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Romero Deschamps, una vida de impunidad
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▲ Aspecto del sepelio del ex líder, por 26 años. del sindicato de Pemex.Foto Jared Laureles
 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de octubre de 2023, p. 13

Envuelto en constantes acusaciones de corrupción durante las casi tres décadas que estuvo al frente de Sindicato Petrolero, incluido el escándalo conocido como Pemexgate, Carlos Romero Deschamps logró evadir la justicia. Falleció sin rendir cuentas por enriquecimiento ilícito, malversación de recursos y otros delitos, en medio de una vida de lujos, excesos y ostentación.

En 1993 se convirtió en el secretario general del entonces poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), bajo el impulso del presidente Carlos Salinas de Gortari, quien encarceló al entonces todopoderoso líder del gremio Joaquín Hernández Galicia La Quina.

De origen humilde, Romero Des-champs comenzó a laborar en Pe-mex como conductor de pipas en Salamanca y de inmediato se invo-lucró en la vida sindical, con el respal-do de La Quina, quien, desde prisión,lo acusó de haberlo traicionado al dar información para que el Ejército lo apresara el 10 de enero de 1989 en Ciudad Madero, Tamaulipas.

Nunca respondió a tal señalamiento, no concedía entrevistas ni datos sobre el manejo de los fondos del STPRM, que en 2019 se calculaban en 20 mil millones pesos.

Con el respaldo de los gobiernos priístas, logró el control del STPRM y sus 36 secciones y comenzó a acumular su cuantiosa fortuna y poder, sin importar las quejas de la disidencia por la venta de plazas y otros negocios con recursos de Pemex.

El partido dominante lo postuló por la vía plurinominal cinco veces; fue tres veces diputado federal y dos senador, que le dieron un fuero que le garantizó impunidad, de la que se sirvió en 2000, cuando el PRI perdió la Presidencia y se hizo público que el STPRM había sido conducto para desviar mil 500 millones de pesos de Pemex a la campaña de Francisco Labastida Ochoa.

Se habló incluso de desaforarlo, junto con Ricardo Aldana –entonces tesorero del sindicato– para juzgarlos, ya que ambos eran senadores. Sin embargo, el PRI negoció con el PAN el Pemexgate por el Caso Amigos de Fox y el asunto se olvidó.

En 2012, en el sexenio de Enrique Peña Nieto, el dirigente petrolero volvió a ser senador, en medio de la polémica suscitada porque su hija Paulina subió a redes sociales videos y fotos de sus viajes de compras a Europa en un jet privado, en el que llevó a sus tres perros.

Romero Deschamps votó a favor de la reforma energética que privatizó a Pemex. Casi nunca subía a tribuna, sólo una ocasión para refutar al senador panista Francisco Domínguez, quien hablaba de la improductividad de la paraestatal. Estaba molesto porque el PAN presionó para la exclusión de integrantes del STPRM del Consejo de Administración de la empresa.

A las sesiones del Congreso iba sin ocultar un reloj de 40 mil dólares y presumía a sus compañeros del PRI tres yates. En 2019, en el gobierno de López Obrador, el ex director de Pemex Emilio Lozoya fue señalado por el caso Odebrecht y salieron a relucir acusaciones contra Romero Deschamps.

El entonces titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, reveló que se había presentado una denuncia ante la FGR contra el líder sindical por armar una red de corrupción con recursos de Pemex. Se detectaron, dijo, depósitos a familiares por más de 300 millones de pesos.

Tras 26 años, Romero Deschamps renunció a la dirigencia del sindi-cato. Parecía que sería procesado. Cuando la policía detuvo a su abogado, Juan Collado, en julio del 2019, mientras ambos comían en un restaurante, pensó que iban por él, pero no fue así. Siguió impune.

Cuatro años después falleció de un infarto.