Gloria Trevi: el recuento de los daños /IV

Sergio Andrade para presidente

Arturo García Hernández * 1967. Sergio Gustavo Andrade Sánchez cursa el sexto año de primaria. Es regordete y bajito. Más serio y tranquilo que el resto de sus compañeros. Huraño. Nada violento. En la escuela no participa de los juegos rudos de sus condiscípulos. De hecho, éstos lo agarran ''de su puerquito''. Abusivos. Pero lo que distingue al niño Andrade no es su fragilidad, sino su excepcional inteligencia. Es un chico listo y bien portado: siempre limpio, el más aplicado, el de mejores calificaciones, el que gana cuanto concurso de conocimiento y aprovechamiento se realiza. Es el orgullo de la escuela, el ejemplo a seguir. Los profesores no le regatean elogios, que él recibe con justificada petulancia. Es el mejor Ƒno? Si se le pregunta a qué se dedicará cuando sea grande, él responde con acentuada convicción: "Voy a ser presidente de la República''. Agustín Zerón, que quiere ser doctor para curar el cáncer, no duda en que su amigo Sergio cumplirá su propósito.

Andrade culmina su brillante paso por la escuela con la obtención de un lugar en La ruta Hidalgo, el reconocimiento que se da a los mejores alumnos egresados de sexto año en todo el país. El premio consiste en visitar las ciudades que recorrió Miguel Hidalgo y Costilla en su lucha por la Independencia. Antes de iniciar su recorrido, los premiados son recibidos por el presidente en Palacio Nacional. Ahí tienen el privilegio de estrechar la mano de Gustavo Díaz Ordaz. Tal vez un día sea el presidente Sergio Andrade quien estreche la mano de otros niños que, como él, serán promesa y esperanza para la patria. México, creo en ti.

1999. Agustín Zerón no es médico, pero es cirujano dentista. Tiene un consultorio en la colonia San José Insurgentes. Hace más de tres décadas que fue condiscípulo y amigo de Sergio Andrade. Lo conoció en quinto de primaria: ''Recuerdo perfectamente el día que entró porque venía de otra escuela. Ya llevábamos un mes de clases y no había banca para él. Su hermano Eduardo, que era mucho más gran mmmhhh de que nosotros, le llevó una de otro salón. Sergio hablaba mucho de Eduardo. El era como su padre. Nunca supe nada de su papá. También hablaba de su mamá, que era una señora muy seria, muy enérgica. Me daba miedo. Sergio y yo siempre nos juntábamos en el recreo porque yo tampoco me identificaba con los demás niños''.

Desde que salieron de la primaria, Agustín le perdió la pista a su amigo. No obstante, seguía creyendo que en cualquier momento aparecería haciendo una brillante carrera política. Volvió a saber de él por la televisión. No era político, sino uno de los más exitosos productores musicales de los ochenta. Más tarde supo de sus triunfos como representante de Gloria Trevi. Una vez lo mandó saludar con un amigo común. Andrade dijo no recordarlo. Se le habían subido los humos.

 

Cuando el río suena...

 

1985. ''Una máquina que produce y compone temas'', así describe una reportera de la revista Tv y Novelas a Sergio Andrade, a quien entrevista con motivo de la aparición de su primer disco, en el cual debuta como cantante. Desde 1981 Andrade se ha dedicado a ''hacer'' artistas, a producir, escribir canciones y arreglos para ellos. Pero ya se cansó de ''hacer concesiones'', de grabar a ''gente de plástico'', a ''cantantes que los tomas y los inventas a la hora de producirlos''. Tú lo sabes ųle dice a la reporteraų, en un estudio se hacen maravillas.

Ahora quiere cantar sus propias canciones. Al escribir Tiempos mejores (una canción de optimismo frente a las calamidades que azotan a la humanidad, ganadora del Festival OTI en voz de Yuri) se ha percatado de que puede dejar de ser egoísta ''y olvidarme de los problemas internos de una pareja para preocuparme más por el mundo''.

Hay un punto que la reportera no quiere dejar de lado durante la entrevista: corren rumores de que Sergio Andrade seduce, maltrata y explota ''jovencitas''. El toma al toro por los cuernos: ''El año pasado hubo una ola de comentarios que se desataron en torno a mí, que yo ni siquiera imaginaba. Se me llamó desde explotador hasta pervertidor de menores, y pensé que las cosas por su propio peso caen. Que si soy así, el tiempo lo dirá; que si no lo soy, igual''. Es 1985.

 

ƑLa Evita Perón mexicana?

 

1992. Sergio Andrade es el envidiado representante, productor y arreglista de Gloria Trevi. Con poco más de dos años de carrera, la cantante regiomontana está en los cuernos de la luna. No hay quien le haga sombra. Sus canciones entusiasman (legiones la idolatran) o irritan (es una minoría vociferante la que protesta), pero no pasan desapercibidas. No se parece a ninguna otra surgida del seno de la gran industria musical mexicana. Habla sin tapujos de sexo, de política, de religión. Su nombre está en boca de todos, para bien y para mal: fans, políticos, intelectuales, jerarcas religiosos, poetas, caricaturistas, fotógrafos. Aún más: quiere ser presidenta de la República (Ƒla Evita Perón mexicana?). Aprovecha la menor oportunidad para gritarlo. Una y otra vez. Y promete: ''No sería jamás como José López Portillo o Luis Echeverría, porque nos hundieron. De Miguel de la Madrid no puedo decir mucho ni tampoco del que está ahorita (Carlos Salinas de Gortari) porque les tocó demasiado difícil''.

Dos años después, en entrevista con Elena Poniatowska, Gloria refrenda su vocación política: ''A mí me gustaría poder ayudar, poder hacer algo. En las canciones puedo hablar un poquito de las broncas de los jóvenes, puedo cantar un ƑQué hago aquí?, pero quisiera ayudar directamente. Ya sé que es muy fácil andar, como ahorita, de habladora, porque todavía no tengo el poder, pero pues sí me gustaría hacer cosas. Voten por mí, de veras...''.

 

Sueños guajiros

 

1999. Guadalupe Carrasco sonríe con facilidad, pero en su mirada reside una tristeza añeja. Es el residuo de sufrimiento que le quedó del año en que formó parte del "equipo de trabajo" de Gloria Trevi y Sergio Andrade, entre 1995 y 1996. El suyo es uno de los testimonios que integran la denuncia de la cual se derivó la orden de aprehensión contra la pareja por corrupción de menores en perjuicio de la chihuahuense Karina Yapor Gómez. Guadalupe asegura que no les guarda rencor, sólo quiere que se haga justicia. Parece sincera.

Ella también se llegó a ilusionar con la posibilidad de que un día Gloria Trevi fuera presidenta de México: ''Iba en serio cuando lo decía, pero era Sergio el que le inculcaba la idea. A él fue al que se le ocurrió. Eso salió desde 1992 o algo así, pero cuando yo estuve con ellos oí que Sergio le decía: 'Mira, cuando seas presidenta quiero que hagas esto y que hagas lo otro'. Puras ideas locas. šY Gloria se lo creía! Y luego decía: 'ƑVerdad Sergio que cuando sea presidenta vamos a hacer esto?'. Hablaban tan en serio que yo también lo empecé a creer y hasta llegué a pensar que a lo mejor a mí también me tocaba un puesto importante o lo que fuera. Claro que te lo llegas a creer". Ríe. Su mirada sigue triste.

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