Opinión
Ver día anteriorMartes 20 de noviembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Urge prudencia
L

a prudencia, la pertinencia, la planeación y la concordia, en la vida y en la política, son excelentes consejeras, pero lamentablemente, estos valores no abundan, y al parecer, escasean en parte de los que van a gobernar, por estar generando intranquilidad, confusiones y angustias con iniciativas, algunas de ellas erróneas, con declaraciones delicadas y contradictorias, más con las reversas a proyectos en marcha como el aeropuerto de Texcoco, la reforma educativa y quizá la energética; más otras medidas recientes evidentemente desestabilizadoras. Deben imperar raciocinio, aptitud, mesura, madurez, equilibrio emocional y capacidad para dialogar, concertar y llegar a acuerdos y a consensos. No debe haber acciones sin reflexiones, sin la más elemental planeación, y sin prever las repercusiones que las decisiones políticas fundamentales generarán en el ámbito nacional e internacional.

Quienes triunfaron el primero de julio deben comportarse con prudencia y pertinencia, sin arrogancia, con sencillez y con humildad. Quienes no alcanzamos el triunfo debemos asumirnos de igual manera, y ser opositores serios, responsables y sensatos. Se impone desterrar odios, venganzas y rencores. Mucha gente está mortificada por declaraciones, proclamas, iniciativas, decisiones y anuncios que están enrareciendo el ambiente nacional y generando inestabilidad en la economía y las finanzas, lo cual está creando zozobra en la población en general. Son muy preocupantes las caídas de la paridad peso-dólar y de la bolsa de valores; el encarecimiento de bienes y servicios como la gasolina, el gas, el diésel y la electricidad; el incremento en el pago del servicio de la deuda externa, el costo de las importaciones en general, y el alza de las tasas de interés que lógicamente aumentó el costo del dinero y frenará la inversión y la generación de empleos; y peor aún el dominio absoluto del Poder Legislativo que Morena ejerce en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, con la ausencia de contrapesos políticos.

Hay ya un desprestigio mundial preocupante por decisiones regresivas tomadas y por pretensiones para acabar con la autonomía de las comisiones Reguladora de Energía, y de Hidrocarburos, a cuyos titulares se les presionó para que presenten sus renuncias, cuando por ley la única entidad que podría exigirles su dimisión es el Senado de la República. El Banco de México pareciera estar en la mira. No se pide que continúen las clásicas políticas neoliberales, tampoco guardar silencio ante actitudes corruptas, frívolas, despóticas o arrogantes de quienes robaron, ofendieron y despreciaron al pueblo en el ejercicio de sus funciones. Luchar por honradez, convivencia pacífica, tranquilidad y desarrollo integral es insoslayable. Todo es examinable, reformable y mejorable, pero debe imperar un espíritu positivo y constructivo.

En términos de crecimiento, empleo, salud, educación, cultura, energía, vivienda y campo, el balance del gobierno que concluye no es negativo, a pesar de la percepción de mucha gente; aunque son innegables los rezagos sociales existentes, la inseguridad, la violencia, la corrupción y la impunidad, que no solamente no desaparecieron, sino que se incrementaron. Pero al ver las vísperas del próximo gobierno, la esperanza decae y la tristeza y la depresión se asoman. Es válido y útil mejorar el estado de cosas imperante, pero siempre y cuando se haga con sensatez y con equilibrio, cuidando la estabilidad, evaluando lo que ha sido útil y lo que no, con planeación rigurosa, evitando caprichos, ocurrencias y afanes autoritarios intolerantes e intolerables.