n Me interesa la poesía de lo tecnológico, dice en su visita a México


El ser humano, lo más importante de la realidad virtual: William Gibson

n El novelista reconoce que el problema de la ficción es lidiar con un presente incomprensible

César Güemes n Escritor de culto, interesado lo mismo por Verne o Hawking que por Pablo Neruda, con obra llevada al cine y a la televisión, William Gibson pasó por el Distrito Federal, al que considera como una urbe del futuro, a fin de participar en el coloquio Apocalipsis y Utopía de la Ciudad de México. En castellano lo preceden obras como Neuromante, Conde Cero, Mona Lisa acelerada, Quemando cromo, Luz virtual o la reciente Idoru. Creador del término ciberespacio, que forma ya parte de la cotidianeidad, el autor mantiene esta charla sobre las posibilidades literarias de un futuro que terminó por alcanzarnos.

ųEs célebre el hecho de que quien concibió el ciberespacio como tal no contaba sino hasta hace muy poco con correo electrónico. Eso lo hace más intuitivo que técnico, William.

ųLa intuición me llevó, más que otro elemento, a escribir mis novelas. Creo que soy bastante intuitivo cuando me pongo a trabajar.

ųƑAlbergó el temor de cometer errores técnicos en los mundos posibles que iba creando? Finalmente el ciberespacio existía antes de que usted lo denominara de esa forma.

ųNo todos queremos hacer una ciencia ficción técnicamente correcta. De cierto pensé muchas veces que fallaba en mis concepciones. En realidad, cuando comencé a producir, esto que ahora conocemos tan familiarmente como el ciberespacio, no era un concepto, no se había pensado sobre él. En ese sentido, no existía por completo. Hoy sí puede ser una base sólida para crear tramas.

ųAlgunas de sus obras se han llevado al cine o a la televisión. Son, en efecto, muy visuales al leerse. ƑLas pensaba desde el inicio para la pantalla?

ųCuando iba trabajando las novelas no pude prever que se llevarían luego al cine o a la televisión, porque para mí resultaba muy claro que eran demasiado difíciles tecnológicamente hablando. Hoy sí hay herramientas que hacen posible ver aquello que yo escribía.

 

El presente es el verdadero problema

 

ųParece que ahora el autor de ciencia ficción ha dejado, para bien o para mal, de ser profeta.

ųTradicionalmente lo era. Pero ha dejado de serlo. Hoy el novelista de ciencia ficción tiene que lidiar con un problema mayor: un presente que resulta incomprensible y desde luego inabarcable.

-Quizá por eso Idoru es un texto más bien de orden reflexivo que de la aventura ciberespacial.

ųEn efecto. Es una especie de conclusión a la que he llegado.

ųDespués de todo en sus obras los microchips tienen un sentido humano.

ųMe resulta muy difícil hablar de eso porque precisamente es mi plan de trabajo. No me interesa tanto la descripción de la tecnología ni la predicción en abstracto, sino que el ser humano sea la parte más importante en torno de la cual gire lo técnico y la realidad virtual.

ųƑDiría que usted está, temporal y estéticamente, a la mitad entre Julio Verne y Stephen Hawking?

ųEs un halago que alguien vea en mi trabajo por lo menos algo de Verne. Luego, lo que sucede con él es peculiar, por ejemplo en París en el siglo XX, la novela suya que prácticamente se acaba de descubrir, es hasta ahora cuando se acerca a la realidad. Mientras que algo de lo que imaginé para mis novelas de los años ochenta, sucede ya. Las predicciones, si podemos llamarlas de ese modo, ya no van tan adelante. Julio Verne escribió, me parece, sin ocuparse de cuándo iba a suceder realmente lo que decía. En mi caso el trabajo habla de un futuro cercano y eso lo hace a veces parecerse más rápido a la vida que vemos.

ųDespués de todo, en el terreno de la vida cotidiana, Ƒqué tanto considera que el desarrollo tecnológico ha cambiado seriamente la condición humana?

