Peligros de la energía nuclear
Mauricio Schoijet
En unos pocos días han ocurrido dos accidentes nucleares en Japón y Corea del Sur. Sin embargo, el sucedido en la planta de reprocesamiento de Tokaimura reforzará una percepción generalizada acerca de los peligros de la energía nuclear y contribuirá a empañar aún más sus ya menguadas perspectivas. La información sobre ese tipo de eventos ha sido parcialmente bloqueada por el ocultamiento sistemático de los accidentes en instalaciones tanto civiles como militares, facilitado por el secreto que envuelve a las segundas y durante varias décadas por el clima de la guerra fría. Por ejemplo, sólo hace unos meses se supo de un accidente sumamente grave ocurrido en 1957 (šhace más de 40 años!) en la planta de fabricación de armas nucleares de Rocky Flats, cercana a la ciudad de Denver, Colorado, a un costo de 70 millones de dólares, que fue probablemente el peor desastre industrial en la historia de Estados Unidos después del de la planta nuclear de Three Mile Island.
Una planta de reprocesamiento es una planta
química, pero debido a que maneja materiales radiactivos
ųque emiten grandes cantidades de calor y radiación, son
tóxicos y tratados con ácidos a altas temperaturasų
requiere que todas las operaciones se efectúen a control remoto
detrás de gruesos blindajes. En esas plantas se disuelven en
ácidos calientes las barras de combustible nuclear, separando
uranio que puede volver a usarse, plutonio y otros materiales
radiactivos. El plutonio es el material más peligroso creado
por acción humana. Hasta ahora sólo ha servido para
fabricar bombas, como la que destruyó la ciudad de Nagasaki, en
1945.
Hubo expectativas de uso del plutonio para los llamados reactores rápidos de cría, de los que se construyeron prototipos en varios países, pero también experimentaron accidentes y serias dificultades de funcionamiento, por lo cual esa tecnología puede considerarse actualmente en extinción. También se propuso utilizar una mezcla de uranio y plutonio en los reactores nucleares convencionales de producción de energía, pero esa propuesta ha sido considerada difícilmente practicable.
Las implicaciones militares de las plantas de reprocesamiento llevaron a que en 1977 el presidente Carter decidiera abandonar, en función de una política contraria a la proliferación de armas nucleares, todo apoyo a su financiamiento para uso civil en Estados Unidos, y a presionar a países como Taiwán y Corea del Sur para que tampoco las instalaran.
Otras han tenido serias dificultades. Una planta construida por General Electric en Illinois fue abandonada en 1974 sin haber funcionado, porque se percibieron dificultades insalvables de operación. Otras dos estadunidenses también tuvieron problemas técnicos y financieros, lo mismo que una planta belga. La británica de Heads End fue abandonada después de una explosión que contaminó a 35 trabajadores.
De las 11 que llegaron a operar, sólo continúan cinco, con grandes dificultades. La alemana de Karlsruhe estuvo paralizada dos años a comienzos de 1980. La japonesa ya mencionada, un año en la misma época, y tuvo un incendio en 1997 que afectó a 37 trabajadores y la dejó parcialmente fuera de servicio. El siniestro fue producto de la formación accidental de una masa crítica, necesaria para la operación de una bomba atómica o un reactor nuclear. Cuando se realiza de manera accidental no hay explosión, pero emite mucha radiación, que no sólo puede contaminar a los operarios, sino amplias áreas circundantes. A partir de 1945 los accidentes por formación de masas crítica causaron varios muertos en los laboratorios de Los Alamos, Nuevo México, donde se fabricaron las primeras bombas.
En Tokaimura la causa fue la irresponsabilidad de un operario, pero ya se ha puesto en evidencia la de la empresa, que violaba las normas. No se ha mencionado la irresponsabilidad tanto de la compañía Sumimoto como del gobierno japonés al ubicar la planta en un área densamente poblada: 300 mil habitantes en un radio de 10 kilómetros.
Sin embargo, el gobierno japonés ha declarado que seguirá promoviendo la tecnología nuclear por ser necesaria para el desarrollo.
Los organismos nucleares y los gobiernos pretenden que los accidentes se deben mayormente al error humano y a fallas administrativas. La posibilidad del primero nunca puede eliminarse del todo, pero los accidentes son producto tanto la complejidad de la tecnología como del hecho de que se manejan materiales mucho más peligrosos que en cualquier otra industria.
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