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En el Pedregal de Santo Domingo, la cultura es un medio de resistencia

El CAO Escuelita Emiliano Zapata reafirma el sentido de comunidad e identidad // Los vecinos confían en que el arte puede cambiar la realidad de la violencia que padece la colonia desde su fundación, en 1971

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▲ Integrantes de la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán muestran durante la entrevista una imagen de cómo se encontraba la zona cuando llegaron, en 1971.Foto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 7 de agosto de 2023, p. 3

La cultura es identidad y resistencia en el Pedregal de Santo Domingo. Lo ha sido desde el origen de esa colonia, fundada en septiembre de 1971 a partir de que miles de familias invadieron en menos de 24 horas esa agreste zona del sur de la Ciudad de México, convirtiéndola en la toma de tierras más grande de América Latina.

Cada piedra, cada calle, cada tabique tiene allí una historia, como ha dicho y escrito de forma reiterada la señora María de los Ángeles Castillo, conocida como doña Fili, una de las vecinas fundadoras y lideresas de ese asentamiento urbano, el cual carga a cuestas con el sambenito de ser uno de los puntos más peligrosos y violentos de la capital de la República Mexicana.

Y, en efecto, es un foco rojo, dados sus altos índices de delincuencia y criminalidad, reconoce Elena López, integrante de la Asamblea General de Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán, quien ha apostado por la promoción cultural como mecanismo para encarar ese complejo panorama.

Sabemos que hay una problemática social muy fuerte en esta colonia, que nosotros no hemos provocado. Habemos muchas personas, muchos vecinos, que creemos que con actividades como las que nos ofrecen la cultura y las artes, esas circunstancias pueden ir cambiando, afirma la también activista social.

Muchos jóvenes, por ejemplo, hacen música, sobre todo rap, aunque también otros géneros, como Inti Jiménez, que tiene su grupo de heavy metal; otros se han inclinado por hacer murales o teatro, y las mujeres ya no tan jóvenes estamos trabajando los bordados con temática social.

El centro de artes y oficios (CAO) Escuelita Emiliano Zapata ha sido el corazón y centro neurálgico del Pedregal de Santo Domingo, al significarse como el punto donde se reafirma el sentido de comunidad y pertenencia identitaria de ese asentamiento ubicado en la alcaldía Coyacán.

Tal papel quedará confirmado por enésima ocasión con el festival cultural y artístico para festejar el 52 aniversario de esa colonia, que tendrá lugar a partir del 1 de septiembre y durante tres días en esa institución, ubicada en la calle de Canacuate casi esquina Cicalco.

El programa incluye música, danza, muestras plásticas, conversatorios y exposiciones, con la participación, entre otros artistas, de los compositores Armando Chacha y Gabino Palomares. De igual manera, se distribuirá entre los asistentes y colonos la publicación Las mil y una historias de Pedregal de Santo Domingo, un folleto, que al desdoblarse se convierte en póster, en el que se recuperan varios de los testimonios de los primeros colonos.

El proyecto nació con el asentamiento

La historia de la Escuelita Emiliano Zapata –a la que Fernando Díaz Enciso, su fundador y director, califica de pionera de iniciativas similares emprendidas por los gobiernos local y federal– se remonta al momento mismo en que más de 100 mil personas de diversas partes de México se instalaron de manera ilegal en ese territorio sureño en 1971.

El dirigente comunitario y activista llegó ese mismo año, emocionado por ese fenómeno social, como parte de una brigada de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México para apoyar a los nuevos colonos. En principio, cuenta, la idea era ayudar a las personas de más edad a despejar las rocas volcánicas del lugar y medio componer las irregularidades del inhóspito terreno.

Sin embargo, desde el primer instante se percató de las necesidades básicas que tendría en aquel entonces ese naciente núcleo humano, y comenzó a erigir con sus manos, y la de algunos vecinos, los tejabanes donde durante los primeros 23 años operó ese proyecto social, educativo, cultural y artístico.

En principio, operó como primaria y secundaria, con maestros improvisados de entre los mismos chavos banda de la zona, que tras hacer un pacto de no agresión aceptaron incursionar en la docencia a cambio de que se les permitiera hacer de vez en cuando toquines en ese predio.

Desde hace 28 años funciona ya en una construcción de roca y concreto, que en la actualidad recibe al mes a poco más de 4 mil personas de todas las edades, a través de sus talleres de computación, danza, música, ballet, serigrafía y deporte. Incluso, en la actual administración capitalina se incorporó al proyecto de Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares).

Distribuido en tres niveles, cuenta con varias aulas, un par de auditorios, una pequeña ágora, un estudio de grabación, la galería de arte Daniel Manrique y la fototeca Héctor y María García, así como el archivo fotográfico Mariana Yampolsky y Graciela Iturbide.

La biblioteca Elena Poniatowska fue la primera con el nombre de la autora, fundada en 1973, según el promotor cultural. Motivo de orgullo para él es también El Quijote, la primera librería de barrio del país, fundada en 2008.

En este mismo conjunto arquitectónico, ubicado en el ombligo de la colonia, tiene su morada Díaz Enciso, quien decidió establecerse allí al ver las necesidades de salud y educación de los vecinos.

Desde el principio ha funcionado en este CAO una serie de consultorios médicos, dentales, sicológicos y de trabajo social. Además de los talleres que allí se imparten, varios sin costo, la Escuelita funciona desde hace unos años como comedor popular, donde se puede desayunar o comer a módicos precios.

Díaz Enciso asume su enorme orgullo porque este espacio se mantiene como el punto de encuentro y cohesión del Pedregal de Santo Domingo prácticamente desde que la zona era uno de los cinturones de miseria de la ciudad.

Se muestra cauto sobre la manera en que este núcleo humano ha crecido y considera que los principales problemas de la zona son la violencia asumida, la que surge en la familia y el crimen, así como el consumo de drogas cada vez más elaboradas. Sin embargo, confía en el poder de la educación, el arte y la cultura para que la colonia se mantenga en parámetros aceptables.