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Sin casa a un año del sismo

Ayuda lenta e insuficiente a damnificados en el Edomex

Sólo aquellos que tenían ahorros pudieron reconstruir sus viviendas

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▲ Decenas de familias del municipio de Joquicingo, estado de México, continúan habitando casas provisionales tras la destrucción de sus viviendas a causa del sismo del 19 de septiembre de 2017. En esa localidad unas 200 casas fueron derribadas por el temblor.Foto MVT
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de septiembre de 2018, p. 42

Tenancingo, Méx., La reconstrucción de cientos de viviendas dañadas o destruidas en el estado de México por el sismo de magnitud 7.2 que el 19 de septiembre del año pasado azotó la zona centro del país avanza lentamente. Los apoyos gubernamentales para que los damnificados puedan redificar sus casas resultaron insuficientes y muchas familias siguen viviendo con familiares o amigos, o bien en pequeños cuartos que rentaron.

En algunos sitios la gente duerme en pequeñas casas prefabricadas que donaron asociaciones civiles y otros comparten una habitación con entre ocho y 10 personas.

De acuerdo con el censo realizado por autoridades federales, en el estado 7 mil 565 viviendas resultaron dañadas por el temblor. Más de mil 800 fueron declaradas pérdida total.

También se contabilizaron 468 escuelas afectadas, de las cuales 48 quedaron inservibles; asimismo, más de 279 inmuebles históricos sufrieron daños, entre ellos templos y parroquias que poco a poco están siendo rehabilitados con la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En Tecomitlán, poblado serrano de Tenancingo, en el sur de la entidad, la vida cambió radicalmente después del temblor. Más de 150 casas, la mayoría de adobe, se vinieron abajo. Decenas de hornos para elaborar pan de amasijo (principal actividad económica de la localidad) quedaron arruinados, lo que obligó a los jóvenes a migrar a Estados Unidos y la mayoría de los que se quedaron en el pueblo son personas de la tercera edad.

Tras un censo que duró más de tres meses, los gobiernos estatal y federal entregaron a cada familia damnificada un monedero electrónico con 120 mil pesos, 90 mil que debían ser destinados a la compra de materiales de construcción y 30 mil para mano de obra. Esa cantidad sólo alcanzaba, a lo mucho, para construir dos pequeños cuartos sin acabados.

Sólo la gente que contaba con ahorros pudo terminar su vivienda o negocio. Los que no, abandonaron los terrenos a la espera de que llegue más ayuda. En varios predios se observan trabajos de cimentación y castillos; en otros las habitaciones están terminadas, pero en obra negra, pues no alcanzó para puertas, ventanas o acabados, y menos para la instalación de drenaje y servicio de electricidad.

Rafael, de 80 años de edad, pudo reconstruir su pequeña casa a un costado de la iglesia. Con ayuda de su familia levantó dos cuartos y un pequeño local donde puso una tienda. En total invirtió más de 80 mil pesos adicionales a los 120 mil que le entregó el gobierno.

En el municipio aledaño de Joquicingo la situación es similar. Aquí el temblor derribó más de 200 casas, de las cuales menos de 20 por ciento están de nuevo en pie. Muchas están a medias, sin puertas, techos o ventanas.

‘‘Apenas comenzamos a trabajar hace dos meses, pero esperamos que las obras nos lleven poco más de dos años si es que existen recursos para ello; si no, la restauración será mucho más larga’’, comentó un trabajador de un despacho de arquitectos encargado de remozar la iglesia principal de Tecomitlán, en Tenancingo.

Mientras tanto, en la iglesia de Joquicingo las misas se siguen oficiando bajo una carpa colocada en el atrio.