Espectáculos
Ver día anteriorViernes 28 de diciembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
El circo no muere; hacerlo en teatro es un reto que confío salvar, afirma Alfredo Atayde

Con malabaristas, acróbatas, payasos, bellas mujeres y números que quitan el aliento, la compañía presenta sus Galas de Invierno

Foto
▲ La compañía ofrece al público algunas novedades en su corta temporada que concluirá el 6 de enero.Foto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de diciembre de 2018, p. 7

Tras la abolición del uso de animales en las funciones el circo ha tenido que reinventarse. Precisamente esa transformación la experimenta el abuelito de los espectáculos de cualquier índole en México: el Atayde Hermanos, que suma ya 131 años de andar en estas danzas, desde que en 1888 comenzó funciones en Mazatlán.

El amplio lote de calzada de Tlalpan con su tradicional carpa y el redondel que da nombre al espectáculo también quedaron de lado y ahora las funciones se dan al cobijo de un teatro.

La breve temporada Galas de Invierno se desarrolla en el Centro Cultural Teatro 1, espacio de la colonia Roma, en la confluencia de Chapultepec y Cuauhtémoc.

Salvo la presencia de felinos, elefantes, dromedarios, caballos y uno que otro perro, el resto de los actos prevalece. Hay acróbatas, malabaristas, magos, payasos, bellas mujeres y números de novedad, como el llamado Rueda Cyr, un aro metálico en el que se inscribe Alonso Venegas y empieza a girar ya en un movimiento armónico, ya caótico, ya en un punto, ya con recorrido ante el pasmo de la concurrencia que premia atronadoramente el acto.

Isabelle es una rubia suiza que desde las alturas, montada en un aro gira y presenta un número de armonía estética. El tubo aéreo es manejado con destreza por Ericka, y las cuerdas y el trapecio están a cargo del canadiense Eric McGill.

Marco Penagos se envuelve en un sinfín de aros plásticos que hace varios años causaron furor.

Rulo, el payaso, es diestro en el manejo de los diábolos, y Christopher Stoinov, Atayde de quinta generación, asombra con sus malabares con aros, clavas y pelotas.

Benny Ibarra se rifa el físico materialmente en el acto denominado péndulo de la muerte.

Los hermanos Carlos hacen su rutina con vis cómica y agilidad en un mesa, tras de que uno de ellos, Alan, interactúa con el público en su papel de payaso solitario.

Una samba pone sabor a la función que se extiende por casi dos horas con el sabido intermedio para visitar la dulcería o adquirir para los pequeños las espadas y estrellas luminosas que interfieren la vista del prójimo ante la permisividad de padres y abuelos, que satisfechos ven cómo los herederos empuñan peligrosamente sus nuevas compras.

Alfredo Atayde, quien está a cargo del espectáculo, casi por vez primera luego del fallecimiento de su padre, pronto hará dos años, ahora fue el invitado invisible, señaló.

Afirmó que el circo no muere, se reinventa de esta forma y, aunque por muchos años se presentó en un escenario cerrado, como la Arena México, hacerlo ahora en un teatro, en sociedad con Alejandro Gou (también con antecedentes circenses), representa un reto que confía salvar.

Circo Atayde ofrece funciones diarias en dos horarios hasta el 6 de enero.