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La secretaría de las mujeres
E

n respuesta a la demanda de mujeres de las diversas demarcaciones de la ciudad, Claudia Sheinbaum, la próxima jefa de Gobierno creará una secretaría de las mujeres, elevando el estatus del actual Instituto de las Mujeres de Ciudad de México.

La institucionalización de las políticas de género comenzó hace más de 20 años, se han construido marcos legales y entidades institucionales enfocados en servicios para prevenir, atender y erradicar la violencia de género y para disminuir las brechas asimétricas entre las mujeres y los hombres. En México el trabajo de los institutos de las mujeres se ha enfrentado con tres barreras: la impunidad, el neoliberalismo y la persistencia de patrones culturales machistas o misóginos.

México vive una crisis de impunidad grave, acá no se sanciona ni a los corruptos ni a los delincuentes ni a los agresores, en el ámbito mundial hoy es el cuarto país con mayor impunidad y el peor del continente americano. Según el Índice de Impunidad Global México, en este país 93 de cada 100 delitos que se cometen en el país ni siquiera se denuncian (quedan impunes de forma automática), cuando sí se reportan ante un Ministerio Público (MP), las investig≠aciones no llegan, casi nunca, a una sentencia contra los implicados. Cuando hay denuncia falta personal que investigue los delitos (hay 2.3 agencias de MP por cada 100 mil habitantes) y urge profesionalizar sus tareas de investigación. La impunidad en los casos de violaciones, feminicidios y violencia de género es mayor, porque la perspectiva de género no ha penetrado entre quienes tienen que impartir la justicia, a pesar de que así lo exige el marco nacional. Se suele liberar a los agresores por falta de pruebas desconociendo la Ley de Acceso a una Vida Libre de Violencia y Ley de Atención a Víctimas; en muchas ocasiones los crímenes ocurren sin la presencia de testigos presenciales, lo cual tendría que llevar a una mayor ponderación a la veracidad del testimonio de la víctima. Tan sólo recordamos el caso del feminicidio de Lesvy en Ciudad Universitaria, a quien el procurador local empezó por calificarlo de suicidio. Considero que la impunidad es una de las razones por las cuales las alertas de violencia de género contra las mujeres no han sido efectivas en disminuir los feminicidios. Se registran cerca de 50 feminicidios anualmente en esta ciudad, 80 por ciento de las capitalinas ha sido víctima de algún tipo de violencia, la mitad de violencia sexual y emocional.

Además, están las variables estructurales. La concentración del poder económico ha fortalecido complicidades entre sectores empresariales y una élite política que se niega a cambiar las desigualdades sociales, económicas y de género. Hay un rechazo de las autoridades a mejorar la calidad de vida de la población y a terminar con los privilegios que se han construido a la sombra del poder político, de la explotación de trabajadores y de la corrupción. Porque la igualdad de derechos y la autonomía de las mujeres comienza con su independencia económica, es necesario garantizar el acceso de todas a las oportunidades de crecimiento escolar, técnico, profesional y político. El rezago es enorme, el analfabetismo funcional es casi dos puntos porcentuales mayor en las mujeres que en los hombres; 40 por ciento de jóvenes de Ciudad de México no asiste al bachillerato, desertan por desinterés, casi la mitad por falta de dinero y necesidad de trabajar, 15 por ciento de ellas y 8 de ellos dejó de estudiar para casarse, por embarazo o por tener un hijo desertó 8 por ciento de las mujeres y 1 por ciento de los hombres; 45 por ciento de mujeres forma parte de la población económicamente activa, la tercera parte es discriminada por embarazo.

El momentum es histórico: Por primera vez se fortalecerá la autonomía de las mujeres con programas para abatir desigualdades sociales y los grandes problemas de la urbe, la patria me llama a encabezar una secretaría que contará con mejores condiciones para prevenir y atender la violencia de género, para transversalizar la perspectiva de género en el sistema de justica, en alcaldías e instituciones gubernamentales. Especialmente habrá que profundizar un gran cambio cultural para terminar con el machismo, ese rasgo cultural de desprecio a lo femenino que reproducen –a veces de manera inconsciente–, los hombres y las mujeres.

Twitter: @Gabrielarodr108