ųEl punto medular de eso es que ya no podemos juzgar desde afuera, porque nos hemos convertido en parte de la televisión, la computadora y todo ese ámbito. No queda ningún elemento social a salvo. Ya somos lo que decían los libros de ciencia ficción hace apenas un par de décadas.

ųEl nombre del coloquio al que viene habla justamente de utopía y apocalipsis. La ciencia ficción planteaba hasta hace muy poco la posibilidad de mundos ideales, mientras que ahora ofrece catástrofes universales. ƑQué piensa de este cambio?

ųPrimero, vivimos en el mundo en el que nuestros padres literarios soñaron. Segundo, estamos al mismo tiempo en el apocalipsis y en la utopía. Tercero: para mí en este momento sería un reto tremendo el hacer una novela en donde tan sólo haya un lado utópico.

ųEn sus novelas justamente los jinetes del apocalipsis son las empresas transnacionales. ƑTiene la misma concepción respecto de ello fuera del orbe literario?

ųLa primera manifestación económica después de la Segunda Guerra Mundial fue el flujo de capitales de unas naciones a otras. Eso era esperable. Lo que sucede con la realidad interna en mis libros es que la clase media no aparece entre los muy ricos y los muy pobres. He utilizado la figura de las compañías transnacionales como la parte con más poder económico y que en ocasiones hace el mal. Sin embargo, necesitaba de una clase media más o menos igualitaria para ofrecer una hipótesis social de lo que pasa en las organizaciones que planteo.

ųƑVe posible una vuelta al realismo literario en oposición a la cibercultura?

ųLo contemplo, pero el realismo para ser completamente "real" necesita echar mano de los métodos de la ciencia ficción. Estamos viviendo ya la ciencia ficción. Nos encontramos en el futuro.

ųHable de su labor con los productores de Los expedientes X.

ųFue muy grata. Sin duda es la mejor experiencia que me ha tocado en suerte vivir con gente de la televisión.

ųCon Abel Ferrara, el cineasta, Ƒle ocurrió otro tanto?

ųHubo buena comunicación, pero no tanta.

ųƑSerá porque ambos son autores de culto?

ųƑEn serio hay alguien que piense eso de mí?

ųTan sólo en México podríamos hablar de miles de personas que así lo consideran.

ųBueno, veamos, lo que pasa es que yo estoy más cerca del sentir popular de lo que puede estar Ferrara. El es un tipo sui generis.

ųLa ciencia ficción dura requería de tener un sustrato académico muy sólido. ƑCómo fue su caso?

ųA la inversa. Puedo considerarme un ejemplo de que no hace falta tener un conocimiento científico muy profundo para escribir con soltura en el género. Es más, si algo me interesa es la poesía que hay en lo tecnológico.

ųƑScott Card sería, entonces, el poeta del género?

ųMe gusta su trabajo, es muy interesante. Aunque mi autor favorito seguirá siendo, en Estados Unidos, Bruce Sterling.

ųƑEs por esta relación con la poesía que ha llegado a emplear líneas de Neruda?

ųDesde luego. Es uno de mis predilectos, aunque hasta ahora lo he podido leer sólo en traducciones.

ųHa tenido casi todos los premios que se confieren para la ciencia ficción. ƑSe sabe querido por ello?

ųMis libros se distribuyen y se venden muy bien. El caso es que todos los premios que me han dado fueron por el primero de ellos, que hice hace ya 20 años.

ųDiga por último si el prestigio y las ventas considerablemente altas de su obra ejercen alguna presión para que escriba más rápido, para que produzca aprisa.

ųNo siento esa presión. Pero sí antes de mi más reciente libro tuve que hacer un alto para adquirir nuevas experiencias del mundo que me rodea y que está cambiando tan rápidamente. El caso de México es significativo. Esta es una ciudad que pertenece a lo que conocíamos como el futuro.

ųƑHabrá hecho pues su última novela sobre el ciberespacio? ƑSe acabó esa veta para usted?

ųPor lo pronto sí, porque en ella el ciberespacio está dentro de las personas, algo irrealizable aún, pero posible. De momento he hecho mi última incursión en ese aspecto. Aunque en esto de las novelas nunca se sabe.