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Despertar en la IV República

La incipiente democracia mexicana

H

ay quien afirma que el actual gobierno es el más autoritario de la historia contemporánea. Otro sector de la población piensa que ha impulsado políticas tendientes a abrir el camino a la democracia.

Porfirio Díaz gobernó al país en forma autoritaria 30 años. La República Imperial duró de 1929 (fundación del partido único) por lo menos hasta el año 2000. Podemos afirmar que la tendencia autoritaria ha predominado claramente en casi toda la historia política de México. Apenas se vislumbra un intento de democratización en los breves meses que gobernó Madero y si queremos encontrar otro periodo de intento de modernización política, tendríamos que buscarlo hasta fechas recientes. Las elecciones durante la época de Zedillo resultaron eficaces y culminaron con la alternancia y el PAN y Fox ganaron los comicios en el 2000, pero un auténtico cambio de régimen es tan cercano como el año 2018, cuando el actual gobierno gana las elecciones y es reconocido por sus adversarios.

Esto nos lleva a la forzosa conclusión de que el régimen autoritario ha sido la forma predominante de la estructura del poder y que los periodos democráticos han sido demasiado breves. En 2024 se presentará una nueva crisis. Como el actual presidente se reconoce como maderista no puede plantearse su relección. Esto significa que otro régimen, otro gobierno de otro tipo iniciará su gestión justamente en 2024. La crisis que se presentará consiste en que las precarias reformas democráticas que se han completado puedan subsistir y crecer en los próximos sexenios.

Nadie puede negar que el actual gobierno representa un Ejecutivo fuerte como el que aconsejaba Bolívar en los periodos de transición. Está pendiente un proceso de maduración colectiva e institucional para que podamos hablar de una verdadera democracia, la tentación de restaurar el autoritarismo será muy fuerte y solamente la persistencia en un proceso colectivo de crear simultáneamente un Estado democrático y de bienestar podrá impedirlo. Se requieren varias generaciones y muchos sexenios para que pueda consolidarse un Estado moderno y democrático.