n Habla el autor de La amigdalitis de Tarzán


Cada escritor arma su soledad

para trabajar: Bryce Echenique

n ''Los ganadores no me dicen nada, por eso prefiero a los derrotados''

César Güemes n Antes que otra cosa pase, enciende uno de los tres Oro Negro que se fumará a lo largo de la plática. Alfredo Bryce Echenique tiene escasamente 40 días de haber regresado a su natal Perú, luego de siete lustros de vivir en Europa, y cuenta apenas con 15 horas en territorio mexicano. Está aquí para presentar su nueva novela, La amigdalitis de Tarzán (Alfaguara), en la que los personajes no siempre ganan, pero aprenden y con seguridad se divierten.

ųHace prácticamente 35 años salió de Perú y ahora regresa. ƑCómo encuentra al país y cómo se rencuentra usted ahí?

ųEs un sitio distinto del que yo conocía. Lo había visitado, claro está, y no notaba tantos cambios como hoy que he vuelto ya en firme para vivir otra vez en él. Quise acordarme de las calles que caminaba y casi no encontré ninguna. Todo es diferente. Todavía no me acostumbro al país que me resulta nuevo en muchos sentidos.

 

Revalorar la obra de Scorza

 

ųƑHubo motivos literarios que lo llevaron a dejar Europa?

ųFrancamente, no. Después de todo cada escritor se arma su isla, su lugar de silencio y de soledad para trabajar. Eso se puede conseguir prácticamente en cualquier sitio. Lo que me orilló a tomar la decisión del regreso fueron las personas, mi gente que está en Perú.

''Los libros de todas formas los iré escribiendo con un sistema más o menos parecido al que llevé en los diversos sitios de Europa donde estuve. Y quiero decir que en el más noble de los sentidos estoy hastiado de Europa. Ya la viví, la recorrí, es el tiempo del regreso.''

ųPrecisamente en su más reciente libro habla de algunos lugares a los que se fue propiamente para aislarse y escribir. ƑEl resultado literario no es el mismo en una ciudad muy circulada?

ųPuede serlo, pero en mi caso en París o en Madrid todo el día sonaba el teléfono o tenía alguna visita. Así era imposible escribir. De modo que me resultaba indispensable salir de todo eso, buscarme un refugio y dedicarme al trabajo, doblemente solo, si prefieres decirlo así.

ųSus libros hechos en Madrid o París finalmente hablaban de Perú con una nostalgia incurable. Hoy que está de vuelta en América quizá escriba pensando en el viejo continente.

ųEs muy posible. Me encuentro en un proceso de adaptación que me tomará, espero, no demasiado tiempo. Y sí, no hay manera de dejar Europa de un plumazo. Estoy muy agradecido con todo lo que me sucedió por allá.

ųEn la época que sale de Perú y en algunos años posteriores vivió su esplendor la obra de Manuel Scorza, hoy injustamente olvidado. ƑLo conoció, lo recuerda?

ųY cómo no, si en París nos hicimos muy amigos, nos frecuentábamos mucho. E incluso desde antes. He sido, creo, uno de los más sinceros defensores de su obra. Y luego, esto de que se ha olvidado el mundo de él, bueno, ahora en Perú se comienza a revalorar su obra.

''Recientemente he visto críticas, reseñas de sus libros, comentarios de su vida y su labor. Es un autor indispensable de la literatura latinoamericana.''

ųSus novelas participaron en la formación sentimental de los nacidos en los años sesenta. ƑLo acepta?

ųEn todo caso no puedo negarlo. Lo que sí te digo es que no iba escribiendo los libros con esa intención. No quise reflejar a tantas personas. Pero tampoco evado ninguna responsabilidad. Y doy un ejemplo: es muy curioso que en los diversos países de habla hispana me recuerdan por un libro en particular, que nunca es el mismo. En España es por uno, en Perú por otro, aquí por alguno más. Ese para mí es un gran misterio. Así sucedió y aún me sorprende.

 

Privilegiar la imaginación

 

ųUna de las sensaciones que dejan sus historias es que, a pesar de los pesares, perder no es tan trágico. Ha dotado a sus personajes de una amplia capacidad para perder y sobrellevar la derrota.

