La Jornada 10 de octubre de 1996

DEBATE EN MONTERREY

Rosa Icela Rodríguez, enviada, y David Carrizales, corresponsal, Monterrey, NL, 9 de octubre Ť Inusitadamente, el presidente nacional del PRI, Santiago Oñate Laborde, exigió que la Cámara de Diputados analice la desaparición de la partida secreta presidencial, porque ``no puede ser compatible con un modelo democrático''.

``¡La de Zedillo...!'', le gritó una voz desde el público. ``¡Sí señor, el Congreso habrá de hacerlo!'', respondió enojado Oñate.

Allí, teniendo como testigos a cientos de empresarios y políticos de todas las clases sociales, el líder priísta abordó en el debate el --en otros tiempos-- espinoso tema: la caja negra de gastos del Presidente. Habló de aplicar métodos de fiscalización de los recursos públicos que permitan acabar con la impunidad de quienes no manejen con transparencia las participaciones de los contribuyentes. ``Una aplicación de la ley sin distingos, que no entrañe venganzas enmascaradas'', pidió.

Mediante un método interaccional (muy al estilo gringo), los cientos de asistentes desde sus lugares levantaron carpetas verdes y rojas para calificar a los participantes en el debate: Andrés Manuel López Obrador, del PRD, y Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, recibieron igual número de verdes; Alberto Anaya, del PT, menos, y Oñate la mayoría de rojas.

Políticos, periodistas locales e intelectuales dijeron que la calificación significó que los líderes del PAN y el PRD ganaron el debate con un empate; al del PT le fue regular y mal al dirigente priísta.

Lo cierto es que Oñate Laborde empezó a perder puntos cuando descalificó el método de interacción propuesto por los organizadores del Consejo Cívico de Instituciones de Nuevo León, AC . Dijo que el PRI desea candidatos que trabajen con la ciudadanía y ``vayan más allá de levantar cartulinas, más allá de levantar rojos y verdes; el desempeño no depende de tonalidades ni de grupos de interés''.

Atentos y participativos al debate entre los dirigentes políticos estuvieron los integrantes del Consejo Cívico que encabeza Luis Carlos Treviño de la Garza, y que agrupa a cámaras empresariales, asociaciones de beneficencia, profesionales y clubes de servicio. Tiene un gran prestigio y peso en la opinión política y económica.

Anaya también refirió el breve perfil de los candidatos del PT: ``Honestos, que combatan la corrupción...'', utilizó uno de los dos minutos que le tocaban. Calderón aseguró que al candidato a gobernador del PAN no lo va a nombrar el Comité Ejecutivo Nacional, sino el panismo neoleonés.

El ambiente en el enorme salón se empezó a entibiar cuando López Obrador indicó que ``la corrupción no debe ser ni del sector público ni del privado, porque en el sexenio de Salinas unos cuantos empresarios se repartieron el país por medio de componendas''. Ese fue el segundo aplauso. El primero había sido para el panista, cuando se refirió a la corrupción y al cierre del caso Conasupo. Y subieron de tono cuando el tabasqueño insistió en que desde el Presidente hasta gobernadores, alcaldes y dirigentes de los partidos deben hacer públicas sus declaraciones patrimoniales.

Entonces apareció desde atrás un nombre: ``¡También Diego, Punta Diamante! ¡Que explique!''; Oñate y López Obrador aplaudieron y sonrieron, Calderón se puso serio. Se la guardaría para después.

El conductor cambió la dinámica y puso a consideración tres temas: valores éticos, caso Conasupo y Punta Diamante. Oñate intentó descalificarlo: ``Eso es una aberración, una trampa habitual: el caso Conasupo no fue cerrado, fue remitido a la PGR''. Obtuvo tarjetas rojas y también aplausos. Los de la oposición le echaron montón; dijeron que el caso no debía cerrarse y pidieron que se confiscaran los bienes a los responsables del ilícito.

El panista le reviró: ``Es grave que se cierre el caso, porque marca en los hechos la verdadera voluntad del gobierno y el intento de sustituir al Poder Legislativo con instancias del Poder Ejecutivo.

``Nada tenemos que ocultar --justificó Calderón--, ni el PAN ni su ex candidato, sobre Punta Diamante; esos son patrimonios publicados en su oportunidad... Sí, señor, a eso me estoy refiriendo: son patrimonios generados lícitamente. Nada tenemos que ocultar, y de quienes hay que temer es de los disfrazados de pobres que luego salen enriquecidos de los gobiernos''.

Vendría luego el turno de López Obrador. Comentó que nunca había estado preso un gobernador, pidió revisar el caso Conasupo y la gente le empezó a gritar ``¡Telmex!'', a lo que contestó: ``Claro, Telmex, los bancos y empresas del sexenio pasado. Es necesario dar a conocer nuestros bienes y, en el caso de Punta Diamante, que Fernández de Cevallos dé a conocer los papeles de esos bienes, pero no sólo por él, sino porque el Presidente dé a conocer sus propiedades''.

Oñate se opuso a que se rompa el pacto federal y se vio dominante en el tema de las participaciones económicas. Después vendría un filoso Felipe Calderón por el desquite. En el asunto de medio ambiente acusó a Cárdenas de utilizar el triplay para su propaganda cuando fue gobernador. López Obrador escuchaba y sonreía, pero luego se la cobró: ``En las componendas con el gobierno regalaron hasta diamantes''.

Los dirigentes opositores estuvieron de acuerdo con el tema de las candidaturas independientes, mientras que el del PRI planteó fortalecer el sistema de partidos.

La desaparición de la partida secreta fue un acuerdo absoluto. Alguien preguntó incluso si Oñate traía línea o se había ido por la libre. También se expresó favorablemente de El Barzón. Parecía otro...

Se sobrecalentó el ambiente con el caso Colosio. Oñate le echó la bolita al PAN: ``La responsabilidad de llamar a declarar a quien pueda hacerlo no es de un partido (el PRI), sino de la PGR''.

Anaya se mostró evasivo. Se necesita más presión de la sociedad, dijo. Y Calderón manifestó que la PGR debería traer a declarar a Carlos Salinas y a José Córdoba (``¡y a Diego!'', le gritaban al panista). El perredista estuvo de acuerdo, aseveró que fue un crimen de Estado y advirtió: ``Mientras no se aclare el caso Colosio vamos a vivir en el filo de la navaja''.

Al final, un deseo compartido por los líderes perredista y panista: ``Que no gane el PRI en Nuevo León; mientras gobierne no habrá sistema democrático''. López Obrador concluyó: ``México no es el PRI''