La Jornada 7 de julio de 1998

Dañaron al partido neopriístas ajenos a la realidad del país: Carvajal

Elena Gallegos Ť Se le ubica en las filas de los sectores más duros del PRI -dinosaurios, los bautizaron-; hace dos décadas estuvo en la cima del poder. Vivió las épocas de gloria del priísmo y cree que la pérdida de espacios se debe, entre otras razones, a la irrupción de una nueva generación que no conocía ni la realidad nacional ni a su partido.

Gustavo Carvajal Moreno también lamenta que, en el camino, el PRI haya dejado muchas cosas que preservaban la unidad interna. ``Ya nadie habla de Revolución Mexicana'', apunta, y sus comentarios son ácidos cuando se refiere a las débiles reacciones ante los embates de Estados Unidos.

Fue presidente del PRI con José López Portillo, sexenio en el que comenzaron a ventilarse muchas cosas que, aunque se sabían, formaban parte del ritual secreto del sistema. Por ejemplo, entonces quedó más claro que nunca que el presidente en turno debía romper con su antecesor.

Luis Echeverría dejó Los Pinos en medio de un agudo descrédito (se le achacó hasta la posibilidad de encabezar un golpe de Estado) y Gustavo Díaz Ordaz, quien se sentía traicionado por aquél, aprovechaba la menor oportunidad para señalar que él no veía uno sino ``¡dos presidentes!'', en alusión a la supuesta influencia que Echeverría ejercía sobre López Portillo. Eso llegó a creerse en los corrillos políticos.

En ese contexto se hizo famosa la frase de Carvajal de que todo aquél que fuera a San Jerónimo -donde vivía Echeverría- recibiría el ``beso del diablo''. Han pasado más de 20 años. Hoy lo recuerda así:

-Eso de que ``el que vaya a San Jerónimo lo besa el diablo'' fue una frase entre amigos. Se decía mucho que el licenciado Echeverría seguía intervieniendo en las decisiones, lo cual no era cierto. Cada que se resolvía la sucesión en el gobierno de un estado había que sacarlo del país para que se viera que él no había metido las manos.

``Una vez le pedí a Rodolfo Landeros -vocero de López Portillo en Hacienda y después gobernador de Aguascalientes- que me reuniera a los muchachos de la fuente para aclararles que los candidatos salían de los sondeos que hacíamos. En respuesta a una pregunta de si el que iba a San Jerónimo recibía el beso de la muerte, dije: `De la muerte no, del Diablo de las Fuentes'. Así salió. No fue para molestar. Sólo queríamos señalar que él (Echeverría) no tenía el manejo.''

Los costos del desplazamiento

-Siendo dirigente del PRI, ¿cómo se daba la influencia del presidente en las decisiones?

-Fue muy respetuoso, porque sabía que no lo engañaba. Tenía una oficina en la que le llevábamos toda la información política. Si usted recuerda, no tuvimos problemas políticos graves, económicos sí. Le mandábamos opciones para buscar a los mejores candidatos. Hacíamos sondeos. Sólo en una ocasión nos dijo que quería que Armando del Castillo Franco fuera el candidato en Durango, entonces lo tuvimos que prepar para eso.

-Usted señala la unidad como una de las principales características del PRI que dirigió.

-La buscábamos mucho. Había respeto a la carrera de partido y no engañábamos a nadie. Cuando decíamos sí, era ¡sí!, y no era ¡no! Venían personas que querían ser candidatos y nosotros siempre les hablábamos con la verdad: `Mira, no tienes oportunidad, no hay condiciones, no gastes dinero ni pierdas el tiempo porque no vas a ser'.

-Pero luego llegó una generación que no había hecho carrera partidaria y muchos atribuyen a ésta la pérdida de espacios del PRI.

-Es una generación que no tiene nada que ver con el partido. Empecé representando candidatos, pegando propaganda, hablando en los mítines. De repente, los que tenían carrera en el PRI fueron hechos a un lado por personas que llegaron quizá muy preparadas, pero desconocían la realidad nacional, no sabían qué pasaba en el país y lo que sufría la gente.

-¿Y el desplazamiento tuvo sus costos?

-Bueno, ¡ahí los tenemos! Ya perdimos la mayoría en la Cámara de Diputados, ¿no? Mucha gente del partido se retiró. Yo digo que tenemos que luchar para que regresen. Nosotros somos los culpables de que se nos vayan por falta de atención y espacios.

-Se fueron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. ¿El costo ha sido alto?

-Ellos no querían irse. En ningún momento lo plantearon. Los sacaron, que es diferente. Fue un rompimiento como hemos tenido muchos y cada uno con un costo indiscutible para el PRI.

