La Jornada 28 de agosto de 1996

El EPR, posible buscapiés de desestabilizadores: alta fuente militar

Jesús Aranda Ť El presunto Ejército Popular Revolucionario (EPR) podría ser un ``buscapies'' de algún grupo interesado en desestabilizar políticamente al país, ya que a pesar de que ``se tiene la certeza'' de que sus miembros no pasan de un centenar y no forman parte de un grupo guerrillero como tal, se le debe prestar atención para que este fenómeno ``focalizado''' no se llegue a convertir en un grave problema con alcance nacional.

Señaló lo anterior una alta fuente del Ejército Mexicano, la cual agregó que las Fuerzas Armadas tienen el cometido de detener a los miembros del citado grupo armado, para presentarlos ante el Ministerio Público Federal, bajo los cargos de portación de armas prohibidas.

En este sentido, descartó la posibilidad de que el gobierno ofrezca algún tipo de amnistía --como ocurrió con el Ejército Zapatista de LIberación Nacional-- porque los zapatistas, dijo, contaban al inicio del conflicto con una base social, situación que no ocurre con el llamado EPR.

Asimismo, el oficial criticó los ataques realizados por el citado grupo al señalar que ``quienes se ufanan de llevar a cabo acciones terroristas contra la población civil y utilizan francotiradores para atacar a un cocinero del Ejército, carecen de ética y no tienen autoridad moral alguna ante la sociedad''.

Rechazó también que los militares hayan sufrido un gran número de bajas --reconoció sólo la muerte de un elemento-- y precisó que los miembros del Ejército que ``peinan''' la sierra guerrerense en contra del grupo armado, ``están lejos de ser los 15 mil que se dice''.

En entrevista, el alto mando castrense confirmó la creencia de que detrás del grupo armado se encuentran organizaciones afines al Partido Revolucionario Obrero Campesino Unión del Pueblo (PROCUP).

Sobre el particular, destacó que de acuerdo con la información con la que cuenta el Ejército Mexicano, así como las fotografías y las entrevistas que han dado los integrantes de ese grupo ``se ven muy achilangados, muy acartonados y su lenguaje es inconfundiblemente urbano''.

Apuntó que, precisamente, organizaciones urbanas utilizaron la marginación y la pobreza predominante en la zona metropolitana de la ciudad de México para engrosar sus filas, pero que esto ``no tiene ningún mérito''.

Añadió que si a ese factor se le agrega lo fácil que representa comprar ilegalmente armas de grueso calibre, resulta que con cierta facilidad pueden aparecer éste u otro grupo armado en diferentes partes del país.

``El que un grupo de encapuchados se presente ante los medios de información o que realice ataques con francotiradores en contra de posiciones militares, no le da carácter de fuerza beligerante'', apuntó.

``Un movimiento guerrillero tiene que pasar por tres etapas fundamentales: la incubación (movimiento político, estrategia y preparación de la lucha armada); movimiento guerrillero (ataques en contra de ``blancos'' gubernamentales y de las fuerzas del orden), y la consolidación del movimiento, que tan sólo en Guatemala esta última etapa se lleva a cabo desde hace 30 años'', explicó la fuente castrense a manera de descalificar los alcances y objetivos del EPR.

Cauto en sus palabras, el militar aceptó que la inesperada formación del Ejército Popular Revolucionario podría estar relacionada con algún grupo político ``de resentidos'' que se aprovecha de organizaciones urbanas populares radicales con un fin político que aún no se determina de una manera clara.

Desde su punto de vista, la manera de evitar el surgimiento de movimientos armados similares consiste en que el gobierno aplique una intensa política de tipo social, por un lado, pero que por otro las autoridades militares y policiacas actúen decididamente para controlar la situación.

La idea sería aplicar un modelo similar al que se realiza en el estado de Chiapas, afirmó, en donde el gobierno federal ha impulsado acciones económicas y sociales en favor de las comunidades marginadas pero al mismo tiempo se desactivó el conflicto armado.

Cabe señalar que a pesar de su confianza en que la fuerza publicitaria alcanzada por los miembros del EPR ``se diluya'' con el transcurso del tiempo, el militar aceptó que las autoridades deben seguir el asunto con cuidado para evitar el crecimiento del problema.

``El Ejército Popular Revolucionario es como un granito que te aparece en la mano, igual desaparece a los dos o tres días o igual se te infecta y te da gangrena'', apuntó el militar.

Por eso, continuó, la decisión del Ejército de ubicar y detener a los miembros de ese grupo antes de que suceda otra cosa.

Más adelante descartó la posibilidad de que la presunta presencia de los miembros del EPR en el Distrito Federal y la zona conurbada representen un riesgo particular para la seguridad de quienes habitan en esta parte del país y descartó la posibilidad de que este grupo realice actos terroristas en la ciudad de México.

Por otro lado, consideró que la idiosincrasia del mexicano se opone totalmente a ese tipo de violencia, sostuvo, y si llegara a haber una acción de ese tipo, aumentaría su descrédito ante la sociedad.

Acciones militares preventivas

La fuente militar rechazó que se esté dando a nivel nacional un proceso de ``militarización'' y sostuvo que la instalación de retenes en los estados de Guerrero, Hidalgo, Veracruz y San Luis Potosí, principalmente, responde a acciones ``preventivas'' en donde se aprovecha además el despliegue de los más de 17 mil elementos que participan en el Plan Canador de lucha contra el narcotráfico.

Sostuvo que por lo general se aplica mal el término ``militarizar'' y se le da una connotación que no tiene.

Es decir, afirmó, militarizar significaría supeditar la autoridad civil a la militar o bien aplicar la ley castrense bajo el argumento de que se hace para asuntos de seguridad nacional.

``La presencia militar responde a un objetivo muy concreto que es el coadyuvar en apoyo del agente del Ministerio Público federal, sea en relación con el combate al narcotráfico o bien, por el uso de armas restringidas para el Ejército Mexicano. Nosotros no actuamos por cuenta propia'', concluyó.