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Croacia, superior en la mayor parte

Sin el mejor juego, Francia logra su segundo campeonato mundial
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▲ El mediocampista Paul Pogba (6) anota el tercer gol de los franceses que enfiló al equipo hacia el título del torneo en Rusia, ayer en el estadio Luzhniki, en Moscú.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de julio de 2018, p. 2

El triunfo de la razón sobre el sentimiento. Francia, un equipo impecable por donde se mire, venció al coraje y la combatividad de Croacia, una selección que arrastró adeptos en cada batalla ofrecida. No fue una victoria circunstancial o inmerecida, la contundencia del 4 a 2 con el que los bleus se llevan el campeonato de Rusia 2018, el segundo en su historia, es incuestionable. Pero la pandilla de los Balcanes se va con la simpatía de todo el mundo, por la dignidad y el amor propio que dejaron en la cancha del estadio Luzhniki.

Es verdad que gran parte del juego croata aportó los mejores momentos de futbol y que los galos parecían superados a fuerza de voluntad, esa seña identitaria del equipo que dirige Zlatko Dalic. La pelota fluía con gracia en los botines croatas y Francia estaba demasiado atrás en este partido.

Pero la victoria no fue del que aportó la estética, pues los bleus tuvieron las oportunidades precisas y algunos momentos polémicos regalados por el silbante argentino Néstor Pitana, quien marcó una falta inexistente que derivó en el primer gol y un penal que tuvo que revisar un par de veces, como si reculara, en la primera intervención del videoarbitraje (VAR) en una final mundialista.

El encuentro abrió con el fuego a discreción de los croatas. La presión y la habilidad, que siempre tenía como referente la visión de campo de Modric, reconocido como el mejor jugador del torneo. Uno a otro tocaban sin dilación: de Vida a Rakitic, Rakitic a Modric, Modric a Perisic, y todos en una orquesta de onomatopeyas. Minutos de cierto azoro para los franceses, en los que su atacante de lujo, Mbappé, estuvo revestido de defensa sacrificado.

Poco más de un cuarto de hora bajo la misma lógica del juego balcánico. Francia trató de sacudirse y empezar a salir al contragolpe. Griezmann enfiló rumbo a la zona croata y en la carrera el delantero cayó sin que lo tocara la marca de Brozovic. Pitana pitó. Una falta fantasma para tiro libre indirecto, sin pasar por el VAR.

Griezmann envió el balón a la olla y en el bosque de cabezas Mandzukic tuvo la fatalidad de peinar la pelota y desviarla para meterla en su propia portería, ante la mirada atónita de Subasic. Un error de Pitana con un desenlace inesperado para Croacia.

Encarar la adversidad parece el elemento natural de los vatreni. Atiza su orgullo, saca lo mejor del equipo que juega a placer. Francia seguía replegado sin poder generar oportunidades de peligro.

Los croatas hicieron entonces una evolución preciosista de conjunto. En una jugada a balón parado, cuatro toques consecutivos, el último con Vida de espalda a la portería para entregarla a Perisic al borde del área. Después, el gol como una de las bellas artes: el delantero bajó con la derecha, recortó y cruzó un zurdazo imparable.

El empate despertó la autoridad de Francia y trató de responder. No fue con la pelota rodando, sino en un tiro de esquina. Griezmann buscó a Matuidi, quien no cabeceó cómodo, pero la pelota dio en la mano de Perisic. Pitana titubeó mientras ponía atención a lo que le llegaba a su audífono. Dibujó un cuadro en el aire y salió de la cancha para inaugurar el VAR en una final mundialista. Ya regresaba y frenó en seco; volvió a la pantalla, a saber si para confirmar o cambiar de veredicto. Al volver decretó el penal y Griezmann lo cobró con prestancia.

Al volver del descanso, Francia aún no despegaba como se esperaba. En cambio, los croatas siguieron con el guion del primer tiempo. Rebic remató directo a la red, pero Lloris sacó la pelota, soberbio. Y un poco después, ante la llegada de Mandzukic, salió a ganar el balón al delantero y la rechazó con el pecho.

Protesta política

Durante unos segundos se detuvo el partido. Tres activistas vestidos de guardias, integrantes del colectivo político Pussy Riot, invadieron la cancha, saludaron a los jugadores franceses antes de salir en vilo sujetos por los guardias verdaderos.

Un equipo como Francia, sin embargo, no podía permanecer en modo pausa tanto tiempo. Despertó como una máquina efectiva y demoledora y en sólo unos minutos definió su segunda Copa del Mundo. Mbappé se desplegó por la derecha y centró para Griezmann, quien controló y cedió para Pogba. El mediocampista disparó débil con la derecha, pero el rebote lo devolvió con la zurda y esta vez no falló, culminando una jugada que él mismo comenzó.

Ya despierta la bestia, nada podía detenerla. Mbappé recibió afuera del área; Vida, impotente, vio cómo el delantero de 19 años recortó y disparó un proyectil que Subasic no pudo detener. De este modo selló su primer Mundial y se convirtió en el segundo más joven en marcar en una final, sólo después de Pelé (17 años) en Suecia 1958.

Croacia no podía cerrar sin lucha el mejor Mundial en su breve historia como nación y todavía tuvo la osadía de hacer cometer un error al portero francés. Mandzukic llegó hecho un bólido y el guardameta quiso despejar, pero la pelota quedó en el botín del atacante que la envió a la red.

Y este fue el final de un Mundial atípico. Francia es bicampeona, con un equipo producto del mestizaje como lo fue aquel que consiguió el título como local en 1998. Croacia fue la revelación, también como aquella generación que debutó representando a un país que apenas unos años antes no existía. Superaron aquel tercer lugar con dignidad. Francia, qué decir: Vive la France.