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Resultados notables
L

os empeños han durado varios años. Pero ahora que se cuenta con datos duros es posible comprobar que no han sido en vano. Por el contrario, los resultados que arroja la encuesta comparada del Inegi –ingreso-gasto– muestran logros notables en lo que se pretendía: la atención prioritaria a los pobres. Son varios los renglones del trabajo reportado que tocan aspectos relevantes, tales como el efecto en la pobreza y la desigualdad. Dos asuntos de la mayor relevancia, no sólo en este disputado presente, sino en la historia del país. Los años de aumentar las diferencias sociales y castigar a los olvidados han sido densos, abrumadores. El propalado lema, desde la inicial campaña de 2006, se empieza a concretar. Se ha persistido en dar prioridad a los de abajo y se está consiguiendo. Ahí están los datos para quien los quiera analizar. Ahora no cabe la menor duda de que se ha sido no sólo congruente sino persistente durante los cuatro años y medio de este gobierno.

Las razones de una cobertura como la revelada por la encuesta en los hogares mexicanos exigen ser expuestas a detalle. En primer término se debe al sostenido incremento habido en los salarios mínimos. Millones de connacionales los reciben y, por ello, sus ingresos han aumentado consistentemente durante los años pasados. El porcentaje de aumento bien puede ser catalogado como notable. Ha sido esta una labor de convencimiento, de concertación, de estudio de consecuencias y, sobre todo, de corrección a las enormes injusticias habidas. Bien se sabe que no se ha terminado con los aumentos, deberán continuar y ser bastante mayores que el deterioro que puede ocasionarles la inflación.

En un segundo término aparece la política social del régimen. Las enormes cantidades de recursos empleadas en ellas ya muestran, con claridad, los resultados. Éstas han incidido en el meollo de la problemática existente. Han ido, directamente, sin intermediarios, ha depositarse en el bolsillo de los que lo requerían de manera urgente. Las pensiones para los adultos mayores destacan por su incidencia en un problema de lacerante realidad. Ahora, estos viejos, sobre todo los que no cuentan con ninguna otra pensión, recuperan buena parte de su dignidad. Ahora se pueden integrar y contribuir al bienestar: el propio y el de su entorno. Su efecto en la economía empieza a ser un factor de empuje que habrá de persistir. La promesa de llegar a 6 mil pesos bimestrales para cada pensionado tiene a millones pendientes de cumplimiento futuro.

Siguen en la hilera de precursores todos los demás programas que, sin ser constitucionales, (pensiones) han sido persistentes en sus mejoras sociales. Destacan el de Sembrando Vida, las becas a estudiantes, a madres solteras, a discapacitados, a productores del campo y otros adicionales con enfoques ­precisos.

Debe también considerarse la conexión entre la mejora en bienestar con el empleo. Ya nadie duda de este medio de compensación y retribución como uno de equilibrio y justicia distributiva. Los programas intensivos y de grandes inversiones públicas han hecho sentir sus consecuencias en el empleo. Y, más lo harán en cuanto todos los actuales proyectos de construcción entren en operación normal. Las diferencias de ingresos entre las clases (desigualdad) también ocurre entre las regiones del país. La incidencia de apoyos para el sur y sureste de la República viene a subsanar un desequilibrio actual que bien podría ser causante de quiebres o males mayores. La emergencia de apoyos e inversiones todavía tendrán que madurar para hacer flotar sus beneficios. Se transcurre en esa ruta.

Por último, es preciso mencionar que, las remesas desde el exterior, en especial por sus enormes sumas detectadas, tienen que tomarse en cuenta. En particular al aliviar tanto a personas, como familias y hasta regiones. Los mexicanos que ya han salido de la pobreza –cinco millones– saben que, esas ayudas de sus familiares, les permiten una mejor vida.

Pero la oposición conservadora no reconoce y hasta ignora estos hechos trascendentes, básicos en la vida organizada. O lo que es peor, los cataloga como simplemente electoreros y, con esa premisa por delante, los ningunea. Trata, inútilmente, de desaparecerlos del escenario público. Pretenden, con ese solo calificativo, restarles importancia. Nada, para ellos cuenta a partir de tal calificación impuesta. Ciertamente que todos estos precursores enlistados llevan atados una vertiente electoral. Y son consideraciones ineludibles por aquellos que los han elaborado, los que los diseñaron e imaginaron,. En verdad, eso los hace todavía más valiosos por darse en medio de una denodada lucha por el poder.

Ya no se trata de invertir y decidir para aumentar la riqueza de los que más tienen. Usual política que sucedía sin cortapisas y enormes dispendios no exentos de ilegalidades. Ahora se trata de aliarse con los necesitados.