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El 68 a medio siglo

Revelación en libro de Carlos Montemayor

Francotiradores del EMP dispararon a soldados y estudiantes

La masacre se dio por una traición militar, según Marcelino García Barragán, citado por el escritor

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▲ Durante el movimiento estudiantil de 1968.Foto archivo del IPN
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de octubre de 2018, p. 13

El 2 de octubre de 1968 fue un laboratorio de experimentos represivos a gran escala, de acuerdo con el escritor, ensayista e investigador Carlos Montemayor (1947-2010). Y en la masacre de la Plaza de las Tres Culturas hubo una traición militar.

En ese laboratorio se pusieron a prueba la coordinación entre cuerpos policiales y militares con el Ministerio Público y los jueces, una maquinaria inmensa echada a andar en la Operación Galeana con el Batallón Olimpia en primer término, los destacamentos militares apostados en diversos puntos de un amplio perímetro que ceñía a la plaza de Tlatelolco y las actuaciones en serie del Ministerio Público y las resoluciones de los jueces, de acuerdo con uno de los textos dedicados al tema por el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009 y colaborador de La Jornada.

A partir de diversas fuentes documentales, como informes desclasificados por el gobierno de Estados Unidos –publicados en su momento por Julio Scherer y Carlos Monsiváis–, Montemayor mostró la participación del Estado Mayor Presidencial (EMP) en la masacre de Tlatelolco.

En el libro La violencia del Estado en México: antes y después de 1968, publicado en 2010 tras el fallecimiento de su autor, Montemayor señala que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz se empeñó en situar el origen del movimiento estudiantil en la intervención o conjura de agentes soviéticos y cubanos. “Importante en la formulación de esa versión oficial fue Luis Echeverría, que también constituyó un eje clave en la conformación de las principales acciones de la violencia de Estado en el México del movimiento estudiantil y de la guerra sucia de los años 70”, agrega.

El modus operandi de esta vasta maquinaria del Ministerio Público y del Poder Judicial, explicaba el escritor, se había aplicado en la represión de movimientos sociales anteriores, particularmente del ferrocarrilero y del magisterial. La diferencia ahora fue la continuidad de mandos, contingentes y modo de operar de cuerpos policiales y del Ejército a lo largo de varias décadas, explicó.

Montemayor escribió que el operativo militar del 2 de octubre fue denominada Operación Galeana por la Secretaría de la Defensa (Sedena) y estuvo al mando del general Crisóforo Mazón Pineda. Su propósito era apoyar las acciones del Batallón Olimpia, corporación irregular que a lo largo de los años ha provocado confusiones relevantes sobre los comandos armados que atacaron a la población civil y al Ejército mismo y que se distinguió por el guante blanco que sus integrantes emplearon en la mano izquierda ese 2 de octubre por sugerencia del general Castillo Ferrara, a fin de que no los confundieran las tropas que acudirían a la plaza.

El escritor chihuahuense refiere que el general Marcelino García Barragán, titular de la Sedena en el periodo de Díaz Ordaz, explicó posteriormente en documentos personales que la misión del Batallón Olimpia, que debía realizarse sin abrir fuego, consistía en la aprehensión de todos los cabecillas del movimiento estudiantil. Pero incluso este batallón tuvo que replegarse durante el ataque de los francotiradores del EMP, que se extendió durante más de una hora.

García Barragán, explicó Montemayor, supo que los francotiradores apostados en varios edificios que rodeaban la Plaza de las Tres Culturas no eran estudiantes, sino oficiales del EMP. Esto se lo reveló, según narró el militar, de manera inesperada el general Luis Gutiérrez Oropeza, en ese momento jefe del EMP.

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▲ Durante el movimiento estudiantil de 1968.Foto archivo del IPN

A las 19:30 de esa noche el titular de la Sedena ordenó al general Mazón Pineda registrar los edificios donde había francotiradores. Quince minutos después, el general Gutiérrez Oropeza llamó a García Barragán para explicarle que había apostado en varios departamentos a oficiales del EMP armados con metralletas para apoyar al Ejército. De esta revelación, García Barragán llegó a dar tres versiones, apuntó Montemayor.

Es posible comprobar con los materiales fílmicos disponibles que una vez iniciado el tiroteo, la multitud se dispersó y abandonó la plaza en no más de 15 minutos. En ese lapso los francotiradores pudieron disparar contra la muchedumbre indiscriminadamente. Durante los 80 minutos restantes que menciona el general Mazón Pineda y el tiroteo de 30 o 40 minutos ocurrido después de las 11 de la noche, es obvio que los francotiradores sólo estuvieron disparando contra los elementos del Ejército, opinó Montemayor.

El escritor cita un reporte de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de 1969, el cual refiere que Mario Ballesteros Prieto y el general Gutiérrez Oropeza se hallaban relegados por el secretario de la Defensa, porque ambos han estado dando contraórdenes o equivocándose en la interpretación correcta de las órdenes dadas por el general García Barragán.

El documento se refiere al 2 de octubre en Tlatelolco, cuando García Barragán había ordenado a Ballesteros enviar tropas para rodear la Plaza de las Tres Culturas y observar lo que estuviera sucediendo para prevenir que la manifestación estudiantil se extendiera a otras partes de la ciudad.

Según el informe, la agresión armada a los estudiantes no formaba parte de la actividad militar planeada, pero García Barragán no podía juzgar en ese momento si el general Ballesteros había confundido las órdenes o las había cambiado deliberadamente.

Subsecuentes acontecimientos, sin embargo, convencieron a García Barragán de que ambos generales, Ballesteros y Gutiérrez, se excedieron en sus funciones y en efecto habían cambiado deliberadamente sus órdenes.

En palabras de García Barragán, de acuerdo con Montemayor, el 2 de octubre se trató de una traición militar.

“Sabemos ahora –escribió Montemayor– que fueron comandos del Estado Mayor Presidencial los francotiradores que perpetraron la masacre de estudiantes y soldados el 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco. Que uno de esos comandos apostado en el techo de la iglesia de Santiago Tlatelolco fue el agresor del general José Hernández Toledo. Que estos comandos efectuaron ataques con explosivos en diversos edificios públicos y privados en 1969. Que de ellos se derivaron los comandos conocidos como los halcones, perpetradores de la masacre de estudiantes el jueves de Corpus de 1971, también en la Ciudad de México.

“Sabemos que al tercer día de haber tomado posesión como presidente de la República, Luis Echeverría instruyó a su canciller, Emilio Rabasa, que pidiera oficialmente asesoría militar y policial a Estados Unidos para los halcones y para su responsable directo, el entonces coronel Manuel Díaz Escobar.”