cubrir posiciones políticas, y muchos partidos están haciendo diagnóstico de sus candidatos con ese tipo de elementos''.

Y vaya que es un buen negocio: 250 agencias operan en el mercado de las encuestas, de las cuales el 70% trabajan para el gobierno o para el PRI, y una decena más lo hacen en los medios.

Diez de estas empresas son grandes, y el resto se les considera maquiladoras de información. Pero todas publican. Y la meta son las elecciones.

El 2 de julio próximo, pronostica César Ortega de la Roquette, presidente de BIMSA, se aplicarán por lo menos 20 exit polls.

 

***

 

ƑQué han aportado las encuestas ?

"Un montón de empresitas que surgen como hongos en la época de las elecciones y que se prestan a ciertos malabares para hacer encuestas a la medida", se queja Manuel Barberena, presidente de Pearson.

Aunque nada para alarmarse -sostiene- porque las empresas serias son un contrapeso y la honguitis se acaba. Las empresitas "se mueren, se acaba la elección y dejan de existir".

Esa honguitis es producto de la escasa memoria de los políticos, critica Edmundo Berumen, director de la empresa que lleva su apellido.

"Por naturaleza, lo electoral siempre mete actores nuevos en el juego y los candidatos siempre llegan con amigos, compadres, asesores... que se la pasan recomendando encuestadores buenísimos, que en realidad son charlatanes".

En el futuro -matiza Rafael Giménez- se aplicarán las reglas del mercado y los más profesionales serán los de mayor credibilidad. ''Quien hace públicos sus resultados se arriesga y si falla, tendrá que reconocer que no hacer encuestas prelectorales no es lo suyo. En México hay varias agencias que ya no deberían de publicarles nada. Parece que los encuestadores aún no entendemos que así debe ser".

ƑHace falta más regulación? Todos concluyen que no. "Sólo nos complicaría la vida", advierte Ortega. Y añade: "Espero que todos los medios sean concientes y no le den entrada a trabajos apócrifos o de dudosa reputación que sólo buscan influir en la opinión pública".

ƑY la precisión? *


LOS COSTOS DE LAS CUENTAS

El dato es impresionante: la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión gastó 1.2 millones de dólares en la encuesta de salida que informó de los resultados de la elección interna del PRI.

Este ejercicio es considerado como la obra maestra de la encuestología en México, e implicó la alianza de tres gigantes del mercado nacional: Consulta, Bimsa y Berumen.

Con todo, el dinero que gastó el PRI es menor al presupuesto que se calculó para la encuesta con que se designaría al candidato presidencial de una coalición opositora: 18 millones de pesos.

Eso cuestan las megaencuestas. Pero las otras también dejan ganancias.

Por ejemplo, Tv Azteca aún debe 4 millones de pesos a Indermerc Louis-Harris por media docena de encuestas que levantó el año pasado.

Esta agencia cobró medio millón de dólares por hacer cuatro encuestas al equipo de campaña de Roberto Madrazo.

ƑCuánto cuesta un sondeo normal?

La encuesta de 5 mil cuestionarios que Alduncin hizo para el PRD durante el proceso que definió a su nuevo Comité Ejecutivo Nacional costó medio millón de pesos. Para esa elección Indemerc presentó un presupuesto de un millón 700 mil pesos, mientras que la Fundación Arturo Rosenbleuth cotizó el trabajo en 300 mil pesos.


SPINS DOCTORS A LA MEXICANA

Nielsen, Gallup, Bimsa, Berumen, Ibope...

Esos eran -hace 15 años- los grandes encuestadores en México, especialistas en sondeos comerciales.

Pero las suyas no fueron las primeras encuestas.

Desde hace 40 años, el Banco de México mide el ingreso y el gasto de los mexicanos. Las encuestas que realizó la Dirección General de Epidemiología de la SSA son míticas, y la aparición del INEGI confirma una tradición estadística en el gobierno.

Funcionarios de la época cuentan que el primer presidente que usó las encuestas para medir su popularidad fue José López Portillo, sobre todo después de privatizar la banca.

