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Zavaleta y Albarrán imponen su estilo en noche de boleros
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de abril de 2019, p. 9

En ambiente desparpajado, Susana Zabaleta y Rubén Albarrán, con el apoyo musical de Los Juglares, entretuvieron a quienes se dieron cita en el Lunario hace un par de noches.

Ya se sabe que Zabaleta es de voz educada y para los puritanos, no tanto en sus modales, salpica sus amenos diálogos con el público con uno que otro chingao y ya más en confianza hasta algún güey sale pendejeado, pero eso gusta y se le perdona; la norteña tiene arte y presencia.

Luego de unas rolas de los yucatecos Juglares, armonioso conjunto de cuatro guitarras y dos percusionistas, Zabaleta entró a escena y arrancó más de un fiu-fiu de ellos y el comentario, ya quedo, ya manifiesto, de las damas, en halago de su bien cuidada figura envuelta en un vestido transparente que tapaba lo esencial, pero dejaba ver lo indispensable.

De amor y, por supuesto, de desamor, es la temática que tocan las canciones que a Zabaleta gustan. Una media decena de ellas le sirven para mostrar sus atributos vocales luego de dedicar su actuación a esos pinches locos, productores de la obra teatral en que la cantante participa , y así afloran Desesperadamente, Cien años y La media vuelta, entre otras, que son bien recibidas.

Con el escenario y el ambiente a tono hizo su aparición Rubén Albarrán, quien ofreció su cantar a su padre ahí presente .

El cantante de Café Tacvba tiene su estilo para rolas no de la banda, como Perla negra, popular hace más de medio siglo en interpretación de tríos, y se discutió con otras tres antes de hacer dueto con Zabaleta, ataviada ahora en vestido color jacaranda.

Al unísono caminaron por la Vereda tropical; se preguntaron Cómo fue y aseguraron: Nosotros, que nos queremos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más y luego dieron paso al desmadre final que incluyó el brincoteo a los acordes de Las flores, una de las clásicas de los tacubos.