EUREKA
El ombligo
Desde un punto de vista estrictamente fisiológico, el ombligo es la cicatriz que se forma al cortar el cordón umbilical tras el parto, y si bien se vuelve inútil para el adulto, durante la vida uterina resulta esencial para la supervivencia del feto, ya que de él parte el conducto que le permite respirar y nutrirse, al ser el intermediario entre la madre y el futuro bebé.
Sin embargo, la carga simbólica de la cicatriz umbilical ha dado origen a una gran cantidad de mitos, leyendas, fantasías y tabúes. Por ejemplo, la palabra México-Tenochtitlán significa el "tunal divino donde está Mixitli", palabra náhuatl que a su vez significa "el ombligo de la Luna".
En su libro El ombligo, como centro
cósmico. Una contribución a la historia de las
religiones, Gutierre Tibón nos recuerda que según el
Rig Veda, el germen del mundo descansaba sobre "el ombligo de
lo increado", y para los antiguos griegos, omphalós
ųvocablo que significa ombligoų simbolizaba el centro del
mundo, que estaba ubicado en Delfos.
Considerado también centro de nuestro microcosmos corporal, el ombligo tiene una connotación erótica que ha provocado tabúes, como la prohibición de que las mujeres lo mostrasen en actividades como la danza y la actuación. En este contexto sobresale la exaltación poética del ombligo en un versículo del Cantar de los cantares, atribuido al sabio Salomón.
En un mundo secularizado como el actual, el simbolismo espiritual y místico del ombligo prácticamente ha desaparecido. Sin embargo, perviven los aspectos terapéuticos: hoy está siendo usado como vía para realizar operaciones endoscópicas, en las que los cirujanos pueden intervenir en el útero y el hígado. Y aunque a lo largo de la historia se ha escrito poco sobre el ombligo como centro terapéutico, Gutierre Tibón nos recuerda que el orificio cicatrizado era considerado dentro de la antigua farmacopea mexicana un camino de absorción de ciertas sustancias medicamentadas. (Patricia Vega)