La Jornada Semanal, 13 de diciembre de 1998
Lope de Vega
Algo ha ocurrido, o va a ocurrir muy pronto,
y lo proclaman con sus arpas blancas,
Arden las ascuas de la amanecida,
catedral que navega hacia otro tiempo,
o está ocurriendo en
este mismo instante.
(Sólo las olas saben el secreto,
sólo las
olas,
con sus erguidos cánticos
salobres,
silabeando con sus esmeraldas:
celeste enigma.)
incendían las amarras del
navío,
-carne de llama congelada, piedra
parpadeante-,
hacia otro cielo, hacia
otro reino extraño.
Se inclina sobre el agua, se
recuerda:
sueña que existe.