La Jornada 9 de enero de 1999

Ramón Chávez, una presencia sui generis en la música popular

Arturo Jiménez, enviado, Tampico, Tamps. En camino de convertirse en el alegre cronista que este puerto necesita, Ramón Chávez es un jaranero solitario recreador del son jarocho, del huapango y hasta del rap.

Maestro universitario nacido en el ``Macondo veracruzano'', el pueblo costero de Tamiahua, es un músico tardío que sin embargo logró recuperar el tiempo perdido, pues con cuatro composiciones construye una presencia sui generis en la música popular.

Ubicado entre lo jarocho y lo huasteco (``toco son jarocho ahuastecado o son huasteco ajarochado''), Chávez se presenta cada vez más en festivales de música popular para poner el toque de humor e ingenio. Y una de sus canciones más celebradas, El tragón, se escucha en el compacto del segundo Festival de la Huasteca.

Esa pieza, con El merolico, Zacahuil y El rap del ceboso, más otras que compone, formarán parte de un disco. Ramón nació en 1951 y lleva 20 años con su jarana, una extensión de sí mismo que lo acompaña hasta en el baño. Y lo propio podría decirse de la décima, que ``tallerea'' con fervor.

-¿Vives en Tampico o en Ciudad Madero?

-Vivo en Madero y estoy más allí. Me da güeva venir a Tampico porque, como no tengo automóvil, el regreso ya vieron cómo es -dice en referencia a El rap del ceboso, que narra un viaje en pesero.

-Pero tus canciones hablan de Tampico.

-Sucede que viví en Tampico muchos años. Llegué aquí en el 62 y permanecí hasta terminar la prepa; luego me fui a Ciudad Victoria a concluir mi carrera. Después trabajé en Sonora, Jalisco, Michoacán y regresé a Tampico en 1980. Y por comodidad, al trabajar en el Tec de Madero, me fui para allá. Ahora, ¿por qué hablar de Tampico? Porque lo trascendental de lo que viví desde que me vine de Tamiahua, ocurrió en Tampico.

Acerca de lospeseros-cebosos, dice que ``los coches de ruta salían muy baratos porque los gringos ya estaban encontrando autos más económicos. Y como los vehículos grandes ya eran chatarra, casi se los regalaban a los fronterizos. Pero esto se revierte, porque un carro viejo después sale más caro en mantenimiento, por eso es costoso el transporte en Tampico''.

El merolico, especie en extinción

-El rap del ceboso es una crítica alegórica al sistema de transporte, pero El merolico, El tragón y Zacahuil son puro jolgorio.

-El merolico la escribí porque me encantaba ir al mercado, por los olores, los colores y la muchedumbre. Llegué a Tampico a los 11 años y me impactó todo: la ciudad, las personas, la música, todo lo que se mueve aquí.

``Me fascinaba ir al mercado, pues me entretenía en cosas como el merolico, un hombre que tiene la magia de envolver a las personas, que vende medicinas que en realidad son azúcar, agua o lo que sea, pero te cura. Este hombre es una especie en extinción.''

Ramón dice que El tragón está inspirada en una fonda y en la gran variedad de comida que venden en el mercado de Tampico. Y Zacahuil, el nombre de un tamal, es pretexto para cantar: ``Zacahuil, Zacahuil, saca Wilfrida el tamal...''

-¿Qué te motivó a escribir canciones?

-Cantaba la música de otras personas y un día decidí probar qué podía hacer. Después de ir algunos años a los festivales de jaraneros de Tlacotalpan y de estar aquí en Tampico con el huapango, me surgió la inquietud de ver qué onda escribiendo y quise probar con la décima. Me soprende y satisface mucho que sea un fulano con cuatro composiciones e impacte lo que hago. Creo que a las personas les llega porque escribo lo que viven.

-Comentas que traes un rollo muy específico con la jarana.

-Cualquier instrumento es una prótesis. Los instrumentos son para ayudarte en lo que tú solo no puedes lograr y te apoyas en algo para extenderte. Para mí la jarana es eso: la posibilidad de manifestarme e ir más allá de lo que pueda hacer sin ella.

-¿Fue azaroso lo de la jarana?

-No. A lo mejor ni siquiera puedo explicarlo, pero fue una simbiosis tal con ese pedazo de madera que hasta iba al baño y me sentaba a tocar mi jarana.

Ramón confiesa: ``Apenas estoy advirtiendo lo que pasa, porque nunca tuve un afán ni artístico ni nada. Entonces, sigo a fuerza de que a las personas les gusta y me lo dicen en la calle, a fuerza de que mis amigos me apoyan, de la motivación de mi esposa.

``Esto nació sólo con el interés de ser yo, de crecer, de alimentarme. Y sólo cuando te llenas puedes dar; si no tienes nada es imposible dar. Lo que interpreto son cosas que nos atañen a todos. Canto lo que estoy viviendo''.