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38 Foro de la cineteca

Ayer maravilla fui

C

inco años después de su primer largometraje, el estupendo road movie Un mundo secreto (2012), el realizador mexicano Gabriel Mariño propone ahora una variante muy atractiva de la búsqueda erótica y amorosa que en aquel filme emprendía su protagonista María (Lucía Uribe). En Ayer maravilla fui (2017), el deseo se ha vuelto polimorfo y perverso en un grado poco habitual en el cine mexicano. Para plasmar esta idea de dispersión de la sexualidad, el realizador, también guionista de la cinta, acude a lo sobrenatural e imagina a un ente capaz de habitar, en tiempos y circunstancias diversas, los cuerpos de un anciano, de una mujer o de un hombre joven. Es posible imaginar que esa transmigración haya operado de forma monótona desde largo tiempo, y que lo mismo atraviesa países y tiempos muy distintos, a la manera del Orlando, de Virginia Woolf, llevado a la pantalla por Sally Potter en el filme homónimo de 1992 y protagonizado por Tilda Swinton. La maldición ancestral resultaría así en algún momento fastidiosa. Pero si dicho ser sobrenatural, con virtudes camaleónicas semejantes, aterriza en una urbe tan disparatada o caótica como la Ciudad de México, las posibilidades de asombro se vuelven infinitas. Algo de esa posibilidad captura Gabriel Mariño en Ayer maravilla fui.

Con fotografía en blanco y negro de Iván Hernández, la ciudad por la que deambula el personaje sobrenatural usurpador de cuerpos, se convierte en algo tan fantasmagórico y oscuro como la propia búsqueda erótica de Ana (Sonia Franco), una de las personificaciones del ente insatisfecho. La aparición de Luisa (Siouzana Melikian), una joven estilista, aporta un poco de sosiego al ser cuya misión pareciera ser la de hacer languidecer y desgastar cada uno de los cuerpos que habita. La fusión amorosa parece al fin posible en una relación lésbica encaminada a su vez a un desenlace incierto. Gabriel Mariño no parece poner un punto y aparte entre la experiencia de fuga perpetua que vivía la protagonista de su primera cinta y la imposibilidad de plenitud erótica que revela ahora su relato fantástico.

Los personajes de Ayer maravilla fui transitan por un territorio inhóspito, esta vez urbano, no muy alejado del que propone Amat Escalante en La región salvaje (2016), otra cinta nacional con tintes sobrenaturales. El don de ubicuidad del deseo –caótico, inaprensible–, nada más perturbador en el cine mexicano.

Se exhibe en la sala 8 de la Cineteca Nacional a las 12 y 18 horas.

Twitter: @carlos.bonfil1