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Las capacitaron en India

Iluminan las abuelas solares comunidad olvidada del Istmo

Nulo apoyo de parques eólicos de la región a población pobre sin electricidad

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▲ Por primera vez desde su fundación, hace más de un siglo, el poblado de Tres Marías Paso del Tigre, en la zona montañosa del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, tuvo energía eléctrica gracias al proyecto comunitario de las abuelas solares, capacitadas en el Barefoot College de India.Foto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 14 de agosto de 2018, p. 26

Tres Marías Paso del Tigre, Oax.

A sus 41 años de edad, Virginia Castro, habitante de esta comunidad enclavada en la zona montañosa del Istmo de Tehuantepec, vio por primera vez una lámpara eléctrica encenderse e iluminar su casa. ‘‘Esta noche estamos muy emocionados; seguramente no vamos a dormir. Es un sueño esperado por muchos años”, expresó.

Desde su fundación, hace más de 100 años, Tres Marías Paso del Tigre no tenía electricidad; el fin de semana pasado, gracias al proyecto comunitario a cargo de las abuelas solares, capacitadas en el Barefoot College de India, el poblado se iluminó con energía solar.

Tres Marías Paso del Tigre, municipio de Laollaga, es la segunda comunidad de la región que se electrifica con dicho proyecto: 10 viviendas y una escuela.

En esta zona del estado se ubican 25 parques generadores de energía eólica, pero ninguno ayuda a las comunidades marginadas que carecen del servicio.

En el proyecto comunitario que encabezan las abuelas solares participan también la iniciativa privada y la Organización de las Naciones Unidas-Mujeres, el gobierno de India, Enel Green Power, el Barefoot College y el Comité Melendre.

Las viviendas de Tres Marías Paso del Tigre son de adobe y techo de lámina; no hay agua potable ni drenaje. El líquido lo obtienen de un manantial en una montaña con la cual colindan al norte.

Las mujeres son amas de casa; los hombres van al campo a cultivar maíz y frijol, además de criar ganado. Los al menos 10 niños de la comunidad acuden a la única primaria de la comunidad.

Los lugareños tienen que recorrer entre hora y media y dos horas un camino de terracería para llegar a Guichixhu, agencia municipal de Laollaga, algunos a pie y otros en mulas o caballos. Las embarazadas tienen que caminar por lo escabroso del camino.

La comunidad Tres Marías Paso del Tigre fue seleccionada por el Comité Melendre, que desde el terremoto del 7 de septiembre pasado ha apoyado la reactivación económica de la región.

Cuando el comité llegó a la agencia municipal de Guichixhu, a la que pertenece el poblado, un habitante comentó que carecían de electricidad desde hacía más de 100 años.

‘‘Al entregar hornos de comixcal y canastas básicas a los damnificados supimos de Tres Marías. Visitamos el lugar y vimos su necesidad urgente. En asamblea comunitaria les planteamos el proyecto solar y aceptaron de inmediato’’, relataron Gubidxa Guerrero y Rosa Beatriz Morales Ruiz, integrantes del comité. ‘‘Esta noche ( la del sábado pasado), ver sus caras de alegría, sus sonrisas y lágrimas hizo que todo valiera la pena’’, manifestaron los activistas.

Gubidxa Guerrero recordó que la Isla de Cachimbo, de donde son oriundas las abuelas solares ‘‘Rosa Elvia, Olga, Norma y María’’, de entre 45 y 55 años, fue el primer poblado indígena que electrificaron como ‘‘ingenieras solares’’ en 2014

Un año antes, en 2013, arribó a Cachimbo –a donde se llega en lancha– Bunker Roy, fundador del Barefoot College de India y las seleccionó para capacitarse durante seis meses.

Las istmeñas aceptaron y a su regreso han combinado su aprendizaje de ingenieras solares comunitarias con sus oficios, principalmente comerciantes y pescadoras.

La abuela solar Norma Guerra Ramos, de 52 años, fue la encargada de electrificar las 10 viviendas y la primaria Vicente Guerrero, en Tres Marías Paso del Tigre.

Para llegar a esta comunidad, alrededor de las 14 horas del sábado, vivió una travesía de más de 30 horas, que incluyó viajar en lancha y recorrer siete kilómetros a caballo por camino montañoso, además de cruzar cinco rios.

‘‘Estoy feliz porque estas personas tienen luz y les ayudará en sus actividades. Era necesario. Lo seguiré haciendo hasta que la vida me preste fuerzas’’, expresó.

Norma, pescadora y comerciante, sólo cursó estudios de primaria y desconocía el idioma de India. Aún así, aprendió a utiliar martillos, llaves, pinzas y desarmadores para colocar tornillos, unir cables y ensamblar lámparas y páneles.

Para Irei López Palomec y Vilma Gallegos, la iluminación de su vivienda es motivo de gran alegría. Ahora sus dos pequeños hijos podrán jugar de noche y cenar a las ocho, y su hija Julissa López Gallegos podrá leer y hacer sus tareas escolares. ‘‘Llegó la luz gracias a la abuela valiente, a Na Norma, porque aquí ninguna autoridad nos ha visitado’’, subrayaron.

Rosa López, madre de cinco hijos y esposa de Olegario Castro Pérez, dice que en las madrugadas ya no encenderá ocote, como hizo durante más de 25 años. Ahora encenderá una lámpara, pondrá maíz en el fogón y hará tortillas.

A cada beneficiario se le entregaron tres lámparas fijas y una portátil, además de dos páneles solares, uno de 10 vatios y otro de 40, así como un controlador de energía, 32 metros de cable, una batería y un cargador de teléfono celular.