Masiosare, domingo 10 de enero de 1999


NAYARIT


¿El tercer
monrealazo?


Alberto Aguirre M..


Un gobernador rupestre que cabalga sobre la selección ``democrática'' del candidato. Emilistas y celsistas en una disputa a muerte por ocupar el vacío caciquil que dejara EmilioM. González Y del otro lado, el empresario más rico del estado jugando como abanderado de una oposición unificada. PAN y PRD nuevamente en una coalición, justo antes de la elección de sus candidatos a la Presidencia. Es la rebatinga por Nayarit, la penúltima elección antes de que empiece la cuenta regresiva del 2000.

Tepic, Nay. ¿PAN y PRD podrían construir una candidatura común para el año 2000?

La idea se antoja descabellada. Sobre todo, luego de revisar los agravios, epítetos y traiciones que dirigentes y legisladores de ambos partidos intercambiaron en 1998.

Pero en esa entidad costeña ha surgido un antecedente que hace renacer la idea, luego de seis años y 94 elecciones locales sin experimentos de ese tipo.

Para esa fusión ambos partidos parecen haber olvidado los últimos pleitos, sus profundas divergencias ideológicas y su pretendida separación del poder económico, a fin de llevar un candidato común a la elección del 4 de julio.

En el pecado pueden llevar la penitencia. Se unieron para lanzar como candidato al empresario Antonio Echevarría Domínguez, quien fue compadre de Emilio M. González, se desvinculó del PRI hace poco, y tiene fama de ser el hombre más acaudalado de la región.

Las primeras encuestas ubican al candidato de la alianza -llamada aquí Coalición Democrática- en el primer lugar de las preferencias.

El PRI local ha pasado del desasosiego causado por la ruptura del empresario a la completa división. Y vive una nueva edición del enfrentamiento entre los dos clanes locales -los emilistas y los celsistas- que se disputan el control político y la fundación de un nuevo cacicazgo, y se mueven con torpeza en el marco de las nuevas reglas del PRI para la selección de sus candidatos.

En todos estos hechos el actor principal ha sido el gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza, quien con su quimérico protagonismo ha desatado todos los sucesos importantes: destapó a los aspirantes, descartó a los que son improbables a su juicio; a Echevarría lo orilló a renunciar del PRI; tiene un preferido y ordenó que la maquinaria oficial se moviera en su apoyo; se opuso a una consulta interna, pero cuando ésta fue inminente se erigió en árbitro; ha atacado directamente a los aspirantes que no tienen su bendición...

Y tal parece que será el factor real de decisión en la consulta interna priísta. Pero el candidato de la coalición parece haberse alzado con una ventaja que se antoja difícil de remontar.

***

Día de Reyes, justo hace un año. El primer evento en la agenda de la clase política local era una reunión del Consejo Político Estatal del PRI, que se consideraba de mero trámite.

Pero el gobernador Rigoberto Ochoa Zaragoza se lanzó a fondo y destapó a seis políticos ``con posibilidades reales'': al alcalde de Tepic, Felix Torres; a los senadores Alvaro Vallarta y José Luis Medina Aguiar; a los diputados Miguel Angel Navarro Quintero y Salvador Sánchez Vázquez, y a Antonio Chumacero, tesorero del INI.

Pronto surgieron los reclamos de los marginados, más de media docena, entre ellos Liberato Montenegro, líder moral de la sección 20 del SNTE, y Antonio Echevarría Domínguez, ex secretario de gobierno del cetemista.

Los criterios aplicados para ambos fueron diametralmente distintos. Mientras que al líder magisterial se le incluyó en la lista, luego de que reclamara por ``facturas políticas'' que le debe el sistema al magisterio local, a Echevarría lo censuraron por su ``desmedida ambición por el poder''.

Acorralado, Echevarría se lanzó a una gira por el estado para realizar una ``consulta ciudadana'' que le permitiera -según él- conocer si tenía el respaldo popular para presentar su precandidatura.

