Viernes 1º de marzo de 2019, p. 4
Nueva York. El pianista, compositor y director de orquesta André Previn, cuya vasta carrera lo llevó a los mundos de Hollywood, el jazz y la música clásica rechazando siempre que su trabajo más popular le restara peso a su quehacer, falleció el jueves. Tenía 89 años.
Linda Petrikova, su mánager, dijo que Previn murió en su casa de Manhattan. Su ex esposa Mia Farrow tuiteó: ‘‘Nos vemos en la mañana, mi amado amigo. Que descanses en gloriosas sinfonías”.
Previn era un niño prodigio cuya familia huyó de la Alemania nazi. De adolescente halló trabajo de compositor y arreglista, haciendo obras a destajo para Hollywood, la mayoría para MGM y con eso ganó cuatro premios Óscar por su orquestación de musicales como My Fair Lady (Mi bella dama), 1964.
Previn abandonó eventualmente Hollywood por una carrera de director clásico. Fue nombrado titular musical de la Sinfónica de Houston en 1967 y dirigió orquestas como las filarmónicas de Los Ángeles y Real de Londres.
En 1998, su ópera basada en A Streetcar Named Desire (Un tranvía llamado deseo) se estrenó en la Ópera de San Francisco
Previn siguió con un pie dentro del jazz. ‘‘Nunca cambio conscientemente de velocidad cuando toco jazz o música clásica”, dijo una vez.
‘‘Todo es música”. Podría decirse que nadie se desempeñaba a tan alto nivel en tantos géneros de la música contemporánea.
Defendió su trabajo para el cine frente al menosprecio de los culteranos, para quienes ‘‘cualquier compositor que haya contribuido a un tintineo de cuatro compases para una película sería considerado como compositor de Hollywood’’.