Masiosare, domingo 4 de abril de 1999



Internas del PRD

La crisis no ha terminado

Arturo Cano

Hace apenas unos días ocupa las oficinas que dejó Porfirio Muñoz Ledo y ya lo quieren sacar de ahí. En plena Semana Mayor, Pablo Gómez Alvarez, flamante coordinador de los diputados federales del PRD, recibió la visita, por separado, de tres comisiones oficiosas que fueron ``a sondearlo'': ¿Por qué no te lanzas por la presidencia nacional del partido?

Pablo Gómez no dijo que sí. Tampoco que no.

Curioso: los anzuelos los tiraron dirigentes perredistas que -todavía- forman parte de las planillas de Jesús Ortega, Amalia García y Rosalbina Garavito.

Cuando Gómez recibió a sus visitantes, la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia (CNGV) del PRD todavía no anunciaba su resolución de anular los comicios del 14 de marzo. Pero ya todos los perredistas daban como un hecho la decisión y se apresuraban a buscar las salidas, entre ellas, nuevos candidatos, pues consideran que los contendientes del fatídico marzo perredista están ``muy desgastados''.

Rosalbina Garavito ha ido más allá: ninguno de los aspirantes debe participar en una nueva contienda.

Ninguno comparte su idea. ``Que ella no participe si no quiere, pero yo tengo a salvo mis derechos políticos, y claro que voy a participar'', suelta Jesús Ortega. Los representantes de Amalia García y Mario Saucedo también dicen que van de nuevo.

***

A las dos de la madrugada del jueves santo, los integrantes de la CNGV terminaron de poner puntos y comas en las 33 cuartillas de su resolución: en pocas palabras, lo que hicieron fue avalar el informe del Comité General del Servicio Electoral (CGSE), que anuló mil 506 casillas.

La resolución de la CNGV arrojó algunos datos interesantes. Las casillas impugnadas por las planillas fueron mil 450. Y, ojo, sólo 196 fueron ``coincidentes'' con las anuladas por el CGSE. Es decir, más de 51% de las casillas de la elección perredista fueron impugnadas.

La senadora Amalia García dijo que sólo 5% de las irregularidades reportadas implicaban anulación de las casillas. Pero fue precisamente su planilla la que presentó un mayor número de impugnaciones (con 440), seguida de Jesús Ortega (383), Rosabina Garavito (356) y Mario Saucedo (84).

``Acepto la nulidad porque soy una gente de partido y hay que sujetarnos a la normatividad, aunque estoy inconforme, pienso que es ilegal y un error'', dice Jesús Ortega.

Las cosas no serán tan simples.

En el próximo Consejo Nacional, coinciden integrantes de las planillas de Ortega, García y Saucedo, se pondrá en el banquillo de los acusados al CGSE, y particularmente a su presidente José Barberán.

``Anulan mil 506 casillas, sin facultad, porque en ningún lado está eso. Y luego anulan las elecciones por causales que son atribuibles en 90% al servicio electoral. Es como si se anulara la elección de Presidente de la República argumentando que el Consejo General del IFE falló'', resume Jesús Ortega.

Y va más allá: ``Es una vileza, una actitud ruin -de quien lo haya diseñado o quien haya puesto en práctica- generalizar primero, estas supuestas irregularidades, para crear la impresión de que es un partido que no sabe hacer elecciones y de que hay mucha gente que actuó de mala fe. Es una vileza que tú cometas errores y quieras que otras personas los asuman''.

Blanco de todas las críticas, José Barberán dijo el miércoles que hay una ``campaña de desprestigio'' en su contra, por haberse mantenido al margen de grupos y corrientes del PRD, mismos que ``manipularon a su antojo'' a los órganos electorales de los estados y municipios.

El pasado lunes, en el salón Covadonga, se reunieron los integrantes de tres planillas (Ortega, Saucedo, García). Casi 100 consejeros nacionales y 20 presidentes estatales. La aplanadora que puede actuar en la reunión de Consejo del próximo fin de semana.

El 10 de abril, llueva o truene, Andrés Manuel López Obrador entregará el mando del PRD. Así lo ha dicho una y otra vez. La anulación de la elección abre la puerta, entonces, a un interinato de tres meses.

El primer problema es que no hay candidatos a la vista. Ninguno de los ``coroneles'' perredistas estaría dispuesto a sacrificar su posibilidad futura de llegar a la presidencia nacional a cambio de un interinato tan breve. Otros no estarían dispuestos a dejar sus cargos en el gobierno del Distrito Federal sólo por tres meses.

Por esa razón se baraja la posibilidad de que López Obrador termine el periodo que se acortó a propuesta suya.

Pero el tabasqueño ha dicho que no.

¿Dónde quedó la ``institucionalidad'' del PRD?

Jesús Ortega no acaba de explicarse la decisión de anular los comicios. Pone el contrapunto: durante el periodo de López Obrador -con él como secretario general- se renovaron una gran cantidad de comités directivos estatales, y aunque en algunos casos se presentaron impugnaciones, éstas se resolvieron en la CNGV y finalmente se logró que los comités entraran en funciones.

Pero en su elección nacional el PRD no pudo.

-¿Qué garantías mínimas tendrá la militancia perredista en una nueva elección?

-Depende de tres puntos: que el Servicio Electoral cumpla su responsabilidad, que tenga los recursos para hacerlo y que se castigue a los responsables de los actos dolosos cometidos el 14 de marzo -dice Ortega.

¿Hasta dónde va a llegar el PRD en esa ruta de ``limpieza''?

En Chilpancingo, el pasado jueves, López Obrador dijo ante miles de perredistas guerrerenses: ``Este partido nación, entre otras cosas, luchando, como lo hacen ustedes, contra el fraude electoral. Sería un acto de inconsecuencia total permitir la defraudación al interior del PRD''.

Un par de días antes, la senadora Amalia García alertaba sobre el hecho de que la decisión de anular ``viene acompañada de un ambiente de expulsiones de figuras importantes del partido, estoy consternada''.

Tres veces, cifras en mano, Amalia García se declaró vencedora de la contienda. Ahora, anulado el proceso, ha dicho que propondrá una reforma estatutaria para que una mujer candidata a la presidencia tenga que ganar dos veces la elección. En el PRD, dijo varias veces en los últimos días, domina una ``cultura machista'' que le cerró el camino a la presidencia.

¿Existe machismo en su partido?, le preguntaron a la senadora hace unas semanas (equis, publicación de la Comisión Nacional de la Mujer, 1 de abril).

Y Amalia García habló de una ``revolución silenciosa'' en el PRD, y puso como ejemplo una encuesta realizada en el pasado Congreso de Oaxtepec, donde la mitad de los delegados dijeron que no importaba si el dirigente era hombre o mujer, sino la capacidad que demostrara, mientras 26% dijo que debía ser mujer y sólo 24% que debía ser hombre.

Se trata, decía la senadora apenas ayer, de una ``diferencia extremadamente grande'' con respecto al PRD de hace tres años. ``Esa idea de que la política es un ámbito exclusivo de los hombres ha dejado de ser una realidad''.

La crisis de los coroneles no ha terminado. ¿Planilla de unidad? ¿Expulsiones de dirigentes medios? ¿Dirección interina? ¿Elección universal o congreso? Los próximos días serán definitivos para el PRD y su apuesta hacia el 2000.