Y arrancó con una reunión, a la que asistieron empresarios y militantes de PRI, PAN y PRD.

De inmediato el gobernador Ochoa Zaragoza lo atajó y lo emplazó a definir por qué partido quería dar la batalla.

Eran los días en los que Ricardo Monreal entraba en choque con la dirigencia nacional del PRI. En alusión a la rebelión de Echevarría, el mandatario nayarita comentó que quienes no se sujetaran a las normas y estatutos, ``mejor que se vayan''.

Días después, Ochoa Zaragoza censuró a Echevarría -al que calificó como un hombre ``inmensamente rico''- y a todos los empresarios que se dedican a la política.

El quehacer político, mezclado con el dinero, -estimó- puede comprar conciencias y hasta la gubernatura.

En respuesta, Echevarría le envió una carta en la cual lo retó a demostrar en los tribunales que se había enriquecido ilícitamente.

Toda la clase priísta se lanzó sobre él. Durante tres días -entre el 25 y el 28 de febrero-, en el periódico Meridiano de Tepic aparecieron 32 desplegados de presidentes municipales, diputados locales, dirigentes de organizaciones sectoriales y asociaciones ejidales en apoyo del gobernador y censurando al rebelde.

El gobernador remató pidiéndole que hiciera pública su lista de bienes patrimoniales. Y atizó, sosteniendo que por su indisciplina y su actitud rebelde, no se le incluiría en la lista de aspirantes del PRI.

A mediados de marzo Ochoa Zaragoza convocó a los seis aspirantes a una reunión que sirvió para instaurar una ``comisión de unidad'', encargada de vigilar el desarrollo del poceso, pero nunca funcionó.

El 31 de marzo Echevarría renunció al PRI. Pero antes tuvo tiempo de enviar un mensaje al gobernador.

``Que no se enoje, porque se va a hacer viejo y luego no va a poder sacar adelante su proyecto'', le recomendó.

El 18 de abril falleció en la ciudad de México Emilio M. González, patriarca de la clase política local. Pero el inquieto clan priísta ni siquiera respetó el luto.

Los más adelantados eran Félix Torres y el general Vallarta. El primero, con una estructura de empleados municipales y dedicado a recorrer el estado. El otro, con la estructura del PRI estatal, empecinado en lo mismo.

El 12 de mayo Mariano Palacios Alcocer visitó la entidad y se reunió en privado con los seis. Les pidió frenar a Echevarría, pues -señaló- no hacerlo significaría crear un vacío que finalmente afectaría al PRI.

Vino otra andanada de descalificaciones para Echevarría, pero más violenta. En Compostela, el presidente del PRI nayarita lo llamó puto y lo calificó como un ``traidor, un mal priísta que anda por allí cazando votos para la oposición''. Y el general Vallarta lo retó a un debate.

Pero el empresario ni sudó. En un gesto muy suyo, prefirió irse a Europa, a presenciar el Mundial de Futbol que seguir con su consulta ciudadana.

***

La lucha por la candidatura es el último escenario de una disputa que se ha desarrollado en Nayarit en los últimos tres lustros, entre emilistas y celsistas.

La pugna inició a la llegada de Celso Humberto Delgado a la gubernatura, en 1987, pues acotó el poder de los caciques que habían crecido con don Emilio y los marginó de los cargos públicos.

Para su sucesión, Celso promovió una ``candidatura local'' para dejar afuera a los cetemistas. Y operó en favor del líder del Congreso, Lucas Vallarta.

Don Emilio, con el apoyo de Fidel Velázquez, impuso a Ochoa Zaragoza.

En esta sucesión, Celso juega tres cartas: los diputados Sánchez Vázquez -su primera opción- y Navarro Quintero, además de Vallarta. Los tres fueron importantes funcionarios de su administración.

Inicialmente, Rigoberto parecía apoyar a Torres Haro. Pero en la ruta cambió e hizo explícito su respaldo al general Vallarta. Y para que gane uno, tuvo que bajar al otro a golpes.

