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Fernando del Paso en la memoria

Colorido ropaje

Un dandi, un crack
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de noviembre de 2018, p. 6

En un día gris se fue el hombre de colorido ropaje, uno de los rasgos inseparables de su personalidad.

Corbatas a rombos, camisas que abren la retina e iluminan la pupila, sacos a rayas o repletos de motas, gafas, guantes y pañuelos en perfecta sincronía. Amarillo, anaranjado, rojo, azul, rosa, tonos deslumbrantes lo acompañaron, entre su abundante barba y cabellera blanca. La elegancia vestida de escala pantone.

‘‘Colorear el mundo”: así describió la escritora Carmen Villoro el andar del autor de Palinuro de México, quien llevó a todas las esferas el carácter lúdico, la imaginación y la vitalidad.

‘‘Su capacidad de disfrutar las cosas comienza con la elección de su ropa: atrevidas combinaciones.”

Frente a la realeza

Frente a la realeza, en su trono con ruedas al recibir el Premio Cervantes en 2015, un elegante traje negro fue el elegido para la ocasión que celebra las letras hispanas. Sin embargo, salió al paso con una corbata de celosía roja y amarilla, homenaje a la bandera española. No sería de dudar calcetines a juego.

Su amiga Elenita Poniatowska enumeró: ‘‘Los verdes que te quiero verde, los amarillos de copa de oro y el lila de las jacarandas que florean en marzo. Como una inmensa flor, Fernando del Paso levanta su corola hacia los primeros rayos de la mañana”.

También ella escribió en 2007, cuando el autor regresó desde París a México después de su labor diplomática: ‘‘Sus colores son cada vez más fuertes, más hermosos, colores tropicales. Quizá por eso pinte. Desfila ante nuestros asombrados ojos con una impresionante colección de trajes y corbatas”. Añade que Del Paso sabe que la elegancia, más que una cuestión de dinero es ‘‘de gusto e imaginación”.

Foto
▲ Fernando del Paso (1935-2018) en 2013.Foto Carlos Cisneros

Calcetines escarlata

Desenfadado posa sobre un sofá. Los calcetines escarlata al igual que los zapatos, la flor en el ojal, corbata y guantes (estilo vagabundo, con los dedos al aire), el traje oscuro como los lentes que resguardan su mirada. ‘‘Un dandi, un escritor deslumbrante, un crack”, escribió en sus condolencias su colega Antonio Ortuño desde su estadía en Europa.

La alegre sicodelia o la moda hipster palidecen ante el desenfado, la alegría y el refinado gusto del vestir de Del Paso, con sacos que podrían haber salido de una colcha o las cortinas. También abundaron las telas tornasol, la gamuza o el terciopelo, en el caso más discreto. El oro y la plata dejaron de ser idóneos de joyería, para tornarse corbatas.

En el discurso para recibir el Premio Cervantes mencionó que al llegar a Londres con su beca Gugghenheim y ocupar el mismo alojamiento que el poeta José Carlos Becerra (trágicamente fallecido meses antes), heredó de él una camisa olvidada que usó cada vez que lo invadían el desánimo o el escepticismo. Habría qué preguntarse de qué color sería este amuleto contra el silencio.