La Jornada 5 de abril de 1998

Sí vendió en 88 Conasupo leche contaminada; lo autorizó la Ssa

Mireya Cuéllar y Ciro Pérez Silva Ť La Secretaría de Salud autorizó el 4 de febrero de 1988 a la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) que por ``único caso y sin que constituya precedente alguno para otra importación semejante'', se distribuyeran en el país 2 mil 436.35 toneladas de leche contaminada con cesio radiactivo en el accidente de Chernobil y traída de Irlanda, a razón de hasta 150 bequereles por kilogramo, cuando la norma mexicana era que no debía rebasar 50.

Antes de la distribución se intentó ``diluirla'' y el acuerdo habría sido venderla en ``forma atomizada en toda la República con el fin de evitar la incidencia en un solo núcleo de población''.

José Ernesto Costemalle, director de Conasupo en ese entonces, y Jaime Martuscelli, subsecretario de Regulación Sanitaria y Desarrollo de la Ssa, dijeron hace 15 días, durante una reunión con la comisión de diputados que investiga el caso Conasupo, que las 4 mil toneladas de leche con radiactividad superior a la norma mexicana se habían devuelto a Irlanda; sin embargo, documentos en poder de La Jornada --dirigidos a Costemalle y firmados por Martuscelli-- revelan que únicamente se prohibió el uso de mil 497.7 toneladas que rebasaban incluso la norma internacional de contaminantes radiactivos, pero que las otras 2 mil 436.35 se comercializarón vía la paraestatal.

Ademas, según estos documentos, fue Conasupo la que vendió 76.8 toneladas de leche en polvo ``con un nivel de contaminación por cesio superior a los límites permisibles, en algunos casos hasta 2 mil 730 bequereles por kilogramo, y que se aseguraron en 1987 por la Secretaría de Salud a las empresas Cremería Las Palmas y Wyeth Vales, S.A., las cuales fueron abastecidas con el producto que importó Conasupo, sin la autorización sanataria correspondiente''. Así lo señala Jaime Martuscelli a Costemalle en un oficio.

Las 11 mil 13 toneladas métricas de leche en polvo de origen irlandés llegaron al puerto de Veracruz en junio de 1987 en los barcos Adventure y Tenacious. Sólo 7 mil 235 toneladas cumplían los ``requisitos de sanidad'' al no exceder el límite de 50 bequereles por kilogramo; sin embargo, las 3 mil 778 toneladas restantes fueron confiscadas por la Ssa y llevadas a los recintos fiscales de Veracruz y Pantaco, este último en el Distrito Federal.

Conasupo había importado la leche considerando la norma internacional aceptada en Europa --fijada en diciembre de 1986 en Roma, después del accidente núclear--, que a la fecha de la compra mexicana era de 150 bequereles por kilogramo, sin tomar en cuenta los estándares nacionales.

En la reunión de Roma se acordó que hasta abril de 1987 --un año después del accidente-- se comercializarían alimentos que tuvieran un máximo de 370 bequereles por kilo, pero después el estándar debía bajar a 150.

Diferendo de varios meses

El estira y afloja entre la Ssa y la Conasupo para ``resolver este problema'' que pesaba 3 mil 778 toneladas duró varios meses.

Incluso, con la anuencia de la Secofi y con la ayuda de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas (Conasenusa) intentaron en julio de 1987 ``diluir'' toda la leche contaminada con cesio --a razón de un costal con el producto dañado por seis en buen estado-- para comercializarla ``en forma atomizada en toda la República con el fin de evitar la incidencia en un solo núcleo de población''.

En una reunión, la Secofi, la Ssa y Conasupo acordaron aceptar todo el embarque de leche contaminada y diluirla con la no contaminada a un valor por debajo de 50 bequereles.

La minuta de una reunión celebrada en la Conasensa, de fecha 9 de julio de 1987, donde se discutieron los detalles técnicos, muestra los problemas e intenciones de las dependencias.

Originalmente se pensó ``crear una planta exprofeso para esto (la dilución), ya que ninguna de las plantas de Liconsa tiene equipo para mezclar polvos a estos volúmenes, lo cual resulta evidentemente costoso, por lo que se plantea efectuar la mezcla al momento de reconstituir el producto''.

La Ssa --añade la minuta-- expuso que los acuerdos tomados en la reunión intersecretarial fueron que el producto obtenido de la dilución no debería dirigirse al programa social, ya que la mayoría de la población que consume este producto tiene menos de 12 años; excluir este producto de la fabricación de fórmulas para lactantes y ancianos y de la composición de complementos alimenticios y, finalmente, distribuirla por todo el país.

Conasupo propuso entonces que la leche se almacenara en las bodegas de Liconsa Tláhuac y realizar ahí una ``prueba piloto de dilución''. Sin embargo, no pudo hacerse ahí por temor a que se contaminara la planta, donde se procesaba leche para los programas sociales. Entonces, funcionarios de la Conasenusa, junto con los de Liconsa y la Ssa, empezarón un peregrinaje por todo el país para encontrar la planta donde fuera posible realizar la dilución.

Finalmente, minutas y oficios interinstitucionales dan cuenta de que ``ha sido la propia Conasupo, después de varios meses e importantes esfuerzos, la que ha comunicado a la Secofi, la Ssa y la Conasenusa la imposibilidad de que pudiera realizarse exitosamente dicho mezclado''.

Así, en el oficio del 4 de febrero de 1988, el subsecretario de Regulación Sanitaria y Desarrollo de la Ssa, Jaime Martuscelli, autoriza a Conasupo ``la liberación de los 35 lotes con 2 mil 436 toneladas métricas'' de la leche cuyos niveles de cesio no rebasaban 150 bequereles por kilogramo.

``Se confirman las medidas que se determinaron en la resolución que les fue notificada el 11 de diciembre de 1987, relativas a la identificación, relotificación, distribución, procesamiento, comercialización y consumo de los lotes que finalmente han sido liberados por ajustarse a los límites señalados en el punto 4 de esta resolución (los 150 bequereles), y se dispone la prohibición de uso y consumo en el país de los 22 lotes restantes, con un total de mil 497 toneladas que se enlistan en la relación siguiente'', señala el documento firmado por Martuscelli.

Conasupo, apunta, ``deberá realizar las gestiones necesarias que permitan retornar el producto contaminado a su país de origen o bien gestionar ante la Conasenusa y esta Secretaría la disposición del producto contaminado''.

En adelante, advierte, la paraestatal deberá gestionar las autorizaciones necesarias para la internación ``de cualquier producto susceptible de advertir contaminación por radionúclidos''.

Cuando la leche ingresó a las plantas de Conasupo, el Laboratorio de Control de Calidad reportó que algunos de los lotes ``no cumplen con la calidad contratada para organismos termófilos''. El proveedor irlandés fue la empresa Irish Dairy Board.