-¿A qué atribuye esos rompimientos?

-A la falta de sensibilidad porque... ¡en el partido cabemos todos!

-La salida de Cárdenas tuvo que ver con la resistencia a abrir procesos, ¿no?

-Sí. Pero vea que todas las reformas políticas se han dado a costa del partido. Nos quitan un pedazo para dárselo a la oposición. La idea es que ahora el PRI tenga procesos diferentes. A mí me tocó pedir la consulta a la base en Veracruz, desgraciadamente no se dio, pero en otros estados sí y ha resultado bien.

-¿Por qué en Veracruz no?

-Yo me quito el casete de Veracruz -responde el hombre que durante meses buscó la candidatura de su partido para gobernar su entidad-, no quiero hablar de eso.

-¿Por qué se resolvió de la manera más vieja? (El PRI decidió irse por la candidatura de unidad y apoyar a Miguel Alemán.)

-Los intereses. No sé cuáles.

-Y usted, ¿por qué aceptó retirarse y no dar la pelea?

-Era irme a la oposición. Había tres partidos que me lo plantearon. Pero he sido líder del PRI. Me ha tocado decir sí y no. Hubiera sido una deslealtad irme a la oposición porque no me estaban postulando.

-¿Quiere seguir siendo priísta?

-Voy a seguir siendo priísta. Lo que me molesta es el engaño. Si ya estaba decidido, ¿por qué no me lo dijeron? Me hubieran ahorrado trabajo y gastos. Cuando estaba en el partido, siempre les comentaba cuando no tenían opción. Eso es lo que me molesta.

-Regresando a la llegada de una nueva generación al poder, a partir del sexenio de Miguel de la Madrid, hace unos años se habló con insistencia de que el PRI se iba a convertir en un nuevo partido: Solidaridad.

-Había la idea de cambiar estructuras y hacer un partido tipo europeo, pero hubo una corriente interna de varios ex dirigentes que no estábamos de acuerdo y se lo dijimos a Luis Donaldo Colosio, que era un hombre que oía y entendía las cosas.

Trae a colación los trabajos de la 14 Asamblea Nacional, la que organizó Colosio: ``Logramos que para ser candidatos a la Presidencia, a las gubernaturas y al Congreso se requería trayectoria en el partido y puestos de elección. Se aprobó, se leyó como punto resolutivo, pero nunca se puso en los estatutos. Lo de los candados famosos ya venía de tiempo atrás''.

-¿Era la reacción a lo que les había pasado?

-Es un poco la reacción a la llegada de personas que no han vivido ni luchado en el partido. No han tocado puertas, no han tenido la humildad de pedir el voto y tomar el agua sucia y la carne descompuesta y fría cuando se la regalan a uno. Se les olvida que hay colonias sin luz.

``Les molesta que vayan y les exijan. Muchas veces hablan a la dirigencia del partido para quejarse: `Oye, vino fulanito, dile que no me esté molestando, que no se le va a poder atender'. Pero la oposición sí llega, toca, les empuja la puerta y les grita y sí obtiene respuesta. Entonces quedamos mal con nuestra gente y se frustran muchos dirigentes.''

-¿Las circunstancias del país permitirán que el Presidente ya no designe a su sucesor?

-Un derecho que tiene el presidente de la República, que es el jefe del partido, es nombrar a su sucesor. No se hacía de manera arbitraria. Se consultaba a los grupos. Había consensos. Para nosotros la designación de Luis Donaldo Colosio fue el éxito total. ¿Por qué? Porque un presidente del partido ¡era el candidato! Fue la reivindicación del priísmo.

``En este momento, lo que la realidad nos señala es que otros partidos pueden ganar -en el 2000- la Presidencia de la República.''

-Le insisto: ¿es el momento para que el Presidente renuncie a su derecho?

-¡El mismo ya renunció! Lo ha planteado así. Quizá sea una renuncia parcial y pueda decir: `Les voy a dar tres o cuatro nombres y ustedes digan con cuál nos vamos'. El proceso no se ha determinado. Lo que sí sabemos es que en la Presidencia hay una gente abierta que podría dar, por primera vez, la oportunidad de que en el proceso de selección se logre también la unidad del partido en torno a dos o tres opciones.

-Actitudes de abrir el juego, como la de Manuel Bartlett, ¿ayudan al PRI?

-Son sus intereses y se vale. El quiere jugarla, tiene simpatías. Ha dado la pelea de frente con la oposición y dice: `Yo quiero ser'. Si la gente lo ve con simpatía y vota por él, pues podrá llegar... Pero puede que no voten por él, ¿no?

-El cambio de filosofías o principios, como cuando introducen el liberalismo social de Carlos Salinas, ¿cómo ha influido para romper la cohesión interna?

