Dios juzgará a Sergio Andrade, confía


La familia Yapor vive un calvario por el paradero de su hija Karina

Sólo les queda el aliciente de su nieta, dicen los padres de la menor

Arturo García Hernández n ƑQué haría usted si un día la cantante más exitosa del momento llegara a su casa para decirle que su hija -en el umbral de la adolescencia- tiene pasta de estrella? ƑSi le dijera que le aguarda un futuro prometedor -fama y fortuna- en el mundo del espectáculo? ƑSi le jurara prepararla, guiarla y protegerla? ƑQué haría?

En esa situación se vieron Miguel Yapor y Teresa Gómez cuando Gloria Trevi y Sergio Andrade les dijeron que su hija, Karina Alejandra Yapor Gómez, tenía cualidades para hacer carrera artística. Era "un diamante en bruto" que hacía falta pulir. Y "pulir" quería decir prepararla con intensidad: ponerla a estudiar, adentrarla en los secretos del canto, la música, la actuación; someterla a ensayos agotadores, horas y horas todos los días. Sólo así el diamante estaría listo para exponer su brillo a la admiración del público. Es duro el oficio de estrella, pero cuando se tiene talento, disciplina y vocación, el triunfo está asegurado. La mejor prueba de ello era la propia Trevi.

Hasta entonces los Yapor Gómez respondían a los estándares de "normalidad" de una familia de clase media en Chihuahua. Tenían ''los problemas que tiene una familia normal, pero estábamos unidos''. De origen libanés, Miguel Yapor se dedicaba, con buenos resultados, a la fabricación y la reparación de colchones. Su mujer, al hogar. Tuvieron dos hijos: Karina y Daniel (hoy de 20 años). Si algo en cierta medida distinguía a los Yapor era profesar el cristianismo en una comunidad mayoritariamente católica.

Al principio, el matrimonio Yapor Gómez se dividió ante la propuesta de Sergio y Gloria. El padre se oponía de manera terminante. No le La œltima foto que Karina Yapor envi— a sus padres (a la derecha) desde Espa–a  n Foto: Sergio Dorantes molestaba la admiración de su hija a la cantante. Gloria le parecía "un poco chiflada y loquita", pero no consideraba que fuera "una mala muchacha". Tuvo oportunidad de tratarla gracias a la amistad que se había establecido entre ella y su hija. Karina formaba parte de un grupo de fans. Como ocurría en cada ciudad que visitaba Gloria Trevi, cuando actuaba en Chihuahua, sus admiradores iban a recibirla al aeropuerto, asistían a sus conciertos, compraban sus discos y organizaban reuniones con ella. Así se conocieron y se hicieron amigas Karina y Gloria.

Lo que el padre de Karina desaprobaba -dada su filiación religiosa- "eran las letras de las canciones que hablaban del aborto y todo lo que era contrario a la ética bíblica". Tampoco le gustaban los calendarios en los que la autora de La papa sin catsup "aparecía semidesnuda". De todos modos, en la balanza de su moral particular, el juicio de Miguel era favorable para la intérprete regiomontana. Pero de eso a permitir que su hija se fuera con Gloria y Sergio había una gran distancia. Y muchas dudas.

Pese a las reservas de su esposo, Teresa Gómez estaba tan entusiasmada como su hija. Era una oportunidad irrepetible. Desde muy pequeña -dos o tres años, según el papá-, Karina había mostrado aptitudes artísticas. Cantaba, bailaba; era extrovertida, inteligente y poseía buen sentido del humor. Tenían que apoyarla. "Va a aprender, se va a desarrollar", argumentaba la madre con suplicante vehemencia. Se estaban jugando el futuro de la niña. Muy a regañadientes, Miguel Yapor cedió: "Fue una decisión difícil, pero de buena fe. Nosotros confiamos y pensábamos: la hija está realizando un sueño". Era noviembre de 1994. Karina tenía 12 años y cuatro de admirar a Gloria.

Madre e hija viajaron a la ciudad de México para la prueba definitiva en las oficinas de Trevi y Andrade. Entonces no sabían en que consistía dicha "prueba". El diagnóstico confirmó el optimismo inicial: sí, la adolescente era un diamante en bruto. Tendría que trabajar mucho y permanecer en la capital del país, pero su futuro estaba asegurado. Karina interrumpió sus estudios de secundaria (cursaba el primer año). Miguel y Teresa otorgaron a Sergio y Gloria la custodia de su hija mediante la firma de un contrato notariado.

