Liberación de organismos transgénicos en el medio ambiente
ƑRevolución o involución?
Carlos H. Avila Bello
En los últimos meses se ha hablado mucho de los organismos transgénicos (animales o plantas), es decir, aquellos individuos a los que se les ha cambiado parte de su información con base en métodos de ingeniería genética. En el caso de las plantas se emplean dos formas para transferir genes: la primera, por medio de bacterias del suelo (Agrobacterium tumefaciens y A. rhizogenes), capaces de infectar a la planta e introducir una parte de su material genético en las células vegetales; la segunda consiste en el bombardeo de células con micropartículas cargadas de ADN mediante una pistola de genes.
Es innegable que la posibilidad de introducir genes
que pueden ayudar en el tratamiento de diferentes tipos de
enfermedades es un avance impresionante de la ciencia; muchos
investigadores en diferentes partes del mundo intentan aplicar ese
conocimiento en diversos tipos de cánceres y enfermedades
cardiovasculares (arteriosclerosis) o neurodegenerativas (sobre todo
el mal de Parkinson). Sin embargo, existen riesgos. En medicina, uno
de ellos es que el portador del gen terapéutico se disemine por
el organismo del paciente o en el ambiente. Pero dejaré ese
aspecto a los médicos, ya que no es mi área de
conocimiento.
En relación con las plantas, dos de las primeras usadas en campo abierto son un jitomate con mayor tiempo de vida en anaquel y un tabaco resistente a un herbicida. Empero, aun cuando algunos investigadores financiados por transnacionales se han planteado algunas preguntas importantes (Ƒqué efecto puede tener en el ecosistema una planta transgénica? ƑPuede la planta transgénica cambiar los hábitos de visita de las abejas?), otras preguntas pueden ser importantes para países que, como el nuestro, son centro de origen de plantas cultivadas; por ejemplo, Ƒqué efecto puede tener la información genética de maíces transgénicos en las razas nativas? Las plantas transgénicas son una nueva presión de selección, Ƒnos puede llevar ello al desplazamiento de las plantas desplazadas o de insectos polinizadores?
En ese sentido, es ilustrativo que en Francia la Comisión de Ingeniería Biomolecular tomó en cuenta, para la liberación de maíces transgénicos, el hecho de que esa planta no tiene parientes cercanos en el continente. Algunas de las consideraciones hechas por la mencionada comisión son: 1) la superficie experimental debe estar alejada cierta distancia de otros cultivos de la misma especie; 2) las plantas deben cosecharse si es posible antes de la madurez o utilizar plantas cuyo polen sea estéril, y 3) el área cosechada se debe tratar con labores profundas al suelo y herbicidas, para destruir todo residuo de planta transgénica.
Si bien pueden existir ventajas importantes en el uso de plantas transgénicas, como el control de plagas a través de bacterias como el Bacillus thuringiensis (bacteria que produce toxinas eficaces contra algunos insectos), por cierto usada en maíces transgénicos cultivados en Michoacán para combatir al gusano cogollero; sin embargo, la mariposa monarca se alimenta del polen de esos maíces y aparentemente se está viendo afectada.
Al respecto, Josie Glausiusz plantea una pregunta muy sugestiva: Ƒno estaremos presionando a las fuerzas evolutivas para que los insectos desarrollen resistencia a B. thuringiensis?
También se puede presentar la transferencia de genes de una planta transgénica a un pariente silvestre; tal es el caso de la colza o nabo (Brassica napus y Brassica campestris). Aunque algunos investigadores franceses encontraron que la posibilidad de que la colza forme semillas viables al cruzarse con la col (Grassica oleracea), la mostaza (Brassica nigra), el rabanillo (Raphanus paphanistrum) y la mostaza silvestre (Sinapis arvensis) es muy baja, otros resultados con esas mismas plantas demuestran que existen recombinaciones, lo que le conferiría a la planta ventajas adaptativas en relación con los progenitores, entre los que se encuentran sus parientes silvestres.
Desde el punto de vista biológico, existen todavía muchas incógnitas que deben resolverse antes de liberar organismos transgénicos en el ambiente.
Otros aspectos de los transgénicos igualmente interesantes que el biológico son el social y el económico, ya que existen grandes intereses de las transnacionales en relación con plantas y animales nativos de los cuales se obtienen genes que potencialmente pueden ser patentados, y con ello dominar el mercado internacional de recursos fitogenéticos.
En ese sentido, lo que debe pensarse es que los recursos genéticos de un país son importantes y estratégicos por tres razones: 1) para preservar la diversidad genética; 2) para detener la erosión genética, y 3) para asegurar el futuro alimentario del país. Además, también deben tomarse en cuenta los derechos de las comunidades campesinas e indígenas sobre esos recursos, ya que llevan miles de años mejorándolos; no es fortuito que se encuentren en nuestro territorio parientes cercanos de cultivos como el maíz, el frijol, el jitomate y el aguacate, entre otros.
Es interesante mencionar que, de acuerdo con Blanca Suárez (investigadora del Centro de Ecodesarrollo), a partir de la nueva ley sobre producción, certificación y comercio de semillas, la Sagar tendría a su cargo la investigación oficial en semillas, administrará un banco oficial de germoplasma y aplicará las sanciones correspondientes. Sin embargo, quedaron fuera de esos aspectos la desaparición de la Productora Nacional de Semillas (Pronase) y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Tal vez por eso esta última institución se ha desentendido casi totalmente de los dos primeros aspectos.
Por otro lado, contrario a lo que piensan algunas personas, como el "director en jefe" del INIFAP, el uso de plantas transgénicas no es una práctica sustentable. Parte de lo que busca la sustentabilidad es una menor dependencia de insumos externos, y las plantas transgénicas son un recurso cuyo abastecimiento depende totalmente del exterior, no se encuentra en manos de los productores, y más ahora que también se pueden colocar candados genéticos a las plantas para que no puedan ser utilizadas más de un ciclo agrícola o su información genética se degrade.
El tema es interesante y polémico. Si los lectores están interesados en ahondar acerca en él, las siguientes pueden ser algunas lecturas interesantes:
El número 153 de Mundo científico, traducción al castellano de La Recherche (enero de 1995); Casas R. et al. 1992. La biotecnología y sus repercusiones socioeconómicas y políticas. UAM-UNAM. México; Greene A. E. y R. F. Allison. 1994. "Recombination between viral RNA and transgenic plant transcripts". Science 263: 1423-1425; Joergensen R. B. y B. Andersen. 1994. "Spontaneus hybridization between oilseed rape (Brassica napus) and weedy B. campestris (Brassicaceae): a risk of growing genetically modified oilseed rape". American Journal of Botany; J. Glausiusz. 1998. "The great gene escape". Discover. Mayo pp. 91-96.
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