Yugoslavia,
Belgrado, Noviembre 1999, ¿Qué
puede ser, que puede hacer, como puede existir y que puede elaborar
el feminismo en un país que por casi una década ha vivido
bajo guerras?. Eslovenia, Croacia, Bosnia, Kosovo: guerras donde se
fueron escalando todas las formas de intereses locales e internacionales
posibles y que parecen presentarnos el panorama completo de lo que pueden
ser las primeras del próximo siglo.
Este es el tema que, sentadas en la pequeña cocina de su modesto
y cálido departamento, por una noche entera, dialogamos con L.,
feminista de Belgrado, fundadora del actual movimiento en esa región,
integrante del Centro de Mujeres en Contra de la Violencia de Belgrado
y de la red Mujeres de Negro y Contra la Guerra. Nos reservamos su nombre
por razones de seguridad para ella.
"La primera guerra estalla el 27 de junio de 1991 en Eslovenia
cuando son asesinados algunos soldados que izaban la bandera eslovena
en la frontera con Italia, luego del triunfo del plebiscito de independencia.
Esta fue corta y Eslovenia se independizó, pero inmediatamente
vino la guerra en Croacia, luego en Bosnia, luego se extendió
nuevamente a Croacia y finalmente la de Kosovo. Guerras, guerras y guerras,
ese es el marco en el que hemos vivido por una década" empieza
diciendo L. a la vez que sus enormes ojos enrojecen y su rostro se hace
misteriosamente anguloso de dolor y rabia. Antes de que alcance a hacerle
otra pregunta continua su reflexión como si hablara para ella
sola.
"¿Es que Yugoslavia se hizo pedazos en guerras porque estaba
históricamente condicionada?. Es cierto que el régimen
de Tito creó la nacionalidad yugoslava uniendo a muchas nacionalidades
que habían vivido siglos de conflictos, pero para nosotras esa
no es la explicación. Yo nací bajo ese régimen
y nunca me puse a pensar si mi identidad era serbia ni identifiqué
a ninguna amiga en tanto albanesa o kurda, croata o musulmana. Ese tema
era ausente en mi hasta que se acercaron las guerras. ¿Cómo
haces para que se odien y se maten vecinos que se apreciaban y habían
tomado café juntos cada tarde durante más de 40 años?
La explicación está en el régimen de Milosevic.
Checoslovaquia se separó sin guerras. Aquí las guerras
se producen por la imposibilidad de romper los muros que pone el régimen
a todo el que tiene una diferencia, por la ambición de poder
de Milosevic que con su propio nacionalismo fascista desata todos los
demás, el odio fue creado paso a paso por el régimen y
una vez desatado encontró historia donde justificarse. Ahora
mismo, en Montenegro se está fortaleciendo el movimiento independentista.
¿por qué? ¿quieren ser un minúsculo país
de menos de un millón de habitantes? ¡No!, Montenegro tiene
un régimen más democrático que está totalmente
bloqueado por Milosevic. Lo que ya no quieren es soportar a Milosevic.
Lo pudiste ver con tus propios ojos, lo dicen, es claro y Milosevic
es cada vez más duro con Montenegro. Entonces ¿qué
nos espera? ¿otra guerra?"
-- Y en este marco de guerras, odios, nacionalismos ¿qué
le pasó al feminismo, como ha vivido todo esto, que nos puede
enseñar, alertar?
Como feministas ha sido algo enormemente difícil. Nos ha ido
planteando tal cantidad de temas y desafíos para los cuales no
teníamos ni la experiencia ni los instrumentos reflexivos. Hemos
tenido que ir haciéndolos en medio de este infierno.
El feminismo nació a mediados de los 80 con grupos en Eslovenia,
Belgrado y Croacia. El 87 empezaron los encuentros feministas de Yugoslavia,
fueron seis encuentros, pequeños, con 30 a 40 mujeres. El 88
las feministas de Croacia crearon la primera línea SOS (línea
telefónica para la atención de emergencia en casos de
violencia sexual y doméstica), el 89 se creó en Eslovenia
y el 90 en Belgrado. Nos manteníamos muy conectadas, nos apoyábamos,
nos copiábamos y nos pasábamos las experiencias, reflexionábamos
juntas.
Para 1990-91, el régimen ya había desplegado sus campañas
nacionalistas, sus campañas de odio y esto empezó a producir
cambios y problemas. Para que puedas entender mejor, déjame que
explique como funcionaba el régimen y cómo estaban pasando
las cosas en este aspecto.
