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Impulso a la investigación
E

l impulso a la investigación científica fue uno de los temas incluidos en el primer mensaje de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) luego de rendir protesta ante el Congreso de la Unión como Presidente de la República. Después, en el Zócalo de Ciudad de México, presentó un programa con 100 puntos, en uno de los cuales elaboró con más detalle esta idea. Se promoverá la investigación científica y tecnológica –dijo– y habrá un Programa Nacional para la Innovación. Es importante examinar su planteamiento, pues no son abundantes las ocasiones en las que expresa su postura acerca de la ciencia y, además, porque los conceptos expresados por él constituyen las líneas o instrucciones generales a sus colaboradores para la expresión de la política nacional en esta materia.

El Presidente ofreció apoyar con becas y otros estímulos a estudiantes y académicos. Esto implica impulsar la formación de recursos humanos mediante el posgrado, así como el crecimiento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). A propósito de este tema, en nuestro país ocurre algo extraño, pues el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha otorgado desde su creación aproximadamente 450 mil becas, sin embargo, sólo hay 29 mil investigadores en la nómina del SNI. Si el objetivo consiste en formar nuevos científicos, ¿dónde están los otros 421 mil investigadores en cuya formación ha invertido el país? Lo anterior ilustra una importante falla estructural en el Sistema de Ciencia y Tecnología.

En cuanto al Plan de Innovación, llama la atención que no se refirió a un programa de ciencia, tecnología e innovación (CTI), sino sólo a la última. La innovación es una categoría a la que se atribuyen muchos significados, pero, en sentido estricto, se refiere a la actividad creativa orientada a añadir un valor agregado a un producto o servicio para insertarse en un mercado. No es, por tanto, equivalente a la ciencia o la tecnología, cuyos objetivos no necesariamente tienen contemplado al mercado, aunque todas estas actividades pueden ser complementarias. De cualquier forma en el mensaje de AMLO se otorga preminencia a la innovación, algo que hay que tomar en serio.

Este Plan de Innovación estará coordinado por el Conacyt con la participación de universidades, pueblos, científicos y empresas. Cuando se menciona la participación de los pueblos –y no de la sociedad en general– quizás el Presidente se refiere a los pueblos originarios, con quienes celebró un ritual el día en que rindió protesta, los cuales además están en el centro de atención de la actual directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla Roces. Esto sería compatible con una idea de innovación social que buscaría aprovechar e impulsar el conocimiento surgido en sectores no especializados, aunque acepto que se trata de una mera especulación. Lo que sí es muy claro es que en este planteamiento quedan incluidos los investigadores, las instituciones de educación superior y los empresarios, que, por cierto, recientemente han adelantado algunas de sus opiniones.

En un desplegado publicado el pasado 27 de noviembre en el diario Reforma, dirigido al aún presidente electo y al Congreso de la Unión, las academias (de ciencias, medicina e ingeniería, entre otras organizaciones de científicos), las principales instituciones de educación superior e investigación (como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados y el Instituto Politécnico Nacional, entre otras), organizaciones del sector privado (como la Confederación Nacional de Cámaras Industriales y las fundaciones Carlos Slim y Miguel Alemán) contando con la firma del Centro de Investigación y Desarrollo del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana, se recuerda a AMLO que desde el 22 de agosto se le entregó el documento Hacia la consolidación y desarrollo de políticas públicas en CTI, resultado del consenso de más de 80 instituciones. En otras palabras, ya hay un programa elaborado conjuntamente por universidades, científicos y empresas que espera verse reflejado en la política nacional en esta materia.

En el mismo mensaje se aborda también el tema presupuestario. Las organizaciones firmantes dicen que es necesario contar con recursos financieros suficientes y crecientes para este sector. Todavía no se da a conocer el Presupuesto de Egresos para 2019, aunque de acuerdo con lo ofrecido por AMLO, en el peor de los casos no será menor en términos reales al de 2018. Este año el gasto en CTI fue del orden de 92 mil millones y, dentro de éste, el asignado al Conacyt, de 31 mil millones, ambos en pesos corrientes, por lo que se esperaría un aumento significativo, simplemente por el ajuste de la inflación. En los próximos días veremos cuál es la realidad presupuestaria en la que se sustentará el impulso a la investigación planteado por el Presidente.