Opinión
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Paroles, paroles, paroles…

1. T

engo un libro dedicado ( avec le meilleur des souvenirs) por Milan Kundera, un libro que leí tan apresuradamente, en una noche –marcha ciertamente forzada–, que estoy seguro de no haberlo comprendido: La vida está en otra parte. Me dije que tal no lo haría público sino tras de su, si ello ocurría antes que el mío, fallecimiento. ¿Estoy presumiendo algo? No: estoy agradeciendo mucho, estoy agradeciendo haber recibido muchísimo más de lo que en aquel momento (en síntesis nada) merecía. Y, aunque ya no me quede mucho tiempo, reconociendo una obligación –una tarea a cumplir, que no precisaré– en relación con quien sin necesidad ninguna decidió ser generoso con un pésimo entrevistador (y sin embargo el resultado de la ligera platiquita que tuvimos –es de imaginar que gracias al prestigio del novelista y no a quien esto escribe, y a lo mejor, también, a algún empujoncito de Becerra Acosta– se antologó en Diez años de unomásuno). Ya sé que nadie me lo está preguntando, pero mis libros favoritos de Kundera, de lo que le he leído, que no es todo, son, en ese orden, La broma y El arte de la novela.

2. La superstición de la cultura, lo siento, existe. Y es una mera (no tanto, no tanto) superstición.

3. Muy querido amigo, te escribo para decirte que tú sabes leerte; eso está rebién, requetebién. Pero debes no sólo leerte, sino escucharte. Oír tu voz, no tu escritura, te llevará unos milímetros más allá hacia donde es evidente no sólo que quieres llegar, sino que te estás esperando. No desesperes. Vas a llegar a donde estás. Y no es que yo lo sepa, es, de modo indubitable, que tú lo sabes.

4. Donde el aprecio es lenguaje, la pena no cabe, me dice desde Oaxaca el cantor Juan Martínez, y yo no quepo en mí de gusto por acabar de oír (en breve diálogo) tal dicho, tan recién acuñado y tan como vetusto, tan como dulcemente cargado de ancestralidad.

5. –Lo peor de vivir no es morir, sino no vivir. Pero espérame –dijo–: peor todavía es no morir por lo que uno dice que daría la vida.

6. Me pregunta una amiga (tal vez ya escribí algo similar por acá) en entrevista para la Universidad de Guadalajara si es posible enseñar poesía. Le respondo que todo lo que se puede aprender, y ni San Juan de la Cruz nació enseñado, puede enseñarse. Hay más sobre esto, pero lo dejamos para otro día.