Ante la marginación, el alcalde de Tepic ha construido una alianza con los aspirantes celsistas, a la que también se suma Liberato Montenegro.

Dentro de los emilistas parece que Rigoberto se ha quedado solo. Hace seis años el PRI en Nayarit la tenía tranquila, por la casi nula presencia de la oposición. La pugna por la candidatura se libró -como ahora- entre emilistas y celsistas.

Los ocho diablitos

Para julio, Antonio Echevarría había recorrido la totalidad del estado con un enorme éxito. A sus reuniones -en las cuales se repartían refrescos y regalos- asistieron más de 58 mil personas.

Aún no tenía partido, pero ya se sabía de sus acercamientos con el PRD. Hasta eso le reclamó el gobernador, quien calificó a los dirigentes perredistas que le ofrecieron la candidatura como ``una palomilla nada recomendable''.

En el PRI habían aparecido una docena de precandidatos, pero Ochoa Zaragoza consideró que debían jugar sólo quienes tuvieran posibilidades reales. Y llamó a la compostura, ``porque si no, el proceso se acorrientaría''.

Luego dio permiso a los precandidatos a realizar concentraciones masivas. Y no censuró el gasto que implicarían, porque ``la política se hace con dinero. Y el que es político pobre es un pobre político. Sí hay equidad, pero no igualdad. Y la consulta es antiestatutaria, pero necesaria''.

Las quejas de los aspirantes siguieron. Torres Haro denunció el apoyo de toda la maquinaria partidista y gobiernista en favor del general Vallarta.

Las acusaciones tenían sustento. En septiembre Vallarta realizó reuniones masivas con el apoyo de alcaldes y diputados. Incluso, el presidente del PRI le organizó algunos. Logró concentrar a más de 40 mil personas.

A las críticas de Félix respondió el secretario de gobierno, Sigfrido de la Torre: le pidió que cerrara ``su piquito''.

Y de Liberato se encargó Ochoa Zaragoza. Recargado en la estructura del SNTE, el líder magisterial creó 2000 copys (Clubs de Orientación Política y Social) para hacer proselitismo.

Para su integración, Liberato pidió ``aportaciones'' a los maestros. El gobernador Ochoa le salió al paso: ``No me extraña de Liberato, sino de los mensos maestros. Si quiere dinero, que trabaje el güevón''.

Liberato le respondió con desplegados en todos los periódicos de Tepic para solicitar respeto por los maestros.

Sánchez Vázquez, a su vez, denunció que había mano negra y carteras abiertas. Y solicitó al CEN investigar la procedencia ``dudosa'' de recursos. Mientras, Torres Haro se lanzó en contra del dirigente estatal del PRI y lo acusó de favoritismo.

Duros y tupidos

Enterado de los choques del gobernador con los contendientes, Mariano Palacios Alcocer envió a Arturo Ruiz de Chávez como delegado del CEN. Pero llegó prácticamente muerto por otra declaración del gobernador.

``Si va querer dejar satisfechos a todos, va a quedar mal. No se puede quedar bien ni con Dios ni con el diablo. Y aquí hay ocho diablos que difícilmente se pondrán de acuerdo'', dijo Ochoa.

También respondió a las acusaciones de parcialidad. Dijo que las quejas se debían a que el caballo con las iniciales VC (Vallarta) había rebasado al que punteaba (Félix).

``Al perro muerto nadie lo patea. Ahora que repunta, todos los que no levantan ámpula lo atacan''.

Sin embargo, negó tener un preferido. ``Tengo más de 40 años en esto y mal haría en cometer errores de políticos novatos. De cualquier forma, los chingadazos van a estar duros y tupidos''.

Ante la gravedad de las pugnas, Palacios Alcocer llamó a una reunión el 15 de octubre.

