La Jornada 3 de noviembre de 1997

Se inició en Chihuahua la rebatiña por la gubernatura

Miroslava Breach Velducea, corresponsal /I, Chihuahua, Chih., 2 de noviembre Ť Los tiempos y las reglas de la sucesión gubernamental se trastocaron en Chihuahua. A nueve meses de las elecciones estatales --programadas para el segundo domingo de julio--, en que se habrá de elegir al sucesor de Francisco Barrio Terrazas, 67 alcaldes y 33 diputados al Congreso del estado, los grupos políticos y económicos comenzaron ya la lucha por el poder.

En cinco años de gestión, el gobierno panista no elaboró un esquema para operar la sucesión y, aunque en los últimos meses realizó esfuerzos para detener la ola de autodestapes, el proceso de selección interna de candidato a gobernador del Partido Acción Nacional ya se le fue de las manos. La elección del nuevo dirigente del PAN en Chihuahua, Guillermo Luján Peña, fue el primer síntoma de que el gobernador no las tendrá todas consigo. El 21 de septiembre, día de la elección, su candidato, Cruz Pérez Cuéllar, fue arrollado por el grupo que encabeza el empresario Enrique Terrazas Torres.

Fue precisamente este empresario quien dio las primeras muestras de su fortaleza interna en el PAN.

Cinco días antes del quinto informe de gobierno -el viernes 26 de septiembre-, Terrazas, entonces director de Fomento Económico del gobierno del estado, fue destapado por sus simpatizantes, quienes anunciaron que el mismo renunciaría al cargo para competir por la postulación. El, primero dijo que el anuncio fue ``un acelere de un grupo de amigos'', pero dos días después confirmó su salida del gabinete.

Los movimientos de Terrazas crearon una tormenta dentro del PAN estatal

Los movimientos de Enrique Terrazas desencadenaron una tormenta dentro de la dirigencia estatal del PAN. Guillermo Luján Peña convocó a una reunión urgente de precandidatos -donde participó el gobernador-, en la que se fijaron algunas reglas del juego. De nada sirvió. Nuevamente Enrique Terrazas rompió acuerdos y habló sobre el contenido de la reunión.

Lo mismo hicieron otros precandidatos, entre ellos Eduardo Romero Ramos -entonces secretario de Gobierno-, quien incluso citó a la prensa en su despacho del palacio de gobierno para anunciar su participación en la contienda interna del PAN, partido al que se afilió hace poco más de un año.

Antes de su incorporación al gabinete de Barrio y hasta el primer trienio del sexenio, Romero Ramos era identificado políticamente como priísta. Esa situación es una piedra en su camino para la postulación, que él ha querido salvar diciendo que ``la antigüedad no crea derechos especiales en un partido democrático''.

Romero Ramos fue de los primeros aspirantes panistas en integrar su comité de precampaña e instalar oficinas especiales, a las que acude diariamente. Ya cuando sus funcionarios de primer nivel andaban en precampaña, Barrio anunció que haría ajustes en su gabinete. El secretario de Gobierno y el director de Desarrollo Económico fueron sustituidos.

En Juárez, el tercero de los precandidatos, el alcalde -hoy con licencia- Ramón Galindo Noriega hizo algo similar, sólo que el cuartel general desde el que se opera la estrategia partidista fue montado con equipo, materiales y personal del ayuntamiento. Esta situación originó que la dirigencia estatal lo presionara para que se separara de la alcaldía, argumentando que se podría prestar a confusión su actuación como alcalde y, al mismo tiempo, como precandidato.

Galindo es miembro de una de las familias fundadoras de Acción Nacional en Ciudad Juárez, y tras su proyecto no se identifican grupos económicos. Ello podría ser una de sus principales limitantes.

Una encuesta realizada en septiembre pasado por la empresa de consultores Luis Harris, Inc., sobre los precandidatos a la gubernatura -que incluyó a los del PRI, el PAN y el PRD- ubicó a Galindo en el primer lugar de las simpatías chihuahuenses.

Sin embargo, conociendo el papel que los grupos empresariales desempeñan en el estado -sobre todo desde que Acción Nacional se convirtió en un medio para hacerse también del poder político-, los analistas consideran que Terrazas podría tener el camino más corto hacía la candidatura por el PAN.

Eduardo Romero Ramos es también un miembro de la clase empresarial -aunque desde su despacho de notario-, pero sus viejos vínculos con el PRI harán muy difícil que salga triunfador de una convención panista, en una entidad donde la lucha del PRI contra PAN ha tenido momentos de gran fricción.

Enrique Terrazas es cabeza de los grupos económicos que han dominado históricamente Chihuahua. Es bisnieto del ex gobernador y terrateniente Luis Terrazas, quien en las postrimerías del porfiriato decía: ``Yo no soy de Chihuahua, Chihuahua es mío''.

La familia Terrazas -actualmente comandada por Federico, hermano de Enrique- es propietaria de la empresa Cementos de Chihuahua y las compañías constructoras Coprachisa y Ruba. Esta familia es de las que financiaban al blanquiazul cuando la clase empresarial del país se cuidaba mucho de estar siempre bien con el PRI.

Con una militancia de más de 20 años, Enrique Terrazas es el líder de la corriente conservadora dentro del PAN, representada esencialmente por la ultra derechista asociación civil Desarrollo Humano Integral.

En torno a Enrique Terrazas se aglutinan sus parientes, así como el grupo de Jaime Creel Sisniega -empresario del ramo inmobiliario- y el de Oscar y Víctor Almeida, de la compañía Interceramic, que cotiza en las bolsas de valores de Londres y Nueva York.

Le apoya también Miguel Fernández Iturriza, del grupo Argos, que representa a la Coca-Cola Company en el norte del país y que hasta hace poco era secretario de finanzas del PAN estatal. Además de un amplio grupo de familias, con un importante peso específico en la economía, como los Muñoz Terrazas, Madero Muñoz y Elías Madero, entre otros.

Romero Ramos, un hombre que alcanzó éxito como notario

En la contraparte, Eduardo Romero Ramos es un hombre que alcanzó éxito como notario, gracias a sus ligas con importantes compañías del ramo de la construcción.

La carrera empresarial de Romero Ramos incluye nexos directos de su notaría con la instalación de empresas maquiladoras en el municipio de Juárez; es fundador del grupo Quadrante -importante constructor en la frontera-, y hace dos años se convirtió en propietario de varias huertas nogaleras al sur del estado.

Hasta hace un año y medio, Eduardo Romero era identificado como el único priísta en el gabinete de Francisco Barrio, pero rompió nexos con el tricolor cuando se afilió al Partido Acción Nacional el 13 de marzo de 1996, junto con un grupo de subalternos, dentro de la Secretaría de Gobierno, puesto que dejó el pasado 15 de octubre para dedicarse a la precandidatura.

Romero es un hombre cercano a Federico Barrio -hermano mayor del gobernador Francisco Barrio Terrazas-, quien liderea al grupo de los llamados filósofos de la construcción en Ciudad Juárez y es socio de importantes compañías especializadas en la construcción de naves industriales, como Axial y Lintel. A ese mismo grupo pertenecen David Arelle, propietario de las constructoras Kondak y Pulte, y Gustavo Elizondo, representante del gobernador Barrio en Juárez y socio de Federico Barrio.