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Deficiente, el apoyo del estado

Periodistas desplazados tejen red de protección con el fin de evitar ser víctimas de homicidas

El colectivo reúne a más de 150 comunicadores en todo el país, señala Omar Bello Pineda

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▲ Muchos comunicadores amenazados llegan a la Ciudad de México y tardan meses en que integren sus carpetas de investigación y en que se les inscriba en el Registro Nacional de Víctimas, denuncia Bello Pineda.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de julio de 2019, p. 15

Ante la falta de atención adecuada por parte de las autoridades a las decenas de periodistas que han sufrido agresiones por ejercer su labor o incluso han tenido que salir de su lugar de origen para evitar que los maten, un grupo de comunicadores ha decidido alzar la voz para exigir sus derechos y tratar de unir a un gremio tradicionalmente dividido.

Surgida el 19 de septiembre de 2017 –cuando el sismo de aquel día hizo que varios de éstos reporteros se conocieran en la Ciudad de México–, la Asociación Mexicana de Periodistas Desplazados y en Riesgo ha comenzado la labor de tejer redes para evitar que ocurran nuevos asesinatos de colegas.

Omar Bello Pineda, periodista originario del estado de Guerrero y quien lleva casi dos años desplazado y viviendo en la capital del país tras haber sufrido amenazas en Zihuatanejo, contó en entrevista con La Jornada que el colectivo –ya constituido ante notario– reúne a más de 150 comunicadores en todo el país, refugiados en diversas entidades, la mayoría de los cuales han recibido una protección deficiente por parte del Estado.

Ahorita nos estamos organizando para manifestarnos contra algunas instituciones que nos han revictimizado. Muchos llegan a la Ciudad de México y tardan meses en que integren sus carpetas de investigación y su inscripción en el Registro Nacional de Víctimas, para que puedan recibir apoyos y les den refugio, detalló.

En la medida en que se agilice la labor del Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, los reporteros amenazados le tendrán más confianza, se inscribirán en él y podrán salvar sus vidas, pues en la actualidad la mala fama de dicho organismo hace que muchos de ellos prefieran sufrir en sus lugares de origen que venir a sufrir acá.

Omar Bello y su compañero Gildo Garza Herrera, periodista tamaulipeco –también refugiado en la capital–, se dieron cuenta de que el gobierno trata a muchos de los comunicadores amenazados como un mueble más, pues no siempre reciben en tiempo y forma los servicios que necesitan e incluso son acusados de querer lujos.

De 2017 a la fecha, nos fuimos construyendo con el fin de encauzar a los compañeros periodistas que llegan a la Ciudad de México y no saben qué. Tenemos una estructura de primer contacto, acompañamiento y gestión para sus trámites, con la ayuda de organizaciones como Propuesta Cívica, el Comité para la Protección de Periodistas y Reporteros sin Fronteras.

Para Omar Bello, la labor de cohesionar al gremio periodístico ha sido difícil pero no imposible, porque somos víctimas defendiendo víctimas. Aquí hicimos a un lado egos y protagonismos. Han matado a corresponsales de televisoras, de periódicos nacionales, y el estatus o el prestigio no te salva.

Pese a ello, lamentó, sigue habiendo reporteros de la Ciudad de México que menosprecian la labor de sus colegas de las demás entidades, e incluso los responsabilizan por las amenazas y agresiones en su contra. En un gremio tan mezquino, siempre ha habido apatía, pero somos como ustedes: gente que quiere trabajar e informar a la sociedad.