Opinión
Ver día anteriorDomingo 18 de noviembre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Arnaldo Coen, amanuense del espíritu
L

a sala Gamboa del Museo de Arte Moderno fue el lugar para el Reflejo de lo invisible. Sylvia Navarrete directora del museo presentó un video de Alfredo Robert con música de Mario Lavista acerca de la realización del mural de 20 metros del pintor Arnaldo Coen, con las reflexiones de Santiago Espinosa de los Monteros, Mauricio González y Salvador Rocha.

Reflejo de lo invisible es una auténtica ars poetica. En este enorme mural, Arnaldo Coen condensa toda su obra: un paraíso de formas geométricas habitado por inquietantes ninfas, paseando desnudas en compañía de monstruos ominosos y encantadores. Mujeres a la espera de naves flotando en el fin de los tiempos. Su amor por la pintura convoca a Dalí, De Chirico, Klee, Balthus, Paolo Uccello, El Bosco y a sí mismo.

Resumen de una puesta en obra de la verdad. Un tiempo entendido como simultaneidad absoluta donde pasado, presente y futuro se acompañan en una simultaneidad extendida. Pintura hecha de ventanas abiertas y superpuestas que dejan ver lo invisible: la luz misma. Una conexión intima que hunde sus raíces en la biografía y la imaginación del creador.

Acerca del sentido del tiempo, la lectura del mural evoca los fenómenos de simultaneidad, las experiencias y la supervivencia de las imágenes de Aby Warburg.

Los entrecruzamientos de las representaciones; imágenes, palabras, texto, música y silencio son los fragmentos de una obra viva que nos habita.

Salvador Rocha lo anota poéticamente:

Reflejo de lo Invisible.

Azules y tonalidades afectivas del alma

En un marco con distintos puntos de fuga los cuerpos flotan acariciando los vértices de la proporción aurea.

Silencio y sonoridad constantes en la obra de Coen.

Armonías de aires italianos y un silencio más brillante que el sol.

Plazas metafísicas grabadas en piedra.

El azul del blanco, el aire del silencio

Disonancia de las esferas.

La diáspora desde Pavia en la descendencia de Aarón hermano de Moisés.

En las orillas del Éufrates hay pinturas de trompos que no han dejado de girar desde hace cuatro mil años.

Ahora los invito a creer en las imágenes del cuadro. Siéntate en silencio y entra en las tinieblas.