A los precandidatos les pidió que se manejaran con civilidad y les regañó por sus gastos. Llamó al gobernador a no involucrarse y le pidió que ni alcaldes ni diputados intervinieran en las precampañas.

Allí, Rigoberto prometió que no volvería a hablar públicamente del proceso interno.

Pero las cosas no cambiaron. Funcionarios y apoyos oficiales siguieron en apoyo al general.

Sánchez Vázquez, Liberato, Lucas Vallarta y Chumacero constituían un ``espacio de reflexión''. Por su oposición al gobernador recibieron el mote de grupo de los cuatro.

El movimiento fue clasificado por los priístas de Rigoberto como una injerencia de Celso Humberto Delgado, ahora secretario técnico del Consejo Político Nacional del PRI.

El 3 de noviembre el gobernador Ochoa Zaragoza se reunió con los quejosos. Citó también a todo su gabinete y al líder del PRI.

Allí, los retó a comprobar sus acusaciones y ofreció cesar inmediatamente al funcionario que le señalaran, si estaba involucrado con un precandidato.

Hubo dos sorpresas: Chumacero se retiró y apareció en su lugar Alberto Tapia Carrillo, quien a sus 82 años quiere ser candidato.

Los aspirantes habían sido informados por el CEN que no realizarían actividades en el periodo vacacional, pero una nueva recomendación del gobernador los hizo aparecer el 27 de diciembre, en una ``pasarela'' radiofónica.

En este periodo las nominaciones del alcalde Torres Haro y del diputado Navarro Quintero fueron impugnadas.

En particular la de Félix, la cual fue cuestionada, no por sus adversarios o por otros compañeros de partido... sino por el Congreso del estado. Para inscibirse como aspirante, el alcalde solicitó una licencia temporal por 24 días y la obtuvo de su cabildo.

Pero ésta fue impugnada por los tres regidores del PRD en la comuna. Los ediles adujeron que sólo pueden ausentarse por causas graves y justificadas.

La fracción perredista en el Congreso inició un procedimiento y la Comisión de Gobernación -dominada por priístas- envió un escrito formal al ahora aspirante, solicitándole que aclare la situación.

Y aun pende la espada de Damocles sobre el alcalde con licencia, pues en la Comisión Permanente del Congreso se revisará su caso.

***

La alianza PAN-PRD para jugar por la gubernatura del estado parece ya un hecho. Pero la coalición será sólo de apariencia.

En los últimos meses, dirigentes estatales y legisladores de ambos partidos se negaron a la alianza. Ambos querían que Echevarría fuera su abanderado, pero siempre que podían se golpeaban con el encono de los enemigos, a puerta cerrada o a la vista de todos.

Es como un matrimonio de interés. No se quieren, pero se necesitan. E irán juntos, a su pesar.

Pero, cosas de la política, en esta entidad no son uno, sino dos los frentes de oposición que buscan la derrota del PRI.

El Movimiento Electoral del Pueblo surgió hace medio año, luego de que Alejandro Gascón Mercado convocara a las fuerzas ``de la auténtica oposición'' a no ceder sus siglas a Antonio Echevarría.

Apareció y contó con el apoyo original de los partidos de Revolución Socialista (PRS) y del Partido Popular Nayarita (PPN). En 1991, Gascón Mercado tuvo su última aparición electoral con las siglas del PT. Esa vez obtuvo una votación similar a la del PAN.

Ahora, Gascón va con el apoyo de los cuadros políticos que formó cuando fue alcalde de Tepic, hace poco más de 25 años, y apoyos de grupos disidentes del PRD, PRS y PT, inconformes con la nominación del empresario.

En tanto que alentada por las circunstancias e instigada por los inconformes priístas, la alianza de PAN y el PRD se presenta en Nayarit como una prometedora suma de fuerzas, más allá de la personalidad del candidato, que hasta ahora ha construido una imagen propia.

En las elecciones de julio de 1997 el PAN obtuvo 23.37% de los votos en la entidad por 20.70% del PRD. La suma de ambos tiene un diferencial de seis puntos, respecto a los votos que recibió el PRI.

