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El parto
E

l país continúa en su enorme parto. La República está inmersa en un proceso de cambio de gran alcance, en un contexto de resistencias de algunos grupos económicos y políticos que se sienten afectados por el cambio. Acompaña a estos grupos la ceguera completa de numerosos voceros de esos grupos de intereses: comunicadores, intelectuales, académicos, todos en sufrido empeño.

Escribo intereses que se sienten afectados, para destacar que no están ahí los intereses de los grupos y clases económicamente dominantes. Éstos han estado a salvo. Han ganado plata a más no poder; grandes y medianas empresas, banqueros y capital extranjero han visto crecer sus fortunas sin dificultad. Los datos macroeconómicos atraen capitales de todas partes. El nearshoring va con todo; si no avanza más de prisa se debe a una infraestructura cuyo crecimiento no puede avanzar al ritmo que el capital externo desearía. No existe nada contrario a la expansión de los negocios. El gobierno es de izquierda sólo en relación con el neoliberalismo salvaje.

Hay un pequeño grupo de empresarios comandado por los Claudios X. Estos señores se volvieron dirigentes con poder indiscutido sobre lo que queda de los partidos del régimen neoliberal, PAN, PRI y prd. Es un conjunto poco significativo de empresas y partidos, pero el alcance de su discurso lo amplifica largamente la casi totalidad de los medios de comunicación, afectados por el cierre de la corriente desenfrenada de recursos fiscales que les llegaban a manos llenas, que también recibían intelectuales y comunicadores. Este conjunto sí se siente afectado y ha asumido el papel trágico de regazo ideológico del neoliberalismo; como en cualquiera otra tragedia política, cumplirá su papel de llevar hasta su propio final la pelea que lo dejará fuera de combate.

Está a la vista: el prd se extingue como una chispilla diminuta. El PRI halló hace cuatro años en Alito Moreno a su propio sepulturero final. Los priístas que pudieron ya emprendieron la huida; nuevas fugas veremos en el corto plazo; la sobrevivencia de este remedo de partido –y la de la chispilla–, se alargará artificialmente merced a los ingentes montos de recursos de los que aún los provee una abusiva y corrupta ley electoral aprobada por los propios partidos del régimen neoliberal. El PAN sobrevivirá por más tiempo. La derecha contumaz de empresarios racistas, las familias bien, los católicos adinerados y los de la vela perpetua, parte de la clase media, son sus ciegos electores.

El país continuará entre dolores su labor de parto. Morena es el futuro que no termina de nacer. El cambio continuará, y en un nuevo país que habrá desechado los restos mortales del pasado corporativo y del pasado neoliberal, surgirán nuevos partidos o nuevas formas de mediación política, nacidos de renovados bríos de los mexicanos. No hay estación final de llegada.

El Presidente hizo en Campeche un balance sucinto sobre los alcances de la República en sus cinco años de gobierno. Son datos ya conocidos, informados por él en sus mañaneras. El crecimiento del PIB dejó de ser obsesión de la política económica, para centrarse en los determinantes de ese crecimiento: la inversión y el consumo de masas, visiblemente. Además, AMLO registró la disminución notoria de la pobreza; la caída en los índices de desigualdad; la nueva fortaleza de las finanzas públicas; los avances en materia de suficiencia energética; los progresos del sur sureste; las grandes obras emblemáticas de este gobierno; el aumento de los salarios; el enorme avance en la construcción del sistema universal de salud; la Nueva Escuela Mexicana; los derechos sociales de los mexicanos, que crecen y se satisfacen cada vez en mayor medida; las nuevas mentalidades que se desprenden de las amarras ideológicas del panpriísmo; el respeto y reconocimiento de numerosos países del mundo a la nueva presencia política y económica de México.

Los mínimos de bienestar social, con todo, están lejos de ser alcanzados. México redujo en 8.9 millones el número de pobres a un total de 46.8 millones de personas, casi 16 por ciento menos que las 55.7 millones de 2020, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Reducción impresionante si se tienen en cuenta los dos años terribles de la pandemia que aquejó al mundo. Lo que pudo haber ocurrido sin ese flagelo… Pero después de darle todo el espacio a nuestra admiración por ese logro, es preciso mirar la cifra de los pobres: 46.8 millones es una barbaridad inadmisible.

Morena ocupará en 2024, nuevamente, el Poder Ejecutivo. Si el proceso electoral alcanza resultados óptimos, tendrá mayoría calificada en el Congreso y, entonces, además, la República dará un salto cualitativo de gran alcance con la reforma total del Poder Judicial. México lo necesita vitalmente. Las derechas repudian la idea de una vida buena para los excluidos de la historia pero, felizmente, al tiempo que van perdiendo sus privilegios, pierden también la lucha por el futuro.