-Vayamos a la asamblea pasada -efectuada en este sexenio bajo el liderazgo de Santiago Oñate-. No estuve, andaba por China, pero ahí se pusieron los candados. O sea, la gente rebasó a la dirigencia y se manifestó claramente por que no se vendiera la petroquímica.

-¿Qué caminos ve para que el PRI pueda recuperar a su electorado?

-Primero, la redefinición ideológica. Hacia dónde vamos y qué queremos.

-¿Dónde quedó la definición ideológica?

-En los documentos, pero una cosa es lo que dicen y otra es lo que se hace.

-¿De acuerdo con el presidente en turno?

-No. Los presidentes generalmente se ajustan a la ideología. Pero hemos perdido unidad. Algo está pasando. En el Senado de Estados Unidos afirman que todos los mexicanos somos corruptos y nadie dice nada.

-¿Ni los priístas?

-No, le estoy diciendo que nadie brincó, ni los priístas. Hemos dejado muy sola a la canciller. Antes todos nos uníamos, independientemente de partidos, cuando desde Estados Unidos nos querían faltar al respeto. ¿Qué hacemos ahora? ¡Estamos buscando el visto bueno de los estadunidenses para ser candidatos a la Presidencia! ¡Ahí va todo mundo a moverles la cola a ver si les dan la aceptación! Eso no se hacía antes.

-México tenía una política exterior...

-La teníamos y la hemos dejado.

-¿Y en el 2000?

-Si se da la redefinición ideológica y nos unimos, vamos a ganar la Presidencia y la vamos a ganar bien. Hemos perdido cuando estamos divididos. Unidos, no nos vencen.

-¿Van a ganar con todo y Fobaproa?

-Esa es una de las cosas que hay que replantear. ¿Por qué vamos a cargar con el Fobaproa? He dicho en serio, y hemos pagado los costos, que el PRI debió habérsela jugado con los de El Barzón, no con los banqueros. Eso pudo haber sido un equilibrio. Del Fobaproa tendrá que hacerse un esclarecimiento, y quien resulte responsable de haber dilapidado el dinero y haberlo usado para otros fines, pues que lo regrese o se vaya a la cárcel.

``Vamos a ponerle nombre y apellido. No podemos decir que el Fobaproa no sirve. No. Lo que debemos ver es quiénes fallaron y quiénes cometiron abusos. ¿Por qué tienen que cargar el país y todos los priístas con esos problemas si todos sabemos que se beneficiaron unos cuantos o unos muchos?''

-Pero la factura política puede ser para ustedes, porque fue un gobierno priísta el...

-¡Claro! Si no se hace una delimitación, una aclaración. Pero las condiciones hubieran sido desastrosas si no existiera el Fobaproa y el sistema bancario hubiera quebrado.

-¿Puede ser el Waterloo del PRI?

-¡Nooo!, pero sí nos va a costar mucho.

-¿La Presidencia?

-¡Quién sabe! Pero la mayoría de los banqueros y los beneficiarios son de la oposición, y los que están ahora pegándonos.

-¿La mayoría? ¿Quiénes son la mayoría?

-Muchos. El gobernador de Nuevo León, ¿no forma parte del grupo de Lankenau? No doy más nombres ahorita porque entonces sí vamos a abrir heridas.

Primero los principios

-¿Qué más ha perdido el PRI en el camino?

-La Revolución y el partido se hicieron para que las mayorías salieran beneficiadas, no para que unos cuantos, mediante negocios, se lleven todo. Se ha cedido mucho también al exterior. Todavía no hay un debate de si es o no conveniente que en los bancos haya hasta el ciento por ciento de capital extranjero. Desde mi punto de vista, no lo es.

``He dado muchas luchas. Un amigo me comentaba hace poco: `A lo mejor por eso no llegaste. Estuviste en contra de la petroquímica, de los casinos, de la venta de ferrocarriles'. Ni modo. Primero son los principios.''

-Pero en el discurso tecnócrata eso es populismo caduco.

-Mientras uno tenga la posibilidad de hablar y convencer, hay formas de salir adelante.

-Por cierto, a lo largo de la entrevista usted ha dicho que dejó de hablarse de la Revolución Mexicana, ¿cúando ocurrió?

-Siempre hablo de ella, pero hay muchos que no.

Acaba la conversación y se va a cumplir con una apretada agenda. Carvajal Moreno, como los políticos a la más tradicional de las usanzas, tiene repletas las dos antesalas en la oficina alterna de la Dirección de Caminos y Puentes Federales de Ingresos, en la colonia Del Valle, donde lo mandaron para que se retirara del escenario político veracruzano.