Miguel de la Madrid fue el primero en contar con encuestólogo de cabecera: Miguel Basáñez, quien también trabajó para el precandidato Alfredo del Mazo.

Entonces, las encuestas no aparecían en los periódicos. La información quedaba en algunas manos privilegiadas.

Antes de las elecciones de 1988, los encuestólogos del PRI eran María de las Heras y a Manuel Barberena, pero el equipo del candidato Carlos Salinas contrató al doctor en historia económica Ulises Beltrán.

No fueron los únicos. Gallup encargó a Jorge Domínguez, investigador de Harvard, un seguimiento del proceso, mientras que La Jornada -con apoyo de Basáñez- se convirtió el primer medio en publicar resultados prelectorales.

Los tres predijeron el decenso del PRI, pero el dato no pudo verificarse por la caída del sistema.

A partir de 1990, Luis Donaldo Colosio, entonces presidente del PRI, utilizó las encuestas para medir la popularidad de eventuales candidatos. Ese trabajo lo hicieron De las Heras -quien desarrolló un modelo de inercia y circunstancia- y Barberena, actual presidente de Pearson.

Desde entonces, las encuestas acompañan a todas las elecciones que hay en el país.

En 1994 se hicieron más de 20 exit polls y encuestas prelectorales. En Los Pinos supieron de inmediato el resultado de los comicios, y para validar la elección presidencial, el IFE -además del PREP- encargó tres encuestas de salida a empresas independientes.

Pero el uso de la herramienta como arma electoral se presentó en 1997, especialmente en algunos diarios capitalinos.

Durante el primer semestre de ese año se publicaron en el Distrito Federal 57 encuestas, que sirvieron básicamente para monitorear el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas.

La experiencia pareció servir poco, pues en las elecciones para gobernador de Querétaro, Zacatecas y Tlaxcala, la historia fue diametralmente distinta, pues cuando se previó la derrota de los candidatos del PRI, pocos les dieron crédito.

 

***

 

6 de julio de 1997. Las encuestas dicen que Cárdenas será jefe de gobierno, pero eso no es noticia.

En las redacciones y partidos políticos la pregunta era si el PRI ganaría o no la mayoría en el Congreso.

Al cierre de las casillas, Televisa quiso ganar la nota y pidió al analista Warren Mitofsky que preparar un reporte con los resultado de su encuesta de salida.

El especialista -inventor de los exit polls- dijo no. Y desató la ira de los televisos. ''Hubo un momento en que tuvo encima hasta a 10 ejecutivos'', recuerda un colaborador de Mitofsky. ''La presión era fuerte, porque Tv Azteca se estaba llevando todo el raiting''.

Nada conmovió a Mitofsky, quien sabía que proporcionar datos no verificados le costaría todo su prestigio.

Fue hasta la medianoche, cuando el programa especial de Televisa había concluido, cuando el especialista terminó de verificar la información. Ya era tarde.

Al día siguiente, el locutor Guillermo Ortega anunció que el PRI perdía la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados.

Esa experiencia sirvió de poco a las televisoras, que en cada elección estatal pretenden ganar audiencia con la difusión acelerada de resultados.

En el pecado llevan la penitencia.

 

...Y la nueva generación

 

Roy Campos, de Consulta. Rafael Giménez, de Arcop. Jorge Buendía, del CIDE. Francisco Abundis y Lauro Mercado, de MERCAEI. Carlos Cervantes, Alberto Cinta y Carlo Varela, del PRI.

Ellos -académicos y empresarios- son las nuevas figuras del Olimpo de la encuestrocracia mexicana.

Todos tienen en común haber pasado por las aulas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y de El Colegio de México.

ƑSolamente eso?

No. También que en algún momento trabajaron bajo las órdenes de Ulises Beltrán, el encuestólogo de cabecera de Carlos Salinas de Gortari y ahora de Ernesto Zedillo.

Beltrán se ha vuelto un personaje mítico en el mundo de las encuestas, no sólo por los trabajos que realizó durante el sexenio salinista sino por historias tenebrosas, como la del cuarto de guerra, que preparó para el presidente Zedillo en 1995, cuando su popularidad cayó espectacularmente.