El 88, Milosevic que en ese entonces estaba en el gobierno serbio, mandó
los primeros tanques a Kosovo y poco después, el régimen
obligó a todos los Albaneses que trabajaban en Kosovo, en puestos
del Estado (burócratas, profesores, personal de salud, etc.),
a firmar un acta de apoyo al gobierno serbio para poder mantener su
puesto, no hacerlo implicaba una confesión de deslealtad. El
90% se negó a hacerlo, fueron sacados de sus puestos de trabajo
e iniciaron su sistema paralelo. Es cuando el régimen empieza
a suspender las autonomías.
A raíz de todo esto -que te resumo mucho- Croacia se decretó
como Estado de croatas y otras minorías, lo cual enardeció
al régimen serbio y en 1991 empezaron las primeras batallas.
El régimen serbio no sólo empezó a dar apoyo militar
sino que llevó al máximo su manufactura del odio. La Televisión,
las radios, los medios de comunicación empezaron, sin parar,
a emitir lenguajes de odio hacia todos las demás nacionalidades.
Por ejemplo: pasaban imágenes de muerte y tortura mientras una
voz en off, decía "Los croatas están asesinando a
nuestros serbios inocentes". Esto todo el tiempo, todo el día,
lo repetían y lo repetían.
Esta fue la primera fase de este odio construido paso a paso, con perversa
inteligencia. Y empezó a dar frutos terribles. En nuestra línea
SOS empezaron a llegar llamados de mujeres que daban cuenta del grado
de violencia de sus hombres al oír estas noticias, mujeres que
nos decían "mi marido enloqueció y se fue a buscar
armas de la familia para irse a pelear a Croacia". El número
de violencia doméstica en las horas pico de audiencia televisiva
se incrementó tremendamente, tenemos las estadísticas
de ello.
La segunda fase fue la del olvido de los otros. El olvido es fundamental
para el odio. Desaparecieron de las noticias todo lo que tuviera que
ver con las otras nacionalidades. Solo las mencionaban para decir algo
malo como "tal o cual funcionario bosnio o croata robó o
hizo algo peor", desapareció todo lo que tuviera que ver
con su cotidianeidad, su cultura, arte, música, etc.
En pocas palabras, en la primera etapa el régimen desató
una guerra de baja intensidad con la que manufacturó el nacionalismo,
el racismo, el odio, la separación y las guerras de alta intensidad.
--¿Y qué produjo todo esto en las feministas?
Este nacionalismo lo dividió todo y también al feminismo.
La primera influencia de todo esto fue que nació la pregunta
¿de que nacionalidad eres tú?. No solo por parte de las
usuarias del la línea SOS sino también entre nosotras.
Yo era yugoslava, nunca me había identificado a mi misma como
serbia. Pero empezó la presión y si nací en zona
serbia, mi apellido es de origen serbio y mis padres son serbios, pues
entonces ¡debe ser que soy serbia!. Pero yo no me identificaba
así, sigo sin identificarme con una nacionalidad para mi es algo
impuesto y construido y además ser serbia tenía -y más
hoy- connotaciones muy negativas para relacionarte con otras nacionalidades.
Tuvimos que discutirlo en el grupo. Nuestro grupo se declaró
no nacionalista pero ¿cuál era el rango de asuntos para
ser o no ser nacionalista? Por ejemplo: las que se identificaban ya
antes como serbias querían seguir siéndolo. En ese contexto
¿era eso, o ayudaba eso al nacionalismo? No sabíamos como
discutirlo abiertamente porque producía siempre mucho dolor,
eso trajo momentos muy amargos de los que aún no nos recuperamos.
Esto pasaba en todas las regiones y en todos los grupos.
Esto fue un punto de trauma para el feminismo que luego se complicó
más porque en la medida del avance de las guerras y de la brutalidad,
muchas de las mujeres de los grupos con los que habíamos trabajado
tan maravillosamente decidieron que ellas no podían dialogar
más con las serbias porque eran las madres, esposas, hermanas
de los hombres que las estaban violando, matando. Surgió otra
pregunta que profundizó el conflicto: ¿dispararías
tú, matarías? Fue imposible hacer una reflexión
por encima de lo que estaba pasando, menos hacer un pacto entre feministas.
El feminismo se dividió en dos partes. Un feminismo antinacionalista
y otro que, para mi, es pronacionalista porque se subordina a los conflictos
nacionales de los hombres guerreros.
-- Separar aguas en determinados momentos puede no ser
tan malo, puede ser doloroso pero a veces es necesario.
Aquí en Belgrado no estamos peladas, cada cual hace cosas diferentes
y ocasionalmente hacemos algo académico juntas, pero ellas nunca
se han preocupado por las cosas de la guerra, ni apoyan a las mujeres
víctimas, hacen otro tipo de actividades, en general más
de la academia.
