Ozomatli y los primates televisivos
Juan Carlos Serio Silva
Numerosos datos han mostrado que nuestras culturas ancestrales mantuvieron una estrecha interacción con los primates silvestres mexicanos. Para el hombre prehispánico, el mono era un animal sagrado, y aunque era capturado para mantenerlo como mascota, eso se lograba mediante depuradas técnicas que impedían su daño. Durante ese periodo, los ozomatli, como se conocía en náhuatl a la figura del mono, no era solicitado como fuente de alimento, suponiendo que fue en la época colonial que se implantó esa costumbre.
Actualmente, la situación ha cambiado de
forma... pero no de fondo. Los académicos interesados en el
estudio y conservación de los primates nativos de México
(mono araña, Ateles geoffroyi vellerosus y Ateles
geoffroyi yucatanensis, así como el mono aullador pardo,
Alouatta palliata mexicana y el mono aullador negro,
Alouatta pigra) nos enfrentamos a dos situaciones que
repercuten sobre el estado actual de sus poblaciones silvestres. Por
un lado, la dramática e incesante disminución de su
hábitat natural (las selvas: único sitio donde pueden
sobrevivir), y aunado a ello, el tráfico de esos animales para
su venta como mascotas. Sobre esto último, es evidente que
nuestra concepción de estudiar y promover alternativas para
conservar a los monos mexicanos, es radicalmente opuesta a la idea que
trasmiten algunos medios de difusión, especialmente varios
canales de la televisión mexicana.
En los últimos meses se ha vuelto una práctica común que esos canales incluyan en sus programas secciones de mascotas, en los que periódicamente se presentan primates y otras especies silvestres, luciendo cómodamente instalados en un estudio, y en los cuales he sido testigo de la promoción directa o indirecta de la compra de esos animales.
Sin duda, en esos canales de paga hay cosas que no deberían ser... pero son. Desde mi punto de vista y de muchos colegas con los que hemos discutido esa situación, no es conveniente transmitir entrevistas o reportajes que incluyan monos u otras especies silvestres fuera de su hábitat natural. Existen animales que han sido concebidos para ser mascotas ųhamsters, cuyos, etcéteraų, por lo que deberíamos ser más prudentes en la respuesta que tenemos hacia la invitación de comprar un animal silvestre. Aunque nuestras leyes han promovido la autorización de criaderos legales de ese tipo de fauna, para el caso de los monos mexicanos no les ayuda en mucho.
Los animales extraídos de su hábitat pierden ųpor la impronta con humanosų gran parte de su condición social, la cual es muy importante, en especial para las situaciones reproductivas, elemento básico para su rehabilitación.
Con base en lo anterior, es muy poco probable que un criadero sostuviera la demanda que existe alrededor de esos primates, así que, Ƒde dónde saldrá el resto de individuos que son solicitados? Efectivamente, del tráfico de especies (para muestra visitar el legendario Mercado de Sonora, en la capital de la República). Mientras que la Semarnap ubica dentro del tráfico ilegal de los monos mexicanos un precio de hasta 2 mil 500 pesos y de mil 500 dólares en el mercado internacional, para que haya oferta debe haber demanda, Ƒo no?
ƑCuál es la responsabilidad de esos medios de difusión por transmitir una imagen deformada de lo que realmente necesita un animal silvestre? ƑCuántos televidentes no habrán comprado un mono, una boa o cualquier otro animal por la simple identificación con el que carga su artista favorito de la churronovela del momento? ƑCuántos televidentes que se vuelven compradores estarán ilustrados por esos programas sobre el grave peligro de extinción en que se encuentran los monos mexicanos y otros animales silvestres?
Finalmente, es una realidad (a veces frustrante) que no se tiene el mismo impacto en la conciencia de la gente cuando comparamos los diversos foros en que participamos y los resultados de nuestras investigaciones con el gigante subliminal de los programas de tv.
Ojalá ese impacto se encauzara adecuadamente, y cuando esos programas quisieran difundir alguna nota sobre el tema se asesoraran con verdaderos profesionales (existen asociaciones mexicanas de primatología, mastozoología, herpetolo- gía, etcétera) para mostrar a los animales silvestres en su hábitat natural, así como los interesantes estudios que con ellos se realizan.
Ello contribuiría a tener una mejor calidad de televisión y, por consiguiente, un telespectador más comprometido con la conservación de su patrimonio natural. Para el caso de nuestros monos mexicanos, o se actúa pronto o el ozomatli sólo va a subsistir en fotografía.
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