Drástico aumento de la turbiedad de la atmósfera en la ciudad de México

Juan Carlos Villa Soto Ť La transparencia atmosférica ha sufrido una disminución drástica en la zona metropolitana de la ciudad de México. El doctor Agustín Muhlia Velázquez, coordinador del Observatorio de Radiación Solar del Instituto de Geofísica de la UNAM, dice que este fenómeno se debe al aumento de partículas suspendidas (aerosol atmosférico), originado básicamente por la actividad humana, aunque, desde luego, también existe una contribución natural. El doctor Muhlia señaló que la concentración de partículas columnar en la atmósfera de la ciudad de Méxco era bajísima a principio de siglo, comparable a la atmósfera limpia de los Alpes. A mediados de siglo, el índice de turbiedad o de concentración de partículas se incrementó en 200 por ciento. En años recientes, este índice aumentó 300 por ciento respecto al reportado en los estudios de principio de siglo. El geofísico dijo que los datos de principio de siglo se obtuvieron en Tacubaya con un instrumento denominado ``pirheliómetro a compensación eléctrica de Angstrom'', operado por el doctor Ladislao Gorczyñski. Las observaciones actuales se han realizado con instrumentos más modernos, pero la referencia radiométrica es la misma, de tal manera que podemos asegurar que lo que ha cambiado es la atmósfera.

El investigador dijo que uno de los efectos del aumento de estas partículas suspendidas es la disminución de la visibilidad. Sin embargo, el problema de la disminución drástica de la transparencia atmosférica es que las partículas suspendidas tienen una composición muy variada: contienen compuestos de carbono, de metales pesados, como el plomo, e incluso heces fecales, esporas, etcétera. Si bien la presencia de ciertos metales ha disminuido en los últimos años, han aumentado las partículas con carbón. Esto, dijo, tiene efectos importantes en el calentamiento atmosférico. Señaló que el carbón es un fuerte absorbente de la radiación solar. En este sentido, señaló que el efecto invernadero se incrementa por la presencia de estas partículas. El doctor Muhlia Velázquez nos muestra unas gráficas en las que se observa cómo ha cambiado el contraste térmico que existe entre la ciudad y el campo debido a este calentamiento. Nos dice que mientras que este contraste era de 1.5 grados centígrados en 1895, la diferencia aumentó a 10 grados centígrados en 1980. La ``isla de calor'' revela que el efecto invernadero, producido por condiciones naturales, se ha exacerbado por la presencia de estas partículas.

En los meses de invierno los índices de turbiedad son bajos en promedio y en los meses de lluvia son altos; empero, hay una aparente paradoja: los habitantes sienten que la atmósfera está más contaminada en invierno. Esto se explica por el fenómeno de inversión térmica que comprime la capa de partículas a no más de 200 metros, muy cercana a la superficie. Esto produce la sensación de alta turbiedad. Cuando no ocurre la inversión térmica, que también es un fenómeno natural en el que una capa fría está encima de una capa caliente, las partículas se diluyen a los largo de toda la columna atmosférica y no se perciben las altas concentraciones. Al comparar las mediciones realizadas en la ciudad de México con las de otros sitios, como Oklahoma, Dakota del Sur o Hawaii, que tienen espesores ópticos muy bajos (alta transparencia), notamos que la concentración de partículas es tres veces más alta aquí.

Asimismo, señaló que al comparar los niveles de turbiedad de la ciudad de México con los modelos teóricos de atmósfera turbia, nos damos cuenta que la escala de turbiedad en el mundo debe corregirse, pues aquí es más alta de lo que se creyó que era muy turbio.

Finalmente, el doctor Agustín Muhlia dijo que quienes dibujaron los paisajes de cielo azul de la ciudad de México a principios de siglo se asombrarían al no poder dibujarlos ahora. Quienes vieron ``la región más transparente'', ahora no verían nada. Advirtió que si la ciudad quiere limpiarse hay que cambiar los estilos de vida. Empero, señaló que el nuevo gobierno debería apoyar, entre otros proyectos, aquellos que permitan sustituir el parque vehicular por transporte eléctrico. Algunas soluciones están directamente en las manos de los ciudadanos y otras sólo requieren de voluntad política. aseguró.