El problema fue que en el marco de las guerras todo se hizo más
difícil porque los grupos feministas antinacionalistas dejaron
de tener contacto. La guerra separó y lo paró todo, no
se podía cruzar las fronteras, no podías escribir, no
podías hablar, simplemente no podías comunicarte.
Tuvimos que inventar otras formas para vernos y para poder articular
tareas y reflexionar lo que estabamos viviendo. Organizamos un primer
encuentro en Italia con las feministas de Croacia. Tampoco nos sirvió
mucho para reflexionar porque era tanta la soledad, era tanto el peso,
era tanta la necesidad de vernos, de saber de las otras, de apoyarnos
en las terribles experiencias de muertes y de destrucción que
el encuentro se fue en abrazos, en llantos, en ponerse al día
de la historia de la otra.
-- Se que te pone triste, pero sígueme contando, por favor
sigue...
En 1993 nacieron grupos en Bosnia, con apoyo de feministas alemanas.
Dentro de todos los límites de la guerra, tratábamos de
mantenernos en contacto haciendo encuentros en Austria, Alemania o Italia.
La solidaridad con las mujeres de los que se llamaba "el lado enemigo"
y el trabajo de comunicar a los grupos antiguerra -no eran muchos, feministas
y algunos periodistas independientes- rompiendo las barreras nacionalistas
eran muy importantes.
Pero el nacionalismo es tan grande, todo el mundo a interiorizado algo
de él, que las complicaciones en estos encuentros crecieron.
Hacíamos un encuentro taller para compartir y reflexionar sobre
nuestro trabajo con las mujeres violadas por los ejércitos y
cualquier comportamiento se transformaba en un malentendido, en enojos,
las sensibilidades estaban en el aire y cualquier cosa las encendía.
Había muchas mujeres nuevas, que no habían pasado por
la primera parte del proceso, con menos experiencia y reflexión
sobre nacionalismo y todo se repetía y de nuevo se hacía
imposible hablarlo, reflexionarlo, era muy difícil y muy doloroso.
-- Esto sigue, pude ver algunas manifestaciones ahora, en Montenegro
en el encuentro de Mujeres de Negro.
Sigue y seguirá, el nacionalismo es algo que atraviesa todo en
esta región, pero en 1994 pasó algo maravilloso que fue
un salto para muchas de nosotras.
Algunas viejas feministas de Belgrado propusimos hacer una reunión
pequeña, con solo veinte feministas para tratar de enfrentar
a fondo el problema. Se propuso hacerlo en Hungría pero las serbias
dijimos "todas nosotras estamos llorando por ver el mar, no necesitamos
que sea en un lugar neutral, queremos ver Croacia otra vez. ¡Que
se haga en la costa adriática croata!". En medio de la guerra
partimos para allá.
Las amigas de Croacia habían propuesto que se invite a dos feministas
americanas para que hicieran de mediadoras, porque había conflicto.
Al terminar el primer día nos dimos cuenta que no había
el tal conflicto, estabamos hablando, estabamos diciendo las cosas y
nos estabamos escuchando con afecto y con ganas de entendernos. Nosotras
feministas habíamos aprendido mucho en esos tres años.
Les pedimos a las mediadoras que se retiraran.
Estuvimos dos días completos en este proceso y al tercer día
empezamos a contar las historias de agresiones, sangre y violencia que
hombres de otras nacionalidades habían cometido en algún
momento contra integrantes de nuestras familias. Todas teníamos
alguna historia. Eso fue maravilloso porque con ello todas terminamos
de salirnos de las memorias familiares de sangre y agresión,
nos reconocimos por nosotras mismas, por lo que ahora éramos,
entendíamos y queríamos.
Supimos entonces que allí estabamos haciendo otro tipo de política.
Nunca jamás volvimos a tener ningún malentendido entre
nosotras.
Otro momento extremadamente importante fue en 1995, en plena guerra
en Bosnia. En esta política de solidaridad y de romper las barreras
del nacionalismo, decidimos hacer una pequeña caravana por la
paz que fuera hasta Sarajevo, llevando un poco de alimentos en cantidad
más simbólica que real. Fuimos a Hungría, de allí
a Croacia por el Adriático y de allí a las montañas
bosnias llenas de soldados y con batallas todo el tiempo, las atravesamos
hasta acercarnos a Sarajevo que es una ciudad rodeada de montañas,
sólo la de un extremo estaba tomada por los bosnios, el resto
por los serbios que disparaban todo el día contra la ciudad y
contra cualquier ciudadano al alcance de su mira telescópica.
