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México, bronce en remesas // India y China, oro y plata

C

on todo y agresiones, amenazas y chantajes del salvaje de la Casa Blanca en contra de los mexicanos que emigraron a Estados Unidos, en 2018 los paisanos enviaron a nuestro país alrededor de 36 mil millones de dólares, lo cual coloca a México en el escalón número tres como receptor de remesas a escala internacional y en el número uno latinoamericano (más de 40 por ciento de la captación regional).

De acuerdo con el más reciente reporte temático del Banco Mundial (BM), en 2018 India encabezó el inventario de naciones receptoras de remesas con cerca de 79 mil millones de dólares; le siguió China, con 67 mil millones; México, en la tercera posición; Filipinas, con 34 mil millones, y Egipto, con 29 mil millones.

En esos cinco países se concentró 46.3 por ciento del total, es decir, 245 mil de 529 mil millones de dólares en remesas destinadas a naciones de ingreso bajo y mediano, flujo de recursos sin precedente, según revela la reseña sobre migración y desarrollo del citado organismo financiero.

El monto reconocido por el BM difiere del reconocido por el Banco de México (BdeM), pues éste estimó que en 2018 nuestro país captó 33 mil 481 millones de dólares, ingreso sustancialmente mayor al obtenido por la exportación petrolera.

De cualquier suerte, el dinero que los emigrantes envían a México crece anual y constantemente –con pocas excepciones– hasta representar uno de los pilares de la economía nacional y, desde luego, el bienestar de las familias receptoras.

Para dar una idea del impacto económico de las remesas, vale mencionar que sólo en lo que va del presente siglo por ese concepto México captó alrededor de 400 mil millones de dólares y en el transcurso de tal periodo el incremento ha sido cercano a 400 por ciento.

Si se amplía el abanico, en las pasadas tres décadas el monto de remesas de los paisanos aumentó en cerca de mil 900 por ciento, al pasar de mil 680 millones de dólares en 1989 a los citados 33 mil 481 millones en 2018 (BdeM, o 36 mil millones del BM), de tal suerte que lo que antes remitían en un año ahora lo hacen en apenas 17 días.

En el plano internacional, el BM señala que en 2018 el crecimiento de los influjos de remesas fluctuó entre casi 7 por ciento en Asia oriental y el Pacífico y 12 por ciento en Asia meridional. El aumento general estuvo impulsado por la mayor solidez de la economía y el empleo en Estados Unidos, y un repunte de los flujos de fondos provenientes de algunos Estados miembros del Consejo para la Cooperación en el Golfo y la Federación de Rusia. Sin incluir a China, las remesas hacia países de ingreso bajo y mediano fueron considerablemente 34 por ciento superiores a los flujos de inversión extranjera directa.

El organismo financiero multilateral estima que en 2019 las remesas hacia países de ingreso bajo y mediano alcanzarán 550 mil millones de dólares y se convertirán en su principal fuente de financiamiento externo.

El costo mundial promedio que supone el envío de 200 dólares aún es elevado: alrededor de 7 por ciento en el primer trimestre de 2019, según la base de datos sobre los precios de las remesas en el mundo que mantiene el BM. La reducción de los costos de las remesas a 3 por ciento para 2030 forma parte de la meta global establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Los costos de las remesas en muchos corredores africanos e islas pequeñas del Pacífico siguen siendo superiores a 10 por ciento.

Los bancos fueron los conductos más costosos para el envío de remesas, advierte el BM, pues en el primer trimestre de 2019 aplicaban un cargo promedio de 11 por ciento. Las oficinas de correos fueron el segundo mecanismo más costoso, con un cargo mayor a 7 por ciento.

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Ayer, los diputados dieron por muerta la denominada partida secreta, pero surge la duda: ¿qué no lo habían enterrado en 1996, durante el gobierno de Zedillo?