Pero la coalición aún tiene que superar varios escollos.

Un escenario presente en las dirigencias del PAN y del PRD es el de la ruptura inmediata, en la definición de las candidaturas a alcaldes y diputados locales. La legislación electoral en Nayarit obliga a los partidos que se coaligan a presentar fórmulas unitarias para todos los cargos de elección popular que se disputan. Y el 4 de julio aquí habrá elecciones para renovar la gubernatura, 20 alcaldías y 18 curules de mayoría del Congreso local.

Desde que se planteó la coalición, el PAN reclama que sean reservados 10 ayuntamientos a militantes suyos; mientras que PRD, PT y el mismo equipo de Echavarría -que negocia por su cuenta- plantean una repartición paritaria. La pugna más grave se presentará en la definición de la candidaturas por Tepic.

Además, de origen los perredistas no le toleran a Echevarría su vinculación con Vicente Fox Quesada. Ambos se conocieron hace casi 30 años y se vincularon cuando el guanajuatense ocupó la gerencia de Coca-Cola Company para Latinoamérica.

Resume Trinidad Alcantar, ex diputado local del PRD:

``No vemos un compromiso de su parte y claro que quisiéramos que lo hubiera. Supongámos: el PRD trabaja por la candidatura y queda como gobernador. ¿Y cuál va a ser su actuación respecto de la sucesión presidencial?¿Vamos a tolerar que se vaya con Fox?''


Las oposiciones y
el más rico

La gente en Tepic no ocupa otra frase para definir a Antonio Echevarría Domínguez: ``Es el hombre más rico de la región''.

Pocos dudan de la veracidad del comentario.

A sus 58 años, Echevarría ha sabido combinar sus aficiones -el futbol y los toros- con el manejo del Grupo Alica, que tiene inversiones en los ramos bancario, ganadero, inmobiliario, refresquero y automotriz.

Heredero de la familia Suárez, en su juventud pudo fraccionar medio Tepic y convertirse en el distribuidor de Coca-Cola.

Pero antes de convertirse en el hombre de la transición, don Toño -como le gusta que le llamen- se distinguió por sus dotes como contador del cacicazgo local.

Fue tesorero del gobierno en los sexenios del general Rogelio Flores Curiel y de Emilio M. González. Con ambos, su riqueza creció enormidades.

Su carrera en la política nayarita ha sido más bien pobre (nunca ocupó un cargo de elección).Con Rigoberto fue secretario general de gobierno, pero salió del gabinete confrontado con el gobernador. Hace tres años, compitió en el PRI por la candidatura a la alcadía de Tepic y resultó derrotado.

Luego de ambos hechos, Echevarría se concentró en sus negocios. Se le consideraba un ``jubilado político''.

Pero sus contactos con la oposición los estableció, por lo menos, desde 1991, cuando el PRD le ofreció su candidatura al Senado.

En los corrillos políticos se insiste que cuando Echevarría fue secretario de Gobierno clantestinamente financió a algunos líderes del PRD.

Lo que sí consta es que desde noviembre de 1997 el Consejo Estatal de PRD acordó promover una ``coalición amplia'' con otras fuerzas políticas, a fin de nominarlo candidato a la gubernatura.

Luego de su renuncia al PRI, Echavarría se acercó al PRD. Jesús Ortega se hizo cargo de la auscultación del CEN perredista. Y don Toño se entrevistó con López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas para solicitarles su respaldo.

En el PRD, dos facciones locales -la Democrática y la Corriente Cardenista- impugnaron la candidatura.

Para calmar los ánimos, tuvo que viajar a la entidad Javier González Garza. ``Lo respalda Cuauhtémoc, tienen que apoyarlo'', pidió a los inconformes.

Del lado del PAN, la diputada Rita Esquivel -comadre de Echevarría- y Salvador El Chato Muñoz, alcalde de Ixtlán del Río, fueron los promotores de su nominación, con la idea de ir a la coalición.