El ejercito bosnio tenía un túnel de 800 metros para entrar
a la ciudad. Anunciaron a esta caravana de paz y pasamos por ese túnel
caminando agachadas. Estuvimos tres días en Sarajevo.
Las emociones no te las puedo describir. Es de lo más fuerte
que he vivido. Caminábamos por las calles sabiendo que podía
llegarnos cualquiera de las balas que constantemente disparaban los
serbios desde las montañas. Eso era tan real como real era la
alegría y la emoción de la gente que sabía que
estas mujeres serbias habían venido a estar con ellos y a conocer
lo que les estaba pasando. Diferenciaban muy bien a esos serbios que
les estaban disparando de estas mujeres en sus calles.
En una panadería donde entramos a comprar algo, una mujer se
acercó y no nos dejo pagar, le decíamos que no gaste sus
pocos recursos, por que la pobreza y las condiciones de vida eran realmente
extremas en esa ciudad sitiada. Su respuesta fue ¡ustedes son
nuestras huéspedes! Un taxista que tampoco nos quiso cobrar,
cuando llegamos al destino estaba llorando como un niño. Experiencias
como esas fueron muchas en esos tres días y me hicieron ver que
ya no sería tan fácil sentirme culpable por lo que hacen
los serbios. La gente puede comprenderte más allá de los
nacionalismos.
Esas fueron las experiencias mas fuertes para las feministas, pero no
las únicas, hicimos muchas reuniones y talleres entre mujeres
de las diversas nacionalidades, incluso organizamos una entre las mujeres
de Bosnia: serbias, musulmanas y croatas. Fue también impresionante.
-- Además de estas tareas de solidaridad, comunicación
y ruptura de las fronteras impuestas por los nacionalismos, ustedes
trabajan mucho en apoyo a víctimas.
El trabajo contra la división, separación y odio que imponen
los nacionalismos es el trabajo político central y dentro de
él, la solidaridad en sus diferentes formas toma también
parte fuerte de nuestra energía. Los refugiados que han ido llegando
oscilan entre 400 a 800mil, (ellos se mueven dentro del país
buscando mejores condiciones), ahora la cifra es mayor con los refugiados
de Kosovo.
Ellos llegan con tremendas experiencias de violencia, traumas horribles.
Sus condiciones de vida son infrahumanas y a pesar de tanto discurso
nacionalista, ni el régimen ni nadie les da apoyo ni atención,
para la gran mayoría es como si no existieran, parece como una
realidad virtual. Empezamos a trabajar intensa y sistemáticamente
en 1993 cuando abrimos el Centro de Apoyo y poco antes y poco después
del acuerdo de Dayton (acuerdo de paz, XII de 1995), el número
de refugiados aumentó en pocos días, algunos días
llegaban hasta 100mil, campesinos de pequeñas comunidades en
su mayoría.
Este trabajo es muy difícil porque sus necesidades son muy inmediatas.
La mayoría de las veces hablas horas sobre sus animales, su perro,
sus huertos que perdieron y tienes que enseñarles a abrir una
puerta, a usar el elevador y sobre todo trabajar el miedo y los traumas
que traen. Para darte un ejemplo, ¿puedes imaginar lo que es
trabajar con mujeres totalmente rurales que vienen de un pequeño
pueblo de bosnia donde los soldados serbios mataron a 8mil hombres?
Hay algunas experiencias hermosas con mujeres que han dado saltos enormes
pero en general es ayudarlas, dentro de las horribles condiciones, a
sobrevivir de la mejor manera posible y cuando se trata de refugiadas
musulmanas incluso sacarlas del país.
Como feministas este trabajo nos plantea muchos problemas. ¿Cómo
enfocas los niveles de traumas?, son tantos que tienes que jerarquizar,
pero para cada cual su dolor es único. ¿cómo jerarquizas
para elaborar los traumas de guerra de las mujeres? No es posible jerarquizar,
tienes que trabajar con la realidad de cada una.
El apoyo que han dado terapistas feministas de otros países ha
sido fundamental, pero aún así su experiencia era sobre
todo con el estress o con el enfrentar la posibilidad de muerte por
enfermedad pero no había experiencia con el trauma de guerra.
No sabíamos nada sobre ello, aún creo que es muy poco
lo que podemos sistematizar, hemos tenido que aprender, improvisar.