En 1987, Beltrán, doctor en historia económica, era un académico de prestigio en El Colegio de México, que al mismo tiempo trabajaba en la Unidad de Crónica Presidencial, cuando fue reclutado en el equipo de campaña de Carlos Salinas de Gortari como consultor en estadística. Y entonces sucedió la magia.

Salinas y José Córdoba Montoya, cuentan ex colaboradores, se quejaban de la información que el CISEN y el PRI les entregaban, por lo que ordenaron a Beltrán que levantara encuestas para consumo interno, las cuales revelaron el panorama real de los comicios.

Con esos datos, Beltrán se ganó la confianza de Salinas, y de paso, un lugar en Los Pinos.

ƑQue el presidente quería saber cómo andaba su popularidad? Ulises tenía la respuesta. ƑQue necesitaba información sobre gobernadores?, con Ulises. ƑQue exigía saber dónde había focos rojos? Las encuestas de Beltrán hablaban...

Uno de sus discípulos define la trascendencia de su trabajo: "Tuvo la virtud de ver. Ése es su gran aporte".

Al final del sexenio, su oficina entregaba reportes diarios, muchos de ellos basados en experimentos innovadores.

Sin embargo, cuentan los que saben, la estrella de Beltrán perdió brillo en el actual sexenio. Y con el arribo de Francisco Labastida a la Secretaría de Gobernación se apagó casi por completo, porque la dependencia se hizo cargo de todas las encuestas políticas.

 

* * *

 

El primer formador de pollsters en México -aún antes de Beltrán- fue Miguel Basañez.

Con él iniciaron -en el ITAM y con la coordinación de Federico Estévez- los primeros cursos formales sobre la materia.

Por las aulas de esa institución pasaron Daniel Lund, encuestólogo de Cuauhtémoc Cárdenas; Alejandro Moreno, encargado del departamento de encuestas en Reforma; Rafael Giménez, demóscopo del PAN, y Pablo Paraz, actual director de Mori.

Luego de trabajar para el gobierno, Basáñez se pasó del lado de la oposición y realizó encuestas Cuauhtémoc Cárdenas. En las filas del PRD ocurrió su desgracia:

Basado en las encuestas, sostuvo la tesis de que si tres cuartas partes de los electores acudían a las urnas, el triunfo de Cárdenas estaba asegurado.

Por esos días, Beltrán dijo que el método que usaba Basáñez para efectuar los sondeos era incorrecto, e inició así una guerra de encuestas entre ambos.

Al final, con una elección limpia y validada por el PAN, las teorías de Basañez se derrumbaron y él salió del país.

Se refugió en la Asociación Mundial de Estudios de Opinión Pública (Wapor), de la que actualmente es su vicepresidente.

Pero no se libró de Beltrán.

El asesor de Salinas, cuenta un ex colaborador de Basáñez, "mandó cartas a la Wapor para decir que su trabajo en México no sirvió, que se había equivocado, pero no le hicieron caso".

El fracaso de esta ofensiva fue premonitorio.

Seis años después, amigos y enemigos del asesor presidencial se preguntan sobre su futuro, pues su relación con Labastida no es buena.

Tal vez por eso, dicen, es que anuncia su regreso a la academia. Y otros, vaticinan el inminente regreso de Basañez.

DIME QUIEN

TE ENCUESTA...

Luego de recibir información inexacta de una agencia encuestadora nacional, Francisco Labastida trajo a México por primera vez a Greenberg Research Inc., quien en su cartera de cliente cuenta a William Clinton, Nelson Mandela, Tony Blair, Gerhard Shöeder y Ehud Barak.

Para lo mismo, Vicente Fox buscó a Dick Morris, artífice de los éxitos electorales de Bill Clinton, pero en tanto trabaja con Arcop y con Gauss de México, cuyas encuestas -se cuenta en el gremio- son las únicas en las que el candidato confía.

Cuauhtémoc Cárdenas, por su parte, requirió los servicios del investigador Daniel Lund, en una redición del experimento que realizó en 1994, cuando contrató los servicios de Miguel Basañez.

Paradójicamente, Basañez ahora trabaja para MORI, agendia a la que Lund abandonó recientemente.