ųEso sucede. No quise hacer, desde luego, una apología de los derrotados, pero es que los ganadores no me dicen nada, no tienen una historia que contar. Y en cambio quienes pierden algo en la vida siempre elaboran muchas teorías o hipótesis sobre lo que pasó. Eso es lo que los acompaña y les da mayor peso como personajes. Además, todos se ven a sí mismos con ironía, que en ocasiones es la única manera de sentirse mejor, de aliviarse.

''Martín Romaña, por ejemplo, cuenta su historia con el fin de dejarla atrás, de superarla. Y algo similar les puede suceder a otros de mis personajes.''

ųLa novela en que aparece Romaña y otras más de su autoría son ciertamente muy amplias. Antes de la computadora, Ƒcómo hacía para ordenar toda la información requerida?

ųLa verdad es que nunca me gusta hacer planes previos. Incluso con las novelas largas me dejo llevar por la imaginación. He intentado también trabajar bajo un plan, con un proyecto concreto, pero lo traiciono, me aparto de él a las primeras páginas y la historia se va por otro lado. Prefiero la imaginación al orden, en ese aspecto.

ųY sigue prefiriendo al bolero sobre otros géneros. En La amigdalitis de Tarzán reaparecen sus compases.

ųNo puedo dejarlo. El bolero forma parte de mi vida, de mi literatura y es mucha de la música que oyen mis personajes. A ellos los acompaña y hasta ahora les ha servido muy bien para expresar sus sentimientos en ocasiones de cariño y en otras de decepción. Es un género que escucho, al que acudo, el que me permite ubicarme en una época y una manera de entender las relaciones personales.

ųƑPor qué eligió la referencia al personaje de Tarzán para esta novela? ƑEra importante para usted antes de escribirla?

ųLo era porque vi todas las películas sobre el personaje durante varios años. Y la anécdota de por qué lo tomé para la referencia o el título es muy corta y sencilla: Fernanda María, una de las protagonistas del libro, dice que se siente tan bien en ocasiones como cuando Tarzán se tiraba al agua.

''De algo tan inocente parte todo. Y luego vemos, a lo largo del libro, cómo incluso una mujer como Fernanda puede quebrarse también con algo muy simple, igual que el resto de los seres humanos.''

ųAunque otra de las constantes de su obra es que las mujeres son siempre más fuertes que los varones. Se desmoronan mucho más tarde.

ųAsí parece, sí. Inés con respecto de Romaña, por ejemplo, se ve más fuerte y eso se debe a que su mundo es más llevadero. No tiene la pesadez ni los conflictos, reales o imaginarios, de Martín. Pero no ha sido buscado esto de las mujeres. Así se dio y ahora puedo verlo.

 

Ir al microcosmos

 

ųA la distancia quedó el boom latinoamericano. ƑCómo fue para los de su generación, apenas diez años menores que los integrantes del boom, conseguir ser leídos?

ųFue difícil, porque efectivamente eso que se denomina mercado de lectores estaba copado por ellos. Pero tuvimos una ventaja: no los imitamos y por eso es que conseguimos abrirnos un espacio. De cualquier forma, ya Puig y Cortázar habían comenzado a dar por terminado el boom dentro de la corriente misma. No lo abandonaron en el sentido estricto, pero sí optaron por cambiar su forma de concebir el tema de sus libros. Eso fue algo que luego trabajamos más los de mi generación: mientras el boom trataba de las grandes historias, de periodos muy largos, de dinastías enteras, nosotros permitimos que entraran en las novelas la vida cotidiana y los sentimientos más básicos de los personajes. Nos fuimos al microcosmos y ahí encontramos que había mucho por narrar. Eso nos salvó.

ųƑCómo ha sido su trato con Mario Vargas Llosa?

ųMuy bueno. Fue mi maestro en San Marcos. Y luego nos frecuentamos en Europa. El impartía la materia de literatura peruana. Un gran profesor.

ųParece, Alfredo, que todo tiempo recordado es mejor cuando se escribe sobre él, como es su caso.

ųšQué te voy a decir, no puedo negarlo!

(La amigdalitis de Tarzán será presentada hoy, a las 20 horas, por Gonzalo Celorio y el autor en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.)