La dirigencia nacional delegó en su secretario general, Tarcisio Rodríguez, la auscultación y los contactos con Echevarría.

Y sólo puso como condición que se cumpliera con los requisitos del partido y se efectuara una convención de delegados para designar al candidato.

Pero más que el aval del CEN, Echevarría tiene el decidido respaldo de Vicente Fox, con quien lo une una amistad de 30 años.

Aquí, Toño formó un grupo de ``amigos'' para promover su candidatura. Pero la influencia del guanajuatense va más alláÉ Incluso, se rumora que un equipo de Fox lo asesora.

Toño competirá con Heliodoro de la Mora, un antiguo socio. Pero presume de tener el apoyo de 16 de los 20 comités municipales del PAN en la entidad.

El 7 de febrero, se consumaría su unción como candidato del PAN. Automáticamente, se convertirá en el hombre de la coalición, que también integran PT y PRS.

Sólo le ha negado su apoyo el PVEM. El veto es, dijeron sus dirigentes locales, porque Echevarría promueve la matanza de bureles y porque vende Coca.



EN BUSCA DE
UN CACIQUE

La convulsión política que ha vivido Nayarit en los últimos meses está íntimamente ligada a la desaparición física de Emilio M. González.

Y quien gane la gubernatura en las elecciones que habrá en julio próximo terminará convirtiéndose en el nuevo cacique de la entidad.

Es el punto de vista de los investigadores Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara y César Luque Santana, de la Universidad Autónoma de Nayarit, quienes explican así la historia contemporánea de la entidad:

En los últimos 70 años, en Nayarit se edificaron dos cacicazgos que se relevaron generacionalmente.

El primero lo construyeron los hermanos Flores Muñoz en los treinta.

En los setenta, en la entidad se gestó el fenómeno del gasconismo. El PPS ganó la presidencia municipal de Tepic en 1972 y luego se dio lo que se considera la primera concertacesión de la historia, cuando la dirigencia de ese partido canjeó la gubernatura nayarita -que había ganado Alejandro Gascón Mercado- por una senaduría para Jorge Criuskhank.

Sueltos los hilos, el centro decidió que el poder fuera administrado por el cetemista Emilio M. González, quien hasta su muerte -el año pasado- controló a la entidad.

González permitió que cuatro personajes construyeran férreas estructuras de poder.

Uno fue Rigoberto Ochoa Zaragoza, a quien le permitió enseñorearse en el control de las organizaciones obreras. Otro fue Félix Torres Haro, quien durante dos décadas se enriqueció con el dominio del transporte concesionado. El tercero fue Liberato Montenegro Villa, quien se encargó de controlar a los maestros. Y el cuarto fue Antonio Echavarría Domínguez, al que dejó construir un imperio económico y utilizó para vincularse con los hombre del dinero.

González se vio imposibilitado de intervenir cuando Miguel de la Madrid hizo que su amigo Celso Humberto Delgado llegara a la gubernatura del estado.

Pero operó de manera ejemplar para que Carlos Salinas de Gortari le regresara el control político de la entidad y pagara parcialmente sus facturas con la CTM.

Ahora que no está, todos buscan ocupar su puesto y dominar la plaza, coinciden los especialistas. Pero machacan en varios puntos.

Ninguno de los políticos que formó González construyó un liderazgo basado en su carisma. Ninguno de ellos tiene ligas con personajes de la política nacional. Ninguno ha sabido conciliar con los demás grupos.

``Los grupos y corrientes políticas que durante años coexistieron al abrigo del cacicazgo emilista, que aceptaron con disciplina sus cuotas de poder y representación política, que se mantuvieron apegadas con respeto a las reglas no escritas de obediencia impuestas. Actualmente emprenden una lucha abierta por el control político en la entidad'', escribió recientemente el catedrático Luis Martín Sánchez Iñíguez.