Opinión
Ver día anteriorMartes 12 de febrero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Cadena de corruptelas en Seduvi

S

i las autoridades federales encargadas de vigilar las manos, o las uñas, a los funcionarios tienen harto trabajo, las de la Ciudad de México no deben envidiarles nada, y si allá tienen su Pemex, aquí, con la Seduvi, aunque no es lo único, tendríamos suficiente.

Sí, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de esta ciudad está envuelta, al parecer, en un inmenso sarape de corruptelas que día con día van saliendo a la luz, y hoy es algo más que un escándalo en la capital del país: es un nido de ratas, expresó alguna vez en campaña, si no nos equivocamos, Claudia Sheinbaum.

Frente a las anomalías que se han hallado hasta ahora en todo el ámbito de la construcción de viviendas en la Ciudad de México, bien se podría hablar primero de una gran crisis por falta de lugares dónde vivir, y luego de la distorsión del mercado donde el invierno tiene un boleto aparte.

Así, resulta difícil encontrar la punta del hilo en la madeja de actos que podrían ser calificados de ilícitos, pero vamos por partes: al concluir el primer semestre de 2018, es decir, hace casi un año, el entonces titular de la Seduvi, Felipe de Jesús Gutiérrez, autorizó 28 cambios de uso de suelo en diferentes partes de la capital donde se habrían de construir grandes desarrollos inmobiliarios.

Pero no sólo eso: la Contraloría General de la ciudad debe tener ya en sus manos cuando menos 174 expedientes de polígonos de actuación en los que se hallaron autorizaciones para la construcción de edificios con más pisos que los que marca la ley, y se tienen registradas por ahí 48 construcciones donde se rompieron todas las prohibiciones que las limitan.

Aunque las denuncias por manejos, cuando menos turbios, en la Seduvi se empezaron a dar casi desde el principio del sexenio que recién terminó por los llamados vivienderos, es decir, los líderes que se dedican a gestionar vivienda para la gente más necesitada, se pasó al reino de los desarrolladores, quienes, todo indica, se convirtieron en los dueños de la tierra de la capital de la República, y el conflicto se agudizó.

Como ya lo había señalado la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, los niveles de corrupción que se han hallado en la ciudad van mucho más allá de lo que cualquiera hubiera imaginado, y la lista de denuncias no para. Eso es incontrovertible, pero el tiempo de las denuncias ya se está agotando.

No estaría nada mal que el gobierno en funciones nos diera un panorama general de la situación en la que recibió la administración pública, porque la denuncia diaria, que debe ser real y cierta, empieza a perder potencia y podría terminar en otro suceso más en esta ciudad sin que se tengan responsables de las catástrofes. Antes de los primeros cien días de gobierno se debe tener una respuesta a las denuncias públicas y legales que ha presentado Sheinbaum, si no, todo quedará en un lamento cómplice que abogará en contra del gobierno actual. Aguas.

De pasadita

El asunto del combate al huachicoleo prendió en casi todo el país, pero principalmente en las entidades donde el robo de combustible era una chamba como cualquier otra, o cuando menos así lo habían permitido los gobiernos, y para muchos mandatarios este será un buen tema para buscar reflectores.

Y quién mejor que el mandamás de Guanajuato, Diego Sinhue, para buscar esas luces que tanto a él como a su partido le hacen falta. Por eso, ahora nos enteramos de que su gobierno mandó comprar tres zepelines de color dorado –si no, no– para vigilar los ductos de Pemex en la entidad que gobierna.

Pero el gusto de ver a sus dorados en el aire se le quitó un poco cuando le dijeron que inflar los aparatos con gas helio le costaría un millón de pesos. Sea como sea, dicen que muy pronto se verá a los dorados surcando los aires de aquellas tierras del centro del país. Que sea para bien la fantochada.