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Urge revivir a la industria nacional // Caravana migrante entra a México

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▲ Un inversionista observa las pantallas que muestran los precios de las acciones en Pekín. La Bolsa de Shanghái cerró ayer con ganancias de 2.58 por ciento, equivalente a 64.05 puntos, por lo que el indicador se situó en 2 mil 550.46 enteros.Foto Afp
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quel sueño de que México estaba a un tris de ser potencia industrial se transformó en pesadilla a partir de la entrada en vigor del extinto TLCAN, cuando muchas de las empresas pertenecientes a ese ramo productivo reventaron o, en el mejor de los casos, se convirtieron en representantes de marcas internacionales o en meras importadoras de productos foráneos.

Desde entonces se incrementa sostenidamente el índice de mortalidad de empresas industriales y en no pocas ocasiones las sobrevivientes requieren importaciones crecientes para poder terminar el producto que, eventualmente, exportarán. Y a estas alturas la dependencia del exterior (léase Estados Unidos) alcanza niveles preocupantes, mientras la industria nacional reporta un elevado grado de inanición.

Durante más de tres décadas el gobierno neoliberal (con sus seis caretas: de Miguel de la Madrid a Peña Nieto) ha sostenido que la mejor política industrial es aquella que no existe, y las consecuencias están a la vista. Por ello, una de las prioridades de la próxima administración debe ser la reactivación, por no decir la reinvención, de la industria nacional, otrora generadora de valor agregado, empleo formal y riqueza para el país.

En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que la evolución de la actividad industrial de nuestro país a lo largo del año en curso no ha sido favorable. Si bien su tasa de crecimiento ha sido superior en comparación con la observada en 2017, su magnitud es apenas marginal como resultado de una desaceleración en las manufacturas.

En su más reciente análisis, del que se toman los siguientes pasajes, el CIEN detalla que en los primeros ocho meses de 2018 la industria mexicana registró un aumento de 0.4 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado, cifra que contrasta con la disminución de 0.4 por ciento registrada durante el mismo lapso de 2017.

La evolución de la actividad industrial total no pudo alcanzar una tasa de crecimiento más elevada, ya que aun cuando las manufactures mostraron un crecimiento de 1.8 por ciento, éste fue menos vigoroso en comparación con el alcanzado en 2017 (3.4). La desaceleración en las manufacturas no obedece a un problema en el sector externo.

Varias empresas manufactureras han disminuido su producción, de manera que para satisfacer la demanda internacional de sus productos han utilizado sus inventarios.Particularmente, de los 21 subsectores que conforman el subsector en nuestro país, 12 presentaron menor ritmo de crecimiento en los primeros ocho meses de 2018 en comparación con el mismo periodo del año pasado o su tasa de variación resultó negativa. En conjunto, dichos subsectores aportan poco más de 55 por ciento al total de las manufacturas, de ahí la desaceleración observada.

Sin duda la situación más crítica se presenta en la fabricación de derivados del petróleo y del carbón, que el año pasado exhibía una pérdida acumulada de 15.6 por ciento y en 2018 fue de 21.6. Un comportamiento similar ocurrió con la industria química,que en 2017 reportó una tasa negativa de 0.5 por ciento y en 2018 la pérdida aumentó a 1.2.

La evolución de las industrias manufactureras seguirá afectada por el incremento de las tarifas eléctricas y los precios de las gasolinas.

Las rebanadas del pastel

De forma por demás dramática, la caravana migrante rompió el cerco policiaco e ingresó a territorio nacional, y ante la pregunta de algunos sorprendidos (¿qué hace en México?) la respuesta es sencilla: huyen de la violencia y la miseria (dos de cada tres hondureños son pobres), mientras la oligarquía de aquel país (no más de 12 familias) concentra la riqueza, el ingreso y el poder político, lo que genera violencia. Entonces, cualquier parecido con la realidad mexicana ni de lejos es coincidencia.