Atrapadas
en las "redes masculinas" de la ciudad; en las ferias, cantinas,
cervecerías, prostíbulos disfrazados de loncherías,
en las banquetas, frente a los parabrisas de los coches y en las coladeras,
aparecen las niñas de la calle, quienes son excluidas hasta de
las estadísticas donde ni siquiera ocupan un lugar especial.
De acuerdo con una investigación efectuado por el Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el DIF, en México
existen alrededor de 175 mil niñas y niños y adolescentes
que trabajan en la calle, de ellos, 20 mil son menores de cinco años.
El fenómeno de las niñas viviendo en las calles, ha aumentado
considerablemente en los últimos años, según explicó
en breve entrevista Verónica Caporal, antropóloga social,
quien empezó a trabajar desde 1994 con niñas que viven
en esta situación, al darse cuenta que las investigaciones y
los estudios en torno al tema, trataban igual a los niños y a
las menores.
En 1992 y 1993, comenta: "yo pensaba que no había niñas
de la calle porque sólo veía a varones, esto era porque
las niñas se disfrazaban de hombres para evitar ser violentadas
sexualmente. En esos años, las pequeñas que vivían
en las calles tenían entre 12 y 13 años, pero a últimas
fechas, se puede ver en las calles a niñas de 7 y 8 años".
La mayoría de estas niñas, afirma, "ha sufrido maltrato
físico y abuso sexual en sus hogares", aunado a ello, viven
con familias desintegradas, pobres y marginadas que en algunos casos
han migrado a la ciudad.
Todo esto, comentó, las obliga a que abandonen sus casas y empiecen
a vivir en las calles, donde encontrarán más violencia.
Muchas de ellas, caerán en las "redes masculinas" que
existen en la ciudad. "Los taxistas, las ferias (donde también
se dan casos de prostitución de las infantes), cantinas, cervecerías
y prostíbulos disfrazados de loncherías son algunas de
ellas".
En los llamados "giros negros" sobre todo en la zona de Garibaldi,
dijo, se ha sabido incluso de "niñas que tenían sexo
en vivo con cuatro o cinco hombres y se les paga con droga, pues muchas
de ellas son adictas".
Señaló que debido al abuso sexual del que son objeto,
las niñas de la calle padecen enfermedades de transmisión
sexual severas como el Virus del Papiloma Humano.
Verónica Caporal, quien actualmente trabaja en la Fundación
Dar y Amar, que desde hace dos años se dedica a brindar atención
a madres adolescentes que han vivido en la calle, recordó el
caso de Nancy, una niña de provincia que llegó a la central
camionera de la ciudad, luego de huir de su hogar por temor a ser castigada
al haber perdido a su hermanito menor.
En el camino, cuenta Caporal, vivió en una feria donde la obligaron
a prostituirse, al llegar al Distrito Federal, continuó con su
historia de prostitución al relacionarse con taxistas; tuvo dos
hijos, uno lo dio en adopción y el otro lo mantiene con ella.
Últimamente, señala Caporal, "se vincula con soldados,
quienes, cuando tienen días de descanso, buscan niñas
y las invitan a cantinas clandestinas", donde finalmente las obligan
tener relaciones sexuales con ellos. (Aleyda Aguirre)
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