Todo parecía indicar que habían tomado la mejor decisión. Aunque eran esporádicas las visitas de Karina a sus padres, éstos se regocijaban con los avances de su hija. Tocaba el pi La œltima foto que Karina Yapor envi— a sus padres (a la derecha) desde Espa–a  n Foto: Sergio Dorantes ano por nota y demostraba en general una cultura musical avanzada.

Karina no iba sola cuando visitaba a sus padres. Siempre la acompañaban alguien: Mary Boquitas, la misma Trevi o alguna otra de las adolescentes que pertenecían al grupo. "No podíamos hablar a solas, pero me sentía tranquilo porque creía que la cuidaban bien".

El primer foco rojo se encendió con la publicación, en marzo del año pasado, de La gloria por el infierno, libro donde Aline Hernández relata los maltratos y las humillaciones que recibió como corista de Gloria Trevi y esposa Sergio Andrade. Los padres empezaron a sospechar: "Nos entraron dudas, pero todavía les dimos un voto de confianza a Gloria y Sergio. Mi hija nos llamó para decirnos que no hiciéramos caso, que no nos preocupáramos, que estaba estudiando en España, en la academia Manuel de Falla. Cuando vimos que Gloria salía en la televisión y explicaba y lloraba, pues sí le creíamos. Pensábamos que Aline era una mujer envidiosa y mediocre. Además era una desconocida y no era buena cantante. ƑCómo que ella era la víctima?"

Pero el escándalo fue en aumento. Las visitas de Karina a sus padres cesaron y las llamadas, de por sí breves, disminuyeron.

En septiembre de 1998 hablaron con ella por última vez. El 13 de octubre recibieron una llamada de la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores en Chihuahua. Les informaban que en La Casa de los Niños, del Instituto Madrileño del Menor (equivalente español del DIF mexicano), tenían un niño registrado como hijo de Karina Alejandra Yapor Gómez. Lo tuvo el 12 de diciembre de 1997, a los 15 años de edad. Había sido abandonado en un hospital de la capital española con un alto grado de desnutrición. También se enteraron que no existía la academia musical Manuel de Falla.

Ahí empezó -para decirlo en los términos que corresponden a su fe religiosa- el calvario de los Yapor. La búsqueda de su hija y de la verdad atrás de todo se convirtió en su obsesión. En noviembre del año pasado, la cónsul de México en Madrid, Olga García, trajo al niño para entregarlo a sus abuelos. Fue un consuelo y -aquí la voz de Miguel Yapor pierde parte de la tristeza que la tiñe- una bendición: "Hoy lo ve usted, grandote, bonito, fuerte. Se parece a Karinita. Es probable que sea de Sergio Andrade. Hay gente que dice que tiene rasgos de él. No sabemos ni nos importa. Le tenemos mucho cariño y queremos que crezca como un niño normal. A Sergio que Dios lo ayude, porque él es quien lo va a juzgar. Aquí, tendrá que responder ante la ley".

En marzo, Miguel Yapor y Teresa Gómez hicieron una denuncia de hechos ante la Procuraduría de Justicia de Chihuahua por corrupción de menores y lo que resulte. De esa denuncia se deriva la orden de aprehensión girada ayer contra Sergio Andrade Sánchez y Gloria de los Angeles Treviño Ruiz.

A sus 47 años, postrado en una silla de ruedas por un padecimiento "neuromuscular" (no especifica en qué consiste), Miguel Yapor se dice "defintivamente arrepentido" de haber confiado a su hija a Sergio Andrade y Gloria Trevi, pero rechaza las críticas que se le hen hecho por eso: "Lo hice pensando en ella. No creo que nadie actúe para hacerles daño a sus hijos".

Quizá sea Teresa Gómez quien peor la esté pasando. Cada llamada telefónica le provoca sobresaltos. Cada noticia o rumor sobre el paradero de su hija inflama y decepciona su esperanza. Lo último fue el falso anuncio de que Sergio y Gloria por fin se presentarían -acompañados por Karina- a declarar en Chihuahua, en junio de este año. Ha llorado mucho. Por lo pronto, trata de darle a su vida un giro hacia la normalidad. A eso le ayuda la presencia de su nieto.