Opinión
Ver día anteriorSábado 20 de octubre de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Apuntes Postsoviéticos

Ruptura

L

os templos y monasterios de los cristianos ortodoxos en Ucrania, desde que colapsó la Unión Soviética en 1991, se rigen por tres iglesias: la Ortodoxa Ucrania Autocéfala, creada en 1917, la Ortodoxa Ucrania del Patriarcado de Kiev, fundada a comienzos de los años 90 del siglo XX, y la Ortodoxa Rusa, dependiente del Patriarcado de Moscú.

Y esa coexistencia forzada hubiera continuado si no se entromete el Patriarcado de Constantinopla – primus inter pares– que cedió a la insistencia del Patriarcado de Kiev y, en fecha reciente, dio el primer paso para reconocer la autocefalía o independencia de la Iglesia en Ucrania al anular un documento de 1686 que otorgaba al Patriarcado de Moscú los derechos eclesiásticos sobre el territorio ucranio.

Además, Constantinopla rehabilitó a Kiev excomulgado por Moscú por querer separarse y, por consiguiente, suspendió el anatema impuesto a los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Ucrania Autocéfala, Makari, y de la Iglesia Ortodoxa Ucrania del Patriarcado de Kiev, Filaret.

La reacción del Patriarcado de Moscú, a cargo de Kiril, no se hizo esperar y rompió toda relación ecuménica con el Patriarcado de Constantinopla al tomar como una afrenta el anuncio de haber renovado la decisión ya tomada de proceder a garantizar la autocefalía de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania.

Moscú prohibió a sus creyentes poner un pie en los templos bajo jurisdicción de Constantinopla, rezar o comulgar ahí y, en lo que podría considerarse un disparo en el pie, también en los monasterios del Monte Athos en Grecia, considerado sagrado por los ortodoxos rusos, donde solían ir a expiar o lavar sus pecados los integrantes de la élite gobernante rusa.

Ahora, si Moscú o Constantinopla no dan marcha atrás, a pesar de que no existen contradicciones de doctrina para hablar de un cisma en la ortodoxia cristiana equivalente al choque irreconciliable entre sunitas y chiítas en el Islam, cabe esperar que la ruptura lleve a las iglesias cristianas ortodoxas a dividirse en tres grandes grupos: las alineadas con uno de los dos polos principales y las neutrales.

Una vez más los jerarcas religiosos, aferrados a sus privilegios, se supeditan a los políticos en lugar de aunar esfuerzos para contribuir a pacificar el este de Ucrania, cuyo conflicto armado se ha cobrado ya más de 10 mil vidas.