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Se inicia cuenta regresiva

Encuestas en Brasil dan nueve puntos de ventaja a Bolsonaro sobre Haddad

Estrategas del candidato del PT esperan derrotar al ultraderechista en la segunda vuelta

Especial para la jornada
Periódico La Jornada
Viernes 5 de octubre de 2018, p. 29

Río de Janeiro. Este jueves fue el último día de propaganda política en la radio y la televisión en Brasil. En las redes sociales la campaña –fuera del alcance de la legislación electoral– prosigue a toda velocidad.

Faltando dos días para el encuentro entre elector y candidato, está claro que dos serán los que pasarán a la segunda vuelta: Jair Bolsonaro, ultraderechista, y Fernando Haddad, del izquierdista PT, quien relevó en la candidatura al ex presidente Lula da Silva.

Los separaban, hasta la noche del jueves, nueve puntos, de acuerdo con el sondeo más reciente. El ultraderechista aparece con 32 puntos y Fernando Haddad con 23. A 11 puntos de distancia aparece el centro-izquierdista Ciro Gomes.

En el camino quedó relegado Geraldo Alckmin, del mismo Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que sale moribundo de esa disputa electoral. Y también la ambientalista y evangélica Marina Silva, quien ostenta menos de la cuarta parte de la intención de voto que tenía hace un mes.

Moribundos de un lado, sobrevivientes del otro, lo que se ve en las horas finales de la disputa es una muy reñida batalla llevada a cabo tanto por el centro-izquierdista Ciro Gomes como por el campo de la derecha para intentar lo imposible: superar a Fernando Haddad en los últimos metros del maratón y pasar a la segunda vuelta para enfrentarse con el candidato de la ultraderecha.

Por más que esté claro que las posibilidades de éxito son casi nulas, tanto Ciro Gomes como Geraldo Alckmin insisten en decir que son la única posibilidad de evitar los dos extremos. Con eso, atacan fuertemente a Haddad y al PT, además de a Bolsonaro.

La estrategia sirvió para dos fines: apresurar el paso del electorado de derecha que en la primera vuelta votaría por algún candidato y ahora se inclinó para Bolsonaro, y también para herir de muerte la candidatura de Alckmin y dejar moribundo a su partido, el PSDB. Es el precio que ahora pagan por haber idealizado y luego respaldado el golpe institucional de 2016, que elevó al poder a Michel Temer y su grupo y llevó al fondo del pozo al país.

Los seguidores de Jair Bolsonaro reforzaron, en los dos últimos días, su táctica de campaña, por medio de las redes sociales, lanzando un sinfín de fake news. Por ejemplo: un montaje en el que Manuela D’Ávila, compañera de frórmula de Haddad, aparece con una camiseta en que está escrito Jesús Cristo era travesti. O un supuesto tramo del programa de gobierno de Haddad en el que se asegura que los niños, al cumplir cuatro años, serán entregados al Estado, que decidirá cuál será su género sexual. También se asegura que los comunistas del PT cerrarán templos e iglesias, impidiendo que se adore a Dios. Lo que sorprende es que la campaña de Haddad no se haya preparado para contestar, en las mismas dimensiones, esa clase de denuncias, que encuentran eco principalmente entre los evangélicos seguidores de las sectas electrónicas y en los rincones más aislados del país.

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▲ Arriba: Jair Bolsonaro, candidato de ultraderecha a la presidencia de Brasil. Abajo: su rival de izquierda, Fernando Haddad.Foto Afp

Hay una desmedida euforia en las huestes del candidato ultraderechista, una injustificada expectativa en la campaña de Ciro Gomes y una palpable perplejidad en la de Fernando Haddad.

Muchos de los coordinadores de la campaña del petista admiten, en conversaciones privadas, que quedaron un tanto atónitos con el crecimiento de Bolsonaro en los sondeos de los últimos días, mientras su candidato apenas oscilaba hacia arriba, sin dar muestras de poder alcanzar mayor velocidad, como era esperado.

La conclusión a que llegaron es que a partir del último fin de semana muchos de los electores que antes se declaraban indecisos se dejaron llevar por la ola anti-PT, junto a muchos de los seguidores de candidatos de la derecha, que frente a la obvia incapacidad tanto de Alckmin como de Marina Silva –y de todos los demás–, decidieron tomar bando por el candidato de la ultraderecha.

Queda, sin embargo, un contingente de alrededor de 30 por ciento del electorado que manifiesta rechazo tanto a uno como a otro de los dos candidatos viables. El PT pretende conquistar el grueso del 11 por ciento de electores que declaran votar por Ciro Gomes en la primera vuelta, además de lo que sea posible pescar en aguas de los otros candidatos menores.

La campaña de Haddad, además, empezó a disparar armas que estaban destinadas a ser usadas en la segunda vuelta: las que apuntan hacia la incongruencia, lo absurdo y el extremismo de Bolsonaro.

Como munición, hay grabaciones del ultraderechista atacando a mujeres, negros, homosexuales y trabajadores, además de declaraciones favorables a la dictadura, la tortura y la eliminación sumaria de quien sea considerado enemigo de la patria.

Los estrategas de Haddad creen que será posible, por primera vez, invertir el resultado del próximo domingo, derrotando, en segunda vuelta, al ganador inicial. Mientras, el país vive en tensión máxima.