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e reavivó la oleada de cruces de personas indocumentadas. Guardias estadunidenses amplían cercas de púas contra los ingresos desde Matamoros. Al mismo tiempo, 13 mil migrantes interpusieron amparos en Chiapas para evitar ser deportados...

Dos filósofos y poetas españoles, Antonio Machado y María Zambrano, vivieron también en exilio ante la victoria de Francisco Franco, dictador de España de 1939 a 1975.

Dice Antonio Machado: ¡Ah, volver a nacer, y andar camino, / ya recobrada la perdida senda! / Y volver a sentir en nuestra mano / aquel latido de la mano buena / de nuestra madre... y caminar en sueños / por amor de la mano que nos lleva.

Repetición de la historia. Los migrantes centroamericanos y mexicanos rumbo a Estados Unidos en multiplicidad de escenarios, y de Estados Unidos a Centroamérica y México de regreso. Las vejaciones, humillaciones, violaciones, robos, etcétera, en el camino como parte del drama de encontrar maneras de resolver el hambre. Si bien es cierto que inversiones en México y en países centroamericanos para detener el exilio algo ayudan, el problema está desbordado.

Antonio Machado expresaba que es junto a la nada como se revela la trascendencia del ser, el dramático impulso hacia lo otro, al más allá, que no encuentra su meta; es decir, lo que buscamos en la metafísica: una cura de eternidad, de actividad lógica al margen del tiempo, vivimos metafísicamente cercados por el tiempo.

Antonio Machado supo de soledades y exilio, y en consecuencia pensaba: Sólo en silencio que es el aspecto sonoro de la nada puede el poeta gozar plenamente el gran regalo que le hizo la divinidad, ser cantor descubridor de un mundo de armonías. La lírica dentro del tiempo y el tiempo temporal dentro de la lírica.

En última instancia todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira.

Por otra parte, la filósofa María Zambrano, quien desde niña, por la relación con su padre, fue alumna de Antonio Machado (al igual que de Ortega y Gasset), tenía entre sus inquietudes más acendradas el estudio de la razón y la verdad entreverada, con la fascinación, luz y sombra, la realidad, el sueño y ficción, en la naturaleza humana. Este aspecto de su quehacer sicológico filosófico se ve nítida y bellamente expresado en su libro España: sueño y verdad.

María Zambrano vivencia tan íntimamente la poesía que recuerda las palabras de Octavio Paz: La poesía es celebración de la vida. Muy cercana a creadores de la jerarquía de Sigmund Freud y la relación a inquietudes e intereses. Tomaron como derrotero, aunque con diferentes finalidades, sondear las profundidades del alma humana. Desconfiaron de verdades absolutas y cuestionaron el ámbito de la razón al igual que hoy los migrantes rumbo a Estados Unidos rebotados a sus países. Algunos alcanzan a quedarse y volverse ciudadanos estadunidenses.

El sueño es la vía regia para adentrarse en lo íntimo y auténtico del ser humano. El valor de la poesía y la literatura e ir más allá de las verdades científicas. El amplio y complejo terreno del deseo y oscuridades y sombras que habitan el ser humano.

Adelantados a su tiempo, Zambrano y Machado, al igual que los migrantes mexicanos, conocieron sangrientas conflagraciones que los condujeron al exilio.

Y supieron del exilio interior que requiere cultivarse al gestar la obra y no sólo de audacia, sino un amor irrenunciable a la creación que emerge entre placer y dolor. Lo mismo entre grandes intelectuales que migrantes que buscan una luz y un camino. Obras que dejan y dejarán huella duradera. Es la herencia que nos legarán espíritus libres, como el de María Zambrano, Antonio Machado y los migrantes centroamericanos y mexicanos.