El concepto general es crear redes contenedoras donde las mujeres nos
apoyemos entre nosotras, nos cuidemos a nosotras mismas, desde ahí
es un poco menos dificultoso el darle a cada una el nivel de escucha
y apoyo que requiere. Es necesario capacitar a cientos de mujeres en
asistencia de salud mental para que escuchen a las otras. Hablar, hablar
y ser bien escuchada es siempre importante, pero parece ser vertebral
en el trauma de guerra. Y ya en traumas más específicos
como violación se requiere otra profundidad de apoyo.
Esto se complejizó durante el bombardeo de la Otan. Las bombas
caían sobre nuestras cabezas, estaban en nuestra ciudad, teníamos
miedo. ¿Cómo hacer con estas guerras paralelas? Guerras
de limpieza étnica sobre otras mujeres y bombardeo sobre ti misma.
El cuidado entre nosotras tenía que ser doble. ¿Cómo
ligar ambas cosas? Lo hicimos a través del proyecto de intercambio
telefónico para hablar y compartir con las mujeres serbias lo
que nos estaba pasando con el bombardeo. Fue un cambio ético
en el trabajo, sólo el primer mes hicimos 342 llamadas a mujeres
de aquí y a mujeres de origen serbio en Kosovo. Estas últimas,
a veces, no querían oírnos y nos acusaban de apoyar solo
a las albanesas. Aunque el 90% de las refugiadas con las que trabajamos
son serbias, aclarar esto no era fácil porque de nuevo estaba
la cosa nacionalista ahora justificada porque la Otan estaba atacando
a los serbios. El trabajo de solidaridad es muy difícil en este
contexto.
-- Se habla que solo en Bosnia hubo entre 30 a 300mil mujeres
violadas. ¿cuál es la cifra real?
La cifra es muy, muy alta pero nosotras nos negamos a que las cifras
sean relevantes, basta una para que sea un crimen. Con las cifras nos
manipulan de todos lados. Nuestra perspectiva no es manejar cifras,
es denunciar el hecho de que exista.
-- En estos días he visto que ahora su preocupación
central es como enfrentar el nacionalismo y el militarismo tan internalizado
y arraigado.
No solo ahora, siempre ha sido un aspecto fundamental en el trabajo.
Muchos talleres, muchos diálogos con las mujeres sobre esto,
pero nada es suficiente, todo el entorno conspira a favor de las mentalidades
nacionalistas. En ese sentido estamos revisando como trabajar con esto
de manera más efectiva.
Aquí casi todo el mundo es en buena medida nacionalista. La misma
oposición es muy nacionalista, tu viste en Krayevo que inician
sus manifestaciones cantando el himno serbio. La oposición solo
quiere que se vaya Milosevic, pero son muy pocos los que entienden la
relación entre el régimen y el nacionalismo y el militarismo.
Los principales líderes de la oposición son tan nacionalistas
como Milósevic, nadie quiere tocar esto con tal de que se vaya
el dictador. Ni siquiera quieren tocar el problema de los criminales
de guerra, dicen que eso complicaría la salida de este régimen.
Mientras cientos de criminales de guerra andan aquí, libres,
impunes, felices ¡Es tremendo!
-- Conocemos bien ese problema en América Latina ¡la
impunidad en nombre de cualquier democracia!. ¿Y de ahora en
adelante?
Ahora están en juego las posibilidades de elecciones. La mayoría
de la oposición esta empujando por eso aunque aún no es
claro porque hay diversas posiciones sobre como enfrentarlas y una minoría
piensa que un criminal de guerra como Milosevic no puede garantizar
elecciones, ser juez y parte, ni irse legalmente, pero tampoco tiene
claro como enfrentarlo.
Estamos impulsando una gran discusión, una gran reflexión
sobre fascismo y feminismo en Serbia. Eso es lo que tenemos que hacer.
Tenemos que empezar a oírnos entre nosotras porque no hay interconexiones
entre las feministas. El otro sector de feministas -que nunca han participado
en las consecuencias concretas de la guerra para las mujeres, nunca
han intentado contactar con las de otras nacionalidades, eso no les
ha preocupado- están haciendo una especie de coalición
"ad hoc" en función de la participación de mujeres
en los partidos de oposición, el asunto de cuotas. ¿Debemos
pedir cuotas o no?. No hay mujeres en los lideratos de la oposición,
están completamente ausentes. Las bosnias lograron poner mujeres
y no ha sido malo para ellas, pero también aquí, en el
marco del nacionalismo y militarismo y la total negación a los
asuntos de mujeres puede ser una total fantasía, no lo se. Estamos
partiendo de cero, hay que discutirlo, pero hay que hacerlo en un marco
más amplio. Yo no tengo muy claro las perspectivas, nadie las
tiene. No veo otro punto de partida